CUATRO GATOS LOCOS

de Duilio O. Lanzoni
(Mejor obra regional en la Subsede Bolívar de la Comedia de la Pcia de Bs. As 1991)

(La escena en una plaza. Al encenderse la luz están Florencio, Oscar, Miguel y La Negra)
Oscar: ¿Y vamos a seguir dándole vueltas al asunto?
Miguel: En realidad tener razón, no hay que darle más vueltas, pero no para llegar a lo que vos querés.
Oscar: ¿Ah, no?
Miguel: No, señor. Por el lado que mirés no hay otra. Actuamos o actuamos, si después no da para mas, hay veremos... pero aflojar antes, no.
Oscar: Pero resulta que yo puedo, ahora mismo, mandar todo a la puta que lo parió.
Florencio: Si, podés hacerlo si querés, después te arreglarás con tu conciencia, con tus principios y con nosotros.
Oscar: Mirá como tiemblo.
Negra: Déjense de joder, che, hagámosla corta, ¿quieren? Mirá Oscar, vos tenés razón, hace más de dos meses que no la pegamos, el espectáculo no anda, no nos dan pelota, prefieren la televisión, todo eso es cierto,¿pero qué ganamos plantando todo acá? No, viejo, ya estamos jugados. Tenemos que actuar esta noche.
Oscar: Sí, muy lindo, pero dónde carajo vamos a actuar si nadie nos quieren dar una sala, si nadie nos da un gramo de bola...
Florencio: Actuamos acá.
Oscar: ¿En la plaza?
Florencio: Si, en la plaza, ¿cuál es el drama? Mirá vamos a decirlo clarito, mal o bien, los cuatro somos actores; mal o bien, vivimos para esto. Mal o bien, tenemos que comer de esto, entonces: en la plaza, en un teatro o en el culo de una hormiga, ¿cuál es la diferencia?
Miguel: Además, yo no creo que vos digas en serio qué querés largar... siempre hay tiempo para estirar la ilusión, y que nos cuesta hacerlo en este lugar o en cualquier otro...
Oscar (tras una pausa) : Es cierto... es cierto... lo que pasa es que me paso de bronca y asco... ¿Por qué carajo tenemos que pasar por esto?
Negra: Porque a lo mejor lo nuestro no es bueno...
Oscar: pero es digno.
Miguel: A lo mejor, por eso mismo.
Florencio: Una mierda... lo nuestro es bueno y es digno. Somos actores, y buenos, a ver si no. Pasa que el mundo se va a la mierda, pasa que a nadie le calienta más el teatro y el arte. Pasa que la televisión y las video caseteras.
Miguel: No, señor. Eso es echar toda la culpa a los demás. Si la montaña no va a Mahoma, Mahoma va a la montaña, y así tenemos que hacer. ¿No nos han pelota? Sigamos, peleemos, luchemos...
Oscar: Y murámonos de hambre.
Negra: Prefiero morirme de hambre antes que resignarme, que hacer lo que sea posible. Hay que imaginar, che, imaginar y hacer en base a eso.
Florencio: Sí, señora. En tanto los usureros, los mercachifles, los acomodados y las putas finas se llenan de guita.
Negra: ¿Y? Mientras que vos no lo hagas,¿qué te calienta?
Oscar: Mientras tanto hay que seguir, es cierto...
Miguel: Hay pa’ rato dijo un loco y estaba comiendo tierra...
(Pausa. Pase el Señor de la Bicicleta y saluda, los cuatro responden. Ingresa la señora del barrio, doña Lucy)
Lucy: ¿Forasteros?
Oscar: Ahá.
Lucy: ¿Vendedores?
Miguel: Ntch, ntch..
Lucy: Eh... ¿Viajantes?
Florencio: No, no.
Lucy: ¡Turistas!
Negra: No precisamente.
Lucy: ¿Mochileros?
Florencio: Tampoco.
Lucy: Ay, disculpen el curioseo, ¿vio?, ¿pero qué son?
(Contestan, como actuando)
Oscar: Delirantes...
