LOS CUSTODIOS




(Septiembre de 1955. La llamada Revolución Libertadora ha derrocado a Perón. En cada lugar del país los vencedores proclaman su venganza, destruyendo todo lo que huela a peronismo. Uno de los trofeos más preciados en cada pueblo es el busto a Eva. En Bolívar está frente a la Municipalidad. El busto está aún intacto. A unos metros de allí, sobre el edificio de la CGT, en su terraza, con una vieja carabina, se encuentra parapetado Donato Napolitano. Está solo. Apunta hacia el busto)
DONATO: Trece: Un gobierno sin doctrina es un cuerpo sin alma. Por eso el peronismo tiene una doctrina política, económica y social: el Justicialismo. Catorce: El Justicialismo es una nueva filosofía de la vida, simple práctica, popular, y profundamente humanista. Quince… ¿cuál era la quince?, pucha… que memoria la tuya Donato… Verdad peronista número quince… algo de la doctrina… Será que no me sale… (Se asoma un poco) Ni un alma por la calle, también, con este tornillo en septiembre… Usted, Evita, tranquila, que mientras yo esté acá no hay quien la toque… ¿Cuál era la quince?... Como doctrina política… ¡esa!
(Portando una canasta de mimbre ingresa Gladys. Tanto ella como Donato están vestidos como corresponde a los años 50. A medida que la obra avance irán variando sutilmente su vestuario)
GLADYS: ¡Buenas noches, Donato!
DONATO: ¡Doña Gladys! No sabe el susto que me ha pegado. Poco más y me desgracio. ¿Qué anda haciendo por acá, mujer? ¿Cómo llegó?
GLADYS: Subí la escalera, nomás. Perdone si lo asuste, no era mi intención.
DONATO: ¿Pero qué hace acá?
GLADYS: ¿Cómo que qué hago? Vengo a cuidar a el busto de la compañera, ¿qué otra cosa?
DONATO: Pero…
GLADYS: Las compañeras de la Rama Femenina resolvieron que el cuidado de nuestra capitana no podía ser sólo trabajo de los hombres, así que las comadres me convidaron, en mi carácter de secretaria de organización de la Rama, a acompañarlo a usted y hacer todo lo que sea menesteroso.
DONATO: Menester.
GLADYS: ¿Qué?
DONATO: Nada, no importa. ¿Pero cómo mujer, cómo se les ocurre? Esto es peligroso, no es actividad para una dama.
GLADYS: ¿Y por qué no?
DONATO: Bueno, vea, es fácil, yo le explico…
GLADYS: ¿Usted le hubiera dicho a la Jefa: esto no es tarea para una dama?
DONATO: ¿A ella? Ni loco, ¿que se piensa?
GLADYS: Y ella era mujer, como yo y todas las compañeras de la Unidad Básica Femenina, así que de acá, no me mueven ni los contreras, ¿le quedó claro?
DONATO: Está bien, no se enoje… ¡Lindo carácter el suyo!
GLADYS: De eso me sobra, no se vaya a creer. Además usted debería saber Donato: para un peronista no hay nada mejor que otro peronista. (Mira hacia el busto) ¿Ha habido alguna novedad?
DONATO: Nada, ni el gato de la Pirucha. Todo tranquilo. ¿Cómo está todo en el pueblo?
GLADYS: Mal. Andan los contreras en camiones gritando libertad por todas las calles. ¡Cada uno muestra la hilacha! Señores y señoras que hasta ayer eran modositos y parecían bien educados, andan gritando salvajadas por cada una de las casas de los compañeros.
DONATO: Yo no los entiendo, ¿por qué tanto odio?
GLADYS: Ah, no sé. No me pida que me ponga en el lugar de ellos porque no puedo. Yo tampoco entiendo. Mire, hasta Pachamé…
DONATO: ¿Pachamé el de la Unidad Básica? ¿Qué pasa con ese borrachín?
GLADYS: Anda subido a los camiones insultando a troche y moche.
DONATO: A ese le pagábamos una copa y gritaba viva Perón.
GLADYS: Le habrán pagado más de dos, por el entusiasmo que tiene. ¿Y usted?
DONATO: Hace un par de horas que estoy acá, doña Gladys. Antes de venirme, con un par de amigos anduvimos rescatando los bustitos que hay en las escuelas, las placas con los nombres de ella y el General, porque estos desgraciados arrancan y rompen todo. ¿En serio se va a quedar? Mire que esto puede ser largo…
GLADYS: Ay, no se haga el fanfa que no le queda bien, Donato. Si usted aguanta, yo aguanto…
DONATO: No se hable más del tema…Pero, si me permite, ¿cómo va a defender el busto, a los gritos?
GLADYS: Me extraña, compañero. La Rama Femenina está bien organizada. Vea… (De la canasta saca una pequeña pistola)
DONATO: ¡Un matagatos!