Miguel: Viajeros...
Negra: Trashumantes...
Florencio: Muertos de hambre...
Miguel: Decididos...
Oscar: Incordiosos...
Negra: Atrevidos...
Florencio: Alegramos sus veladas...
Miguel: Recreamos los colores...
Negra: Mitigamos sus dolores...
Oscar: Somos, simplemente, cuatro actores...
Lucy: Vagos, holgazanes.
Oscar: ¡Las pelotas, doña!, somos laburantes de la escena.
Lucy: ¡Qué vergüenza!, pervertidos e inmorales. Afean la plaza. Voy a pedir que los echen del pueblo, por haraganes y por haberme insultado. (Se va dejándolos perplejos. Reaparece el Señor de la Bicicleta)
Señor de la Bicicleta: No hay que preocuparse, es siempre así.
Negra: ¿Acá son todos iguales, don?
Señor de la Bicicleta: Cada uno es como puede y como lo dejan. (Se va)
Oscar: La que nos faltaba.
Miguel: No es la primera vez que me pasa. Me acuerdo hace unos años en Roque Pérez...
Oscar: Sonamos... El viejo muestra la hilacha...
Negra: Callate, hacé el favor...
Miguel: (A medida que va contando, los cuatro asumen los roles respectivos): Estábamos dando una obrita bien comercial, de esas de líos pasionales. Yo tenía una escena bastante agresiva con la primera actriz, en ese tiempo se usaba decir: primera actriz, ahora son buenas o de cuarta (Miguel y la Negra están sobre el escenario, mientras que Oscar y Florencio se sientan como público) ¡Oh, mujer indigna!, ¡Cómo has podido ser tan cruel con quien tanto te ha querido! (le da una cachetada, Oscar se incorpora)
Negra: Dulce amor, por más que me pegues, por más que no me creas, no podrás lograr que deje de amarte. (Nueva cachetada de Miguel)
Oscar: ¡ Por qué no venís y le pegás a los hombres, calandraca!
Negra (Saliendo del personaje): ¿Calan qué?
Miguel: Shh, era un hombre chapado a la antigua...
Oscar: Por qué no venís y le pegás a los hombres, calandraca.
Florencio: Disculpe don, pero el señor tiene toda la razón de pegarle, si esa mujer lo ha traicionado...
Oscar: Usted no se meta y sepa que está equivocado.
Florencio: Me meto cuando quiero, y no me gusta la gente que ofende...
Oscar: ¿Yo ofendo? Pero no le pego a las mujeres, ahora, si quiere probarme...
Florencio: Y lo pruebo (Se pelean. Las luces que habían cambiado vuelven al comienzo del relato, mientras Miguel vuelve a la posición de contar Negra a la de escuchar, en tanto Oscar y Florencio quedan sorprendidos en ademán de pelea)
Miguel: Hubo que parar la obra, ¡Qué escándalo!
Negra: Disculpame, Miguel, pero no te alcanzo a divisar, ¿qué tiene que ver esto qué contaste con la vieja de mierda de recién?
Miguel: Eso, Negra, eso. Que la gente, cuando nos ve aquí en la calle, pequeñitos, tan iguales a ellos como ellos mismos, nos desprecia. Pero cuando actuamos la cosa cambia. Ahí viven con nosotros nuestros dramas y alegrías. Por eso crecemos en el escenario, porque somos nosotros y todo el público interpretando nuestro papeles.
Florencio: Y por eso los actores somos mágicos, ¿no?, porque permitimos a todos ser otros en la oscuridad de la sala...
Negra: Esa vieja no creo que viva mucho una obra...
Miguel: ¿Vos te crees que no llora con una telenovela, que no se ríe con cualquier porquería? Es como somos todos. Pero cuando mas chico es el pueblo y no lo reconoce, más inhibiciones tiene la gente y más miedo le tiene a aquel que no las tiene.