GLADYS: Si hace falta, bastantes gatos vamos a matar…
DONATO: Pero no llega…
GLADYS: Usted calladito y cuando llegue el momento, me cuenta. Además, las compañeras, previendo que la noche se haga larga nos han provisto de: sanguchitos de mortadela, un salamín, un pedazo de queso provolone, dos pastelitos de dulce de membrillo, una Ferro Quina Bisleri, una Bidú Cola y una botella de vino clarete. ¿Qué me dice?
DONATO: Que nos falta la lona y la sombrilla y estamos de picnic. Muy bien por las compañeras. ¿Y su marido?
GLADYS: Bien gracias. ¿Su señora?
DONATO. No, doña Gladys, ¿qué opina su marido de que esté acá? Y a solas conmigo.
GLADYS: Epa… ¿qué me quiere decir?
DONATO: Vamos, doña Gladys, no sea mala, usted me entiende la pregunta.
GLADYS: No sé si dijo algo. Fui y le dije: Roberto, me voy a cuidar a la jefa a la terraza de la CGT. Cuidá la casa, hacete la cena.
DONATO: ¿Y qué le dijo?
GLADYS: Nada, porque cuando iba a abrir la boca, le mandé: Roberto, nunca te olvidés que primero está la patria, después el movimiento, y por último los hombres. Di media vuelta y me vine para acá. ¿Sanguchito?
DONATO: No, todavía no, gracias. A mi en cambio, la Rosa me protestó bastante. Que siempre estoy metido en el partido, que nos les debo nada, que la dejo sola, que esa mujer parece más importante que ella…
GLADYS: ¿Eso le dijo? ¿Y usted qué le contestó?
DONATO: Me quedé callado. Hay preguntas que no deben ser contestadas. Solo le dije que soy agradecido y tengo memoria, que con esas dos cositas nomás tenía motivos de sobra para estar acá el tiempo que haga falta.
GLADYS: Si me dice eso a mi, me le pongo a llorar ahí nomás. Moqueo fácil, si lo vale. No lloro por pavadas.
DONATO: Ya lo va a entender… La chiquita se quedó llorando… mi hija.
GLADYS: Cierto que tiene una nena. ¿Cómo se llama?
DONATO: Justa
GLADYS: ¿Justa? Es… es todo un nombre, ¿eh?
DONATO: Lo tengo todo planeado. La mayor Justa, los próximos: Libre y Soberana…
GLADYS: Ah, claro, con razón. Mire, ¡Contreras! (Señala hacia la calle. Donato apunta la carabina hacia el sitio)
DONATO: ¿Dónde, dónde? ¿Van por ella?
GLADYS: Está nervioso usted, Donato. Contreras el tapicero, va caminando allá por la plaza… (Alza la mano y saluda. Donato le detiene la acción)
DONATO: No, ¿qué hace, doña Gladys? No delate nuestra posición. No tienen que saber que estamos acá arriba.
GLADYS: Bueno, perdone…No sabía. Es que lo conozco. ¿Me devuelve la mano? (Donato había retenido la mano de Gladys)
DONATO: Uy, disculpe. No he querido faltarle el respeto, doña Gladys, faltaba más.
GLADYS: Disculpado, caballero. Pero ya que vamos a pasar un buen rato juntos, por favor, no me diga más doña Gladys, ¡no soy tan vieja!
DONATO: No, qué va, es toda una moza usted. ¡Dicho con respeto!
GLADYS: Usted me dice Gladys, y yo le digo Ato.
DONATO: ¿Ato?
GLADYS: Usted tampoco es un viejo para que le diga Don Ato.
DONATO: Pero yo me llamo Donato…Así, todo junto, Donato…
GLADYS: Don…Donato… ¡ay! Pero qué bruta… Ya me parecía a mi que Ato no era un nombre de cristiano… Medio japonés era…Discúlpeme Donato…Don Donato… ¡qué bruta soy! (Ingresan los músicos)
MUSICO 1: Buenas noches, compañeros. Nos mandan de la Unidad Básica.
MUSICO 2: Si no les molesta venimos a amenizar un poco la noche. Para que no sea tan larga.
DONATO: Bueno, más que una custodia, es una fiesta esto.
GLADYS: Pero está bien, porque nunca hay que perder la alegría, ¿no le parece?
DONATO: Acomódense donde puedan, muchachos, y no toquen muy fuerte. No hay que delatar la posición.
GLADYS: Tampoco se acomoden tanto, ni que esta noche fuera a durar 18 años. (Los músicos se acomodan al fondo de la escena. Irán acompañando las escenas con música acorde a la situación temporal. Toquen lo que toquen, para Donato serán “tanguitos”)
DONATO: Convídeme un sanguchito… Estaría bueno un plato de pucherito de gallina con el frío que hace esta noche… ¡Lindo ese tanguito! Si no estuviéramos de custodia la sacaría a bailar, Gladys…
GLADYS: Ay, hombre, pero soy una mujer casada.
DONATO: No, si no lo dije con ese sentido, discúlpeme…
GLADYS: Como cayó, Donato. ¡Lo estoy cargando! Lo entendí, lo entendí. Mire que no soy bruta para todo, ¿eh? Y dígame, ¿será cierto que los contreras quieren romper el busto?
DONATO: Pero claro, todo están rompiendo, todo. Cualquier cosa que tenga el nombre de ellos dos, o que diga Justicialista, o peronista… Si dicen que hasta los aparatos del Hospital de Niños rompieron.
GLADYS: Yo no lo entiendo, ¿qué quiere que le diga?
DONATO: Está mal desde donde se lo mire. Una vez escuché una frase que se me quedó grabada: lo que levanta la mano del hombre, no debe destruirlo el hombre, decía. Y para mi es así.
GLADYS: Es muy cierto lo que dice… muy cierto. Se ve que usted es un hombre de ideas.
DONATO: Prestadas. Pero no es por agrandarme, tengo un montón de ideas en la cabeza, lo que no tengo son palabras para decirlas.
GLADYS: En cambio yo, tengo la cabeza llena de palabras y apenas un par de ideas. ¿Vio que ahora andan diciendo que el “que te jedi” tenía una bóveda llena de plata?
DONATO: Cualquier cosa dicen con tal de que dejemos de quererlo.
GLADYS: A mi, minga que me van a hacer cambiar. Yo sé muy bien todo lo que nos dio. Lo que nos dieron, los dos.
DONATO: Imagínese, más que un presidente, el mago Fu Man Chú, si con todo lo que nos repartieron a los humildes encima se guardó toda esa bishusha… ¡Un mago!
GLADYS: ¡Mire, Donato! Una camioneta… Un Rastrojero… van para el busto, Donato.
DONATO: Cuerpo a tierra, doña… Apunte, apunte, lo vamos a sacar volando a estos desgraciados…
GLADYS: ¿Así se apunta?
DONATO: Si, pero amartille…
GLADYS: ¿Cómo los voy a martillar desde acá? No puedo…
DONATO: No, mujer, que tire el percutor para atrás…
GLADYS: ¿Lo qué?
DONATO: No importa, deje. Yo con la carabina me basto. ¡Todas las condiciones de tiro aprobé en el servicio militar!
GLADYS: No entiendo lo que habla. Me pone nerviosa. Se bajan, se bajan, ¡van hacia el busto! Yo les pego unos gritos…
DONATO: No, mujer, callada. El efecto sorpresa…
GLADYS: ¿Más sorpresa de que te griten desde arriba? Ahí van,  ahí van, tíreles Donato, tíreles… (Pausa) No les tire, Donato, no les tire.
DONATO: ¿En qué quedamos?
GLADYS: Que es Manolo, el intendente…Otro compañero que lo he visto en la CGT, Otero me parece y… ¿el comisario?
DONATO: ¿El comisario? Mire usted…y ¿qué hacen? Cuénteme que usted ve mejor desde ahí, sin apuntar.
GLADYS: Los tres están rodeando el busto. Parece que lo están sacando, con cuidado, con mucho cuidado. Le diría que hasta amorosamente… Bueno, cómo pueden pero tranquilos. Si a mi me mandan a sacar un busto, no sabría por dónde empezar… ¿Cómo va? ¿Atornillado? ¿A rosca? ¿Con clavos?
DONATO: No me pierda el hilo, Gladys, siga contando lo que ve. Aténgase a los hechos.
GLADYS: Bueno, tampoco me mandonee.
DONATO: Dicho con respeto.
GLADYS: Usted se manda cada una y después la arregla con un: dicho con respeto… Pero bueno, ahí siguen trabajando… hacen fuerza, no hablan, miran para los costados, para arriba no miran, ¿saben qué estamos acá?
DONATO: Y yo qué sé. Siga, siga…
GLADYS: ¡Ahí lo sacaron, Donato, lo sacaron! Ahora lo envuelven con mucho cuidado. Entre los tres lo suben al Rastrojero. Parece que es pesado… Lo sacaron, nomás. ¡Los cagamos a los contreras! ¡Esta van a romper! Perdón, me dejé llevar, ¡qué boca la mía!
DONATO: No se haga problemas, Gladys, si además tiene razón. Los cagamos a los contreras. La bronca que les va a dar cuando vean el pedestal vacío. (Gladys se ha puesto de pie y saluda con los dedos en V) ¿Qué hace?
GLADYS: Saludo a la compañera.
DONATO: ¿Y por qué los dedos así?
GLADYS: Hago la V de Buena, Bella y Bondadosa.
DONATO: Va con la otra b.
GLADYS: Uy, ¡no le digo que soy una bestia bruta! (Esconde la mano) ¡Qué vergüenza!
DONATO: Pero si está muy bien, me gustó. Es la V de ella, es la V de volver. Porque vamos a volver, Gladys, acuérdese lo que le digo. (Donato se ha incorporado y saluda hacia la calle con los dedos en V, Gladys duda pero lo imita, ambos se ríen y bailan por separado lo que están tocando los músicos) ¡Lindo ese tanguito!