Oscar: Muy linda charla, pero sí queremos dar la obra esta noche, tenemos que empezar a laburar, viejo, vamos. (Comienzan a desplegar unos cuantos bártulos de escenografía y vestuario. La Negra comienza a maquillarse como un mimo. Florencio como un payaso, Miguel se pone una vieja galera y Oscar se prueba una camisa. Ingresa la Maestra)
Maestra: Ah... pero qué bien. Parece que tendremos circo en el pueblo.
Negra: No, señora. No es circo, es teatro.
Maestra: ¿Qué, lo van a hacer en la plaza?
Oscar: Sí, porque nadie nos quiere dar, alquilar, prestar o permutar una sala y si no actuamos, no comemos y si no comemos, se acabó nuestro teatro.
Maestra: ¡Qué barbaridad! Díganme, ¿ustedes son actores de la Capital?
Florencio: No, señora, del interior nomás.
Maestra: Ah... qué lástima... discúlpeme sin molesto, la obra: ¿Es para todo público?
Miguel: Para todo público que quiera verla, si.
Maestra: No, me refiero a si no será prohibida para menores... si no hay escenas fuertes...
Negra: No, no existe el teatro prohibido para menores, son los mayores quienes prohíben a los menores ver teatro porque son ellos los que se ponen mal.
Florencio: Además, todas las escenas son fuertes, porque están hechas con toda el alma...
Maestra:¿Y están autorizados para actuar aquí? (Pausa)
Miguel: En realidad...
Maestra: Veo que no, cuidado, pueden tener problemas...
Oscar: ¿Más todavía?
Maestra: (Yéndose): Hay que respetar las normas de urbanidad y buenas costumbres.
Negra: ¿Autorización?
Miguel: No se me había ocurrido.
Florencio: Ay, qué mal lo veo...
Oscar: Lo único que falta es que ni en el espacio libre se pueda hacer teatro. (Los cuatro detienen sus preparativos y quedan tensos)
Barrendero (Ingresando. Canta): Tengo los zapatos rotos, y es de tanto caminar, voy con mi guitarra al hombro, voy camino a la ciudad... (los descubre)... Buenas tardes...
Miguel: Buenas...
Barrendero: ¿Actores?
Negra: Ahá.
Barrendero: Puta, qué lindo... ¿Y van a actuar en el pueblo?
Florencio: Sí, más precisamente acá, en la plaza.
Barrendero: ¡Qué bárbaro! ¿Hoy?
Oscar: Así será, si nos dejan.
Barrendero: ¿Y yo puedo venir?
Negra: ¿Y por qué causa no iba a poder?
Barrendero: No... es que, no se si via poder explicarme, en una de esas, digo, capaz que la obra es difícil y yo no entiendo nada.
Miguel: No se haga problemas, el teatro nunca es difícil, basta con mirar las cosas sencillamente...
Barrendero: Y yo pa sencillo soy como mandado a hacer, ¿saben qué?, me voy a venir con la patrona y los pibes. (Pausa) Bueno, no se, capaz que ha de ser caro...
Negra: Según lo que usted quiera, nosotros no cobramos sino que después de actuar, pasamos la gorra y usted pone lo que le parece...
Barrendero: Lo que pueda, señora, lo que pueda... porque a mí como parecer, por ahí me parece impagable, pero de ahí a poner tanto... ahora, y disculpen si jodo, pero ando medio curioso hoy... yo veo a los actores y eso y me gusta pero, ¿qué es hacer teatro? (Los cuatro adoptan actitudes de risa llanto, bronca y tristeza) ¡Ah! como ustedes dicen: es bien sencillo ¿Viene a ser como la vida, no?
Florencio: Claro, en realidad es la vida misma...
Barrendero: Pero de prestado...
Florencio: Sí, señor. De prestado y por un rato. Es andar observando todo.
Negra: Divirtiéndose...
Oscar: Jugando...
Miguel: Diciendo lo que otros no dicen...
Barrendero: ¡Linda cosa ser actor! Pero bien brava, si bastante tiene uno con sus problemas y ustedes andan por ahí agarrando ajenos. No, si hay que nacer... no es como lo que yo hago...