GLADYS: Bueno, ya podemos bajar.
DONATO: No, todavía no.
GLADYS: ¿Y por qué no, si ya salvaron el busto?
DONATO: La cosa esta muy complicada, Gladys. Esto que hoy es así, capaz que mañana cambia y volvemos, y hay que poner el busto de nuevo, y los contreras merodean… No se pueden dejar las cosas por la mitad, no, no.
GLADYS: No se puede, ¿no?
DONATO: Ahora, si usted quiere, baje. Lo mismo a ustedes, muchachos. Yo me quedo acá.
GLADYS: Tiene razón, alguien tiene que quedarse de guardia en estos tiempos que nos han tocado en suerte. Nos quedamos, si, nos quedamos. ¡Cómo se va a mufar el Roberto!
DONATO: Y la Rosa ni le digo, pero tienen que entender: primero la patria…
AMBOS: …después el movimiento, y por último los hombres. (Pausa)
GLADYS: ¡Qué calor hace de pronto!
DONATO: ¡Y que tormenta!
GLADYS: ¿Y ese ruido?
DONATO: Parece el motor de un avión, un avión que está volando muy bajo.
GLADYS: ¿Será que nos van a bombardear como a la Plaza de Mayo?
DONATO: No parece un avión de guerra, es un avión de pasajeros, seguro… vuela muy bajo, demasiado. (Se escucha un estallido lejano) Se cayó, acá cerca.
GLADYS: ¿Un avión de pasajeros?
DONATO: Si, la mayoría recién casados. Cayó en un campo de acá cerca. Todos muertos.
GLADYS: ¿Y usted cómo sabe eso?
DONATO: Lo escuché en la Vox Populi.
GLADYS: ¿Ah, sí? No estaba prestando atención, escuchaba la música.
DONATO: Un Douglas DC4, de Aerolíneas Argentinas, 61 muertos.
GLADYS: No diga el número de muertos, Donato. Odio que digan eso. Que digan: murieron tantos en la batalla tal, murieron estos en el bombardeo, fusilaron a tantos en los basurales. La gente va de a una por la vida. Y cuando se muere una sola, una solita, ¡cuánta tristeza! Las madres, los hermanos, los maridos, las esposas, todos lloran a esa una. Cómo imaginar 61, 345, 30.000… Es el dolor que se multiplica, Donato. La gente nunca podemos ser números. Seremos nadie, pero siempre de a uno. Yo lo que siempre espero es que nadie se haga rico con la desgracia ajena.
DONATO: Ella era una, y millones fuimos tristeza. Es cierto lo que dice. Será que a pesar de ser tantos no hay formar de morir la muerte del otro. Cada uno muere su propia muerte. Puedo hacer cualquier cosa por vos, menos morir por vos. (Pausa)
GLADYS: ¡Qué lindo es el solcito de abril! Mire, Donato, los muchachos de la Unidad Básica nos dejaron una botella de leche fresquita, recién ordeñada.
DONATO: Los muchachos siempre trayéndonos cosas.
GLADYS: Donato, ¿esa no es la Rosa, su mujer? (Señala hacia la calle)
DONATO: ¿Dónde?
GLADYS: Allá por la Ñaró, viene con una nena.
DONATO: Justita, mi hija…Mire cómo ha crecido.
GLADYS: Hermosa su hija. ¿No saluda?
DONATO: No podemos delatar la posición, Gladys. Ya se lo expliqué.
GLADYS: ¿Todavía no?
DONATO: Y, no. No están nada claras las cosas, hay que aguantar un poco más. ¡Epa! Pero mire qué casualidad, el que viene por El Globo, ¿no es su marido?
GLADYS: ¿A ver? Sí, pero mire, se ha dejado el bigote. ¡Qué raro se lo ve! ¡Roberto, Roberto! ¡Viejo!
DONATO: ¿Qué hace Gladys? No nos venda…
GLADYS: ¡Roberto, viejo, Roberto! ¡Acá, mirá para arriba!
DONATO: Cállese, por favor, nos está comprometiendo la posición.
GLADYS: No comprometo nada, no me escucha. Ni él, ni nadie. Ninguno mira para arriba.
DONATO: Igual, tenga cuidado…
GLADYS: Mire ahí se encontró con su mujer y su hija. Pararon a charlar.
DONATO: ¿Sí?
GLADYS: Si, mire, justo frente al cine. ¿Escucha algo usted?
DONATO: Ni una palabra… Nada.
GLADYS: ¿Hablarán de nosotros? ¿Qué se estarán preguntando?
DONATO: Seguro que hablan de nosotros, intercambian información.
GLADYS: ¿Y qué información van a intercambiar si no saben nada de lo que hacemos?
DONATO: Capaz que van a preguntar a la Unidad Básica y ahí les dicen.
GLADYS: ¿Qué les dicen?
DONATO: Que estamos bien, que estamos custodiando.
GLADYS: Y si no estamos custodiando nada. El busto no está, Donato. ¿Se acuerda de eso?
DONATO: La memoria del busto custodiamos.
GLADYS: Algo que no está.
DONATO: Sí que está. La memoria no puede perderse o nos quedamos sin nada.
GLADYS: No, señor. Me cansé. Ya está. Yo me voy con Roberto… con esos bigotazos. Rechurro está.
DONATO: Bueno.
GLADYS: ¿Cómo bueno? Le digo que me voy y usted ahí, me dice: bueno.
DONATO: ¿Y qué quiere que le diga? Si se quiere ir, vaya. Ya es grandecita usted y sabe tomar sus decisiones.
GLADYS: Entonces me voy.
DONATO: Es lo que le dije. Esto no es tarea para una mujer. Se lo dije desde el principio. Pero vaya, vaya tranquila que ha cumplido con su parte.
GLADYS: ¿Sabe qué? No me voy nada, ¿qué se ha creído? Pero usted había sido un machista bárbaro, al final. Sepa que votamos y podemos ser elegidas también nosotros, ¡desde el 52 y gracias a ella! Habrase visto las ínfulas del tipo. Y le digo más…
DONATO: Shhh.
GLADYS: ¿A quién chista usted? ¿Hay gallinas acá? Pero mírelo al mosquita muerta este. Atiéndame bien…
DONATO: Se fueron juntos.
GLADYS: ¿Qué?
DONATO: Que mientras usted cacareaba, la Rosa, el Roberto y la Justita, se fueron caminando juntos. Entraron al Bar Rex.
GLADYS: Deben estar cambiando información nomás.
DONATO: Eso debe ser.
GLADYS: ¿Y allá que pasa que hay tanta gente?
DONATO: Cerraron el Blanco y Negro y abrieron un banco.
GLADYS: ¿Y enfrente, qué hacen los milicos?
DONATO: Lo detuvieron a Horacio, el del Partido Comunista.
GLADYS: ¿Y por qué?
DONATO: Por el asesinato de Kennedy.
GLADYS: ¿Por dónde vive? No lo conozco.
DONATO: Kennedy, el presidente de Norteamérica.
GLADYS: ¿Y qué hacía en el pueblo?
DONATO: Lo mataron allá, en su país.
GLADYS: ¿Y Horacio se fue hasta allá a matarlo?
DONATO: No, imposible.
GLADYS: ¿Y entonces, por qué lo detienen?
DONATO: Porque es comunista.
GLADYS: No entiendo.
DONATO: Yo tampoco.
GLADYS: Tampoco entiendo a los comunistas de acá. Se alían con nosotros, con la oligarquía, otra vez con nosotros, pero, ¿cómo sabe todas esas cosas, usted?
DONATO: Escucho la Vox Populi.
GLADYS: No hay caso conmigo, prefiero escuchar la música. Hace frío otra vez.
DONATO: Es que ya llegó el invierno, Gladys.
GLADYS: Lástima no tener una latita, un calentador y unas hojitas de eucaliptus para aromar un poco esto.
DONATO: No, qué asco. El olor a eucaliptus es olor a enfermedad, unas cascaritas de naranja hay que quemar.
GLADYS: ¡Mire la cantidad de gente que hay en el cine!
DONATO: Es que es miércoles y hay continuado.
GLADYS: Mire, Donato. Su hija. ¡Qué grande está! ¡Está hecha una señorita!
DONATO: Uy, es cierto. Casi no la reconozco. ¿Es linda, no?
GLADYS: Lindísima.
DONATO: Se parece a mi mujer.
GLADYS: Yo diría que se parece más a usted.
DONATO: Es raro verla crecer así, desde acá.
GLADYS: Al menos tiene una hija y la ve crecer. Yo ni eso.
DONATO: Disculpe la pregunta, si la incomoda no sea vea obligada a contestar, ¿no quisieron tener hijos ustedes?
GLADYS: No se dio. Eso nomás. Son cosas de la vida. Parece que va a la escuela ya.
DONATO: Por el uniforme le diría que al secundario. Mire, si va para el lado del Nacional.
GLADYS: Es verdad, ¡cómo pasa el tiempo! Pero… ¡Ah, no! ¡Eso sí que no! ¡Eso sí que no! Eso es el límite.
DONATO: Pero ¿qué pasó, Gladys? ¿Por qué se pone así? ¿Qué vio?
GLADYS: Usted mire también, mire… ¿qué ve?
DONATO: ¿Es un juego?
GLADYS: ¡Qué juego ni ocho cuartos! ¡Mire allá! ¡Allá! ¿Qué ve?
DONATO: La Rosa…
GLADYS: Y el Roberto… A los besos y los abrazos.
DONATO: Pucha digo.