Oscar: No se crea. (Los cuatro comienzan a barrer con escobillones imaginarios, recorren rítmicamente todo el ámbito) ¿Se da cuenta?, usted barre y saca mugre, nosotros no podemos...
Barrendero: Pero yo me creí que sí.
Miguel: Esa es la cosa.
Barrendero: Sencillita...
(Ingresa el Policía, prepotente, con el doña Lucy)
Policía: A ver, ustedes, vengan conmigo, préstenme atención, escúchenme, ¿quiénes son? ¿A qué han venido? ¿Tienen permiso?
Barrendero: Pará Perico, no aturulles, que los señores son actores... es muy sencillo.
Policía: Vos callate y trabaja, que nadie pateó al arco para que cantés gol... A ver, ustedes, les he preguntado algo.
Negra: Si le parece.
Lucy. Arréstelos, agente, métalos presos, hágame caso. Son vagos, inmorales y me insultaron.
Barrendero: Mirá cómo trina la jovata.
Lucy: ¡Maleducado!
Barrendero: ¡Poco sencilla!
Policía: A callarse, por favor... a ver, ¿quién tiene permiso para pernoctar en este sitio?
Oscar: ¿Pernoctar? Pero si sólo estamos...
Barrendero: Decir pernoctar en muy poco sencillo.
Policía: ¡Te dije que te callés! A ver si te llevo a vos también.
Lucy: Sí, métalo a ese también, zaparrastroso.
Barrendero: ¡Alcahueta!
Negra: ¡Calandraca!
Lucy, Policía y Barrendero: ¿Lo qué?
Miguel: Nada, nada, es de una obra...
Lucy, Policía y Barrendero: ¡Ahhh!
Policía: Ya está bien, hagan silencio, no interrumpan el procedimiento de la autoridad policial. (lo dice de tal manera que los actores lo aplauden. A Miguel) Usted... ¿Tiene el permiso?
Miguel: ¿Yo, señor?.
Policía: Sí, señor.
Miguel: No, señor.
Policía: Pues entonces, ¿quién lo tiene?
Los actores: ¡El gran bonete!
Policía: ¡Desacato y resistencia a la investidura! Vamos por mal camino, a ver, que cada cual atiende a su juego y si no voy a perder la paciencia.
(La Negra comienza a jugar al Don Pirulero y todos, Lucy y el Policía sin darse cuenta, se suman)
Negra: Al don... al don... al Don Pirulero, cada cual, cada cual atiende a su juego y si no... y si no... una prenda tendrá (El Policía se equivoca)
Lucy: Prenda, prenda, se equivocó. (Todos gritan y ríen. Se reúnen a determinar la prenda, mientras el Policía aguarda avergonzado, discuten)
Oscar: La prenda es bailar, agente, ¡Baile la tarantela! (El Policía comienza a bailarla, todos ríen y aplauden)
Florencio: La señora mancha. (Comienzan a jugar a la mancha, Lucy sólo puede alcanzar al Policía, juegan un instante)
Policía: (Reaccionando) Basta ya, esto es una burla... estos individuos son peligrosos, protéjase doña Lucy y vos rajá (al Barrendero), que si no te voy a acusar de complicidad... sin permiso, jugueteando, resistiendo, venga conmigo, doña Lucy. ¡Hay que traer refuerzos! (Salen)
Barrendero: Me cago en el pelotudo... (A la Negra) Perdone el vocabulario, pero ¡milico tiene que ser..! Si pudiera ayudarlos.
Oscar: No se complique, ya nos vamos a arreglar... no la primera vez que tenemos problemas con la policía.
Barrendero: ¿Saben qué?, me voy a apurar a terminar el laburo y después me vengo a ayudarlos. Hay que levantar igual todo lo que necesitan. No, señor, nadie me va a prohibir que vea teatro en la plaza... digo, si ustedes siguen pensando en dar la obra.
Miguel: Claro que sí, ya vamos a arreglar con esta gente.