GLADYS: ¡Hijos de puta! ¡Patas de bolsa! ¡Nosotros sacrificándonos y ustedes nos meten los cuernos! ¡Par de hijos de puta! ¡Mala gente! ¡Taimados, tirifilos, badulaques! ¡Basura, eso son, basura! No hay caso, no me escuchan… Vamos, Donato, larguemos todo y vamos a cantarle cuatro frescas a esos dos desgraciados.
DONATO: No.
GLADYS: ¿Cómo qué no? ¿Acaso va a dejar que se salgan con la suya? Resulta que nosotros nos rompemos el lomo custodiando la memoria del busto de la compañera Eva y ellos andan de juerga. Vamos a ponerlos en su sitio, Donato. Venga.
DONATO: Ya no se acuerdan de nosotros, Gladys. Es de gusto. La vida anda distinta para el que no está de guardia. Ellos siguieron con la suya. Nos olvidaron. ¡Triste ese tanguito!
GLADYS: ¿Nos olvidaron? ¿Cómo pueden olvidarse, si lo que hacemos es por ellos también?
DONATO: Pero no estamos ahí. Somos los nadie, Gladys. Como los compañeros que ponían velas y nomeolvides por donde iba ella. Como los que pintaban las paredes, como los que gritaban Viva Perón en los gentíos. Nadie sabe quiénes son. Pero ahí estuvieron,  son personas como nosotros. Cada uno en su lugar, haciendo lo que les toca.
GLADYS: En la comunidad organizada nos tocó la sombra, Donato. Igual, es feo que se olviden de uno y encima darse cuenta de ese olvido.
DONATO: En fin, es lo que nos tocó.
GLADYS: La taba nos cayó de traste.
DONATO: Lo bueno es que nosotros nos acordamos.
GLADYS: Y si… alguien se tiene que acordar. Igual, ¿no se podrían haber buscado otros? ¿Por qué justo se tienen que cruzar los dos nuestros?
DONATO: Si tienen hijos… ¿les pondrán Libre y Soberana?
GLADYS: ¿Quiere un pedacito de salamín? (Se escucha una explosión, Donato se arroja sobre la carabina y apunta)
DONATO: ¡Nos atacan, Gladys, nos atacan! ¡Los comandos civiles! ¡La sinarquía internacional! ¡El capitalismo foráneo! ¡La oligarquía vacuna!
GLADYS: No, Donato. Es Isaac que puso la bomba de remate. Acaba de comenzar el corso.
DONATO: ¡El corso! Empezó el corso, ¿a ver qué hay?
GLADYS: Mire, Donato. Las primeras que vienen son las carrozas del día del Estudiante. Y atrás, los camioncitos de los queroseneros.
DONATO: Más atrás desfilan los lecheros, ¡fíjese!, y llevan sachets de leche El Terito, también, y unas mujeres tejen bolsas de compras con los sachet. ¡Qué creativas!
GLADYS: Y atrás parece que viniera un equipo de futbol. ¡Si! Llevan un cartel: “Subcampeones provinciales 1962”
DONATO: Y ahora viene el autobomba, llevan a un señor saludando a todos, ¿qué dice? “Martínez Boero campeón del Turismo Carretera”
GLADYS: Uy, qué grande esa que viene ahí. Parece la ciudad llena de pozos. Vea. “Cuando hicimos las cloacas y no pusimos los caños” se llama la comparsa.
DONATO: Y allá, vienen bailando y  tirando agua. Inundaciones 73, 80 y 85. Y termina en una ruta volada… Debe ser una alegoría…
GLADYS: ¿Y qué dice la Vox Populi?
DONATO: La cerraron, parece que no dejaba dormir la siesta a un general que era Ministro del Interior.
GLADYS: Y esa otra que se llama “El último apaga la luz”, y gente que se va…Gente que se va. Es graciosa, ¿no?
DONATO: Y fíjese qué detalle, Gladys, a medida que avanzan, la San Martín se llena de esas cosas al medio…Son como pajareras, ¿no?
GLADYS: Y hay osos carolinas y señoras de rulero, gente que baja del tren y gente que da la vuelta del perro. Es lindo el corso este, pero me da nostalgia. No sé por qué, la mayoría de las cosas no las entiendo.
DONATO: Y pasan mascaritas sueltas y muchos personajones. Y bandadas de tordos que se posan en los árboles.
GLADYS: Es como una película, ¿no, Donato? Una película en technicolor. Cuando volvamos, me gustaría ir a ver una película.
DONATO: Si quiere, vamos juntos.
GLADYS: ¿Me está invitando?
DONATO: Allá atrás, vea… Filas de muchachos desfilando con palas y picos al hombro.
GLADYS: ¡Sí! Y la gente confunde las herramientas con fusiles. ¿Por qué será, no?
DONATO: Mire, Gladys, mire. Ellos miran para arriba… ¡Nos ven, Gladys, nos ven!
GLADYS: Y nos saludan… ¿y ahora qué hacen?… ¡Qué maravilla! Vuelan, Donato, vuelan… Se levantan del suelo y se hacen alados, como mariposas, como pájaros… Parece un sueño…
DONATO: Levantan el vuelo todos juntos. Al unísono. Y a medida que se elevan, se pierden en el azul… Ya no están. Y el corso tampoco. No queda nada en la calle.
GLADYS: ¡Uy, Donato, uy! La compañera…
DONATO: ¿Qué Gladys, qué pasa?
GLADYS: El busto, lo volvieron a poner. Ella está ahí otra vez. Deben haber sido esos muchachos.
DONATO: ¡Qué le dije! A la noche lo sacan y a la tarde vuelve. Está intacto parece. La jefa está intacta. Se lo dije, Gladys, se lo dije. Y piense que, en parte, es gracias a nosotros.
GLADYS: Aunque me cueste admitirlo, en eso tenía razón.
DONATO: Con todo este revuelo, se la ve más buena moza a usted.
GLADYS: Ay, Donato, ¿a cuántas les dirá lo mismo? Pero digo yo… Ahora ya está, ya podemos bajar, la tarea está cumplida. La compañera está otra vez en su sitio.
DONATO: ¡Me extraña, compañera! ¿A qué vinimos nosotros?
GLADYS: A custodiar el busto de Ella.
DONATO: ¿Y qué hay allá?
GLADYS: El busto de la jefa.
DONATO: ¿Entonces?
GLADYS: Ah… se hace el maestro Ciruela ahora. Está bien, ya entendí. Ahora tampoco bajamos. ¿Alguna vez lo haremos? Porque si está, porque está; si no está, porque no está. Así no se va a terminar nunca nuestro trabajo.
DONATO: Cuando las condiciones objetivas históricas se den, será la hora de dejar la guardia. Antes, no.
GLADYS: ¿Y cómo nos vamos a dar cuenta de las condiciones…esas?
DONATO: No se haga problemas, Gladys. Esas cosas se perciben. Son diáfanas, cristalinas. Usted misma se percatará del momento exacto en que la coyuntura histórica nos muestre la salida.
GLADYS: Bueno, dicho así…
DONATO: Pero, ¡ojo!, usted es libre de irse cuando le plazca. Esta guardia es voluntaria. Cuando no tenga más voluntad de hacerla… a su casa. Y todo bien.
GLADYS: ¿Voluntaria?
DONATO: Bueno, una voluntad que nace de la conciencia. Con el voluntarismo no alcanza, Gladys.
GLADYS: Los bomberos, por ejemplo, son voluntarios, pero si no llevan agua no pueden apagar el fuego. ¿Algo así?
DONATO: Si, ¿bailamos una rancherita?
GLADYS: Oiga, ¿qué le dio a usted? ¿Se bajó la botella de clarete y no me di cuenta? (Donato la toma de un brazo y comienza a bailar, ignorando los comentarios de Gladys. Sin embargo, los músicos hacen silencio)
DONATO: ¿Qué pasa, muchachos, justo que yo quiero bailar se llaman a silencio?
MUSICO 1: Está prohibida la música ahora.
MUSICO 2: Está prohibido pensar, también.
DONATO: ¿Y ahora qué pasó?
GLADYS: Se hizo la noche. Mire. Ni un alma en la calle. Solo camionetas de la policía, patrullando. Y unos colimbas que van para el sur.
DONATO: Es cierto. Todo es silencio. Parece como si la alegría hubiese desaparecido.
GLADYS: Hasta los árboles parecen colimbas. Las ramas cortitas, pelados, tristes.
DONATO: Parece que será larga esta noche.
GLADYS: Y hay demasiado silencio.
DONATO: Igual, sigo queriendo bailar yo. ¿Baila conmigo, Gladys?
GLADYS: Pero no hay música, Donato.
DONATO: Piénsela, escúchela en su cabeza y baile.
GLADYS: Yo desafino hasta para pensar.
DONATO: Yo la llevo…déjese llevar…
GLADYS: Si lo piso, no se queje ¿eh? (Bailan en silencio brevemente. Los músicos comienzan a silbar “Inconsciente Colectivo”. Bailan al compás de los silbidos como si la música fuera una ranchera. Al terminar quedan mirándose. Hablarán sin dejar de mirarse)
DONATO: La noche se fue mientras bailábamos, ¿se dio cuenta?
GLADYS: ¿De qué bailábamos o de que se fue la noche?
DONATO: Nunca hay que perder la alegría. Ni en la noche más oscura.
GLADYS: ¿Lo pisé muchas veces?
DONATO: A veces las cosas más opuestas nos ayudan a mantener la cordura.
GLADYS: Con estos zapatos se hace difícil bailar.
DONATO: Cuando salgamos de la guardia, tendríamos que ir a bailar.
GLADYS: Ya es primavera.
DONATO: ¿Si? ¿Cómo se dio cuenta?
GLADYS: Porque me agarró alergia. (Cambio. Los músicos retoman a tocar normalmente) Los muchachos de la Unidad Básica nos siguen trayendo comida. ¿Será que se acuerdan de nosotros o simple costumbre?