Barrendero: Hasta luego... y no aflojen. (Se va. Ingresa nuevamente el Señor de la Bicicleta. Los cuatro se aflojan, en realidad están sumamente preocupados)
Señor de la Bicicleta: Para vivir aquí, hace falta paciencia y no arremangar la esperanza. (Sale)
Oscar: Che, viejo, esto se pone oscuro, no van a sacar cagando, si es que primero no nos meten en cana.
Negra: Y si no hacemos la función, se pudre todo.
Florencio: Habría que ver a alguna autoridad, explicarle, hay que salir de este quilombo de alguna manera.
Miguel: El espectáculo debe continuar. Hoy tampoco suspendemos la función.
Florencio: No pará, Miguelito, no es que la suspendamos, nos quieren encanar que es otra cosa.
Miguel: La hacemos en la cárcel.
Oscar: No te jodés.
Miguel: Mirá, lo que sé es que no tenemos que ir a dar ninguna explicación, ¿o es que estábamos haciendo algo malo?
Negra: No, pero...
Miguel: Ahí está el asunto, si uno no hace de mala fe, no tiene que tener miedo.
Oscar: Pero sí es cierto que no tenemos permiso.
Miguel: ¿Permiso para hacer arte? No jodás, Oscar, lo único que falta, ¿o alguno de ustedes es actor por permiso, o para andar medrando por ahí?... yo, por lo menos, soy un desencajado. Quise ser actor para sentir la libertad en todo su esplendor, para poder hacer todo lo que esas leyes idiotas suelen prohibir. Para comunicarme. Así que no piensen que voy a dar el brazo a torcer.
Negra: Yo me hice actriz para perder el miedo, para cambiar la cara. (Se maquilla) Para cambiar el cuerpo... para tener alas... para usar cualquier ropa... tenés razón, no podemos aflojar.
Florencio: Yo, para descubrir todos los sentimientos: estoy triste, estoy alegre, estoy furioso, estoy loco. Para hablar con muchas voces. Para llorar cuando se me antoja... ¿Permiso para hacer todo eso? Al carajo.
Oscar: Yo soy y seré un tímido, ya lo saben. Si no fuera por el teatro, sería como una ostra con patas. Soy actor porque si no, no soy nada. El teatro me enseñó hablar, a sonreír, a mirar a los ojos, a respetar mi esfuerzo y el de los otros. Si hubiese tenido que pedir permiso, no me habría animado y no sería nada. (Pausa)
Negra: Y lo más importante, che, ser actores nos enseñó a ser solidarios.
Florencio. Por mí, con el permiso pueden hacer un rollito y metérselo en donde no da el sol.
Oscar: Decí culo.
Florencio: Culo.
Oscar: No, boludo, que no te hagás el fino y digás que se metan el permiso en el culo.
Florencio: Eso...
Todos: Métanse el permiso en el culo.
(Vuelven afanosamente el trabajo. Prosiguen con los maquillajes y los pequeños dispositivos escenográficos. Subrepticiamente ingresa Cumparsito)
Cumparsito: Me he enterado por allí que los señores tienen problemas. (No hay respuestas) Es que en pueblo chico todo se sabe rápido, muy rápido... ya se habrán dado cuenta, ¿no? (Nuevo silencio) Miren, si no me han informado mal, ustedes son actores y no han conseguido sala para actuar... ¿Es así?
Negra: Es así.
Cumparsito: Que mal, que mal, ¿cómo queremos que nuestro pueblo avance si se le cierran las puertas a la cultura, si le niegan a los creadores un mínimo espacio para su expresión?
Oscar: Es cierto.
Cumparsito: Díganme, ¿qué les costaría a cierta gente disponer de un lugar para ustedes? Por curiosidad, caballeros, ustedes ¿intentaron alquilar algún sitio?
Negra: Claro, y no uno, a cuatro salitas fuimos, y no es que no las hayan querido alquilar, pero por el precio que nos pidieron, ni que nos ofrecieran el Colón.
Cumparsito: ¿Les pidieron mucho?
Florencio: Nos apuntaron a la cabeza.
Miguel: Concretamente, nos