DONATO: Mire cuánta gente hay en la calle.
GLADYS: Y las mujeres se visten algo descocadas, ¿no?
DONATO: Esa chica que viene allá me resulta conocida.
GLADYS: ¿Cuál?
DONATO: La que está embarazada.
GLADYS: Ah… si. Claro.
DONATO: ¿Quién es, la conocemos?
GLADYS: Donato…
DONATO: ¿Qué?
GLADYS: Es su hija. ¿No la reconoce?
DONATO: Justa.
GLADYS: Justa, sí. Embarazada. ¡Va a ser abuelo, Donato! ¿Qué le parece? ¡Lo felicito, hombre! ¡Qué alegría! ¿No? El abuelo Donato, ¿qué tal?
DONATO: (Quebrándose de a poco) ¿Abuelo? ¿Abuelo? ¿Cómo voy a ser abuelo si ni siquiera he sido padre? Nunca estuve. Nunca estuvimos, Gladys. ¿Se da cuenta? Una vida acá arriba, de guardia, de custodia. ¿Para qué? ¿Quién va a valorarnos? ¿De qué sirvió abandonar todo? ¿Vale de algo? Hemos pasado acá, días, noches, estaciones para custodiar un pedazo de bronce. Vaya uno a saber si aunque sea se acuerdan de ella, de la jefa. De pronto, nada tiene sentido. Nada.  Somos la inercia de un pasado que se fue. Nos quedamos en él. Nos hundimos en él. ¿Y que soy? Un hombre sin nada. Un tipo con una carabina subido a la terraza de un edificio. Un tonto al que nadie ve, ni recuerda. No vi crecer a mi hija, no vi nacer a Libre y a Soberana,  perdí mi mujer, me olvidé de mi casa, seguramente perdí a mis amigos. Y no habrá nadie, ni una persona que lo sepa. ¿Se da cuenta? Hemos sido héroes de la banalidad, compañera. Soldados de lo inútil.  Es como si nunca hubiésemos existido. Es hora de irse, compañera. La guardia terminó. (Deja la carabina y se sienta en el piso. Gladys le acaricia la cabeza. Lentamente toma ella la carabina y se pone en posición)
GLADYS: Nada termina hasta que termina, Donato. Tenemos que seguir. No queda otra, no tenemos otra. Usted me lo enseñó a eso. No están dadas las condiciones… esas. No hay nada cristalino, ni limpio, no señor. El viento ese que nos refrescó, ya pasó. Todo vuelve al principio, compañero. Y somos los nadie los que tenemos que seguir resistiendo, y aguantando. A mi no me gusta la esperanza, ¿sabe? Porque esperanza es espera, no es ahora. Me gustan las cosas ya… Pero aunque no me guste, es lo que nos sostiene. Algún día volveremos al tiempo en que fuimos felices.
DONATO: Pero no seremos los mismos. Nadie que vuelve es el mismo al que se fue. Ni el General era el mismo cuando volvió.
GLADYS: No, seremos otros. Los que seamos en ese momento. Y la felicidad no será la de ayer, sino la de ese momento. El pasado: para contar anécdotas y no repetir errores, lo importante, lo que vale, es cómo pasamos la guardia mientras llega la patria que queremos. Ahora, si se quiere ir… ahí tiene la escalera. Por ahí, esto no es para hombres.
DONATO: No sea vengativa, Gladys.
GLADYS: ¿Usted se dio cuenta que este edificio ya ni siquiera es la CGT?
DONATO: No me había fijado.
GLADYS: El pueblo ha cambiado mucho, Donato. Tanto que cuando baje voy a salir a recorrerlo a ver cómo es ahora. ¿Y? ¿Qué hace? ¿Se queda… se va?
DONATO: La guardia termina cuando termina… y no terminó.
GLADYS: Además. Mírela a ella. Es mujer y está sola. Y ser mujer debe seguir siendo jodido, Donato. Mírela, está sola. Hay que cuidarla de los traidores, de los vendidos.
DONATO: No, no está sola. Estamos nosotros.
GLADYS: Siempre estamos nosotros. Tome, agarre la carabina. ¿Cuánto llevamos acá?
DONATO: (Mirando el reloj) Algo  más de 60 años.
GLADYS: Pucha, qué pasa rápido el tiempo. ¿Un sanguchito?
DONATO: Gladys…
GLADYS: Dígame.
DONATO: Cuando bajemos y salga a recorrer el pueblo, ¿la puedo acompañar?
GLADYS: ¿Después de 60 años juntos me lo pregunta? Si no me acompaña, lo llevo de la oreja.
DONATO: ¿Sabe que está cada vez más buenamoza?
GLADYS: Ay, caballero. ¡Las cosas que dice!
DONATO: Mejor que no sepa las que no digo. ¿Bailamos?
GLADYS: De mil amores.
(Bailan y la luz se cierra sobre ellos, mientras sube la música)

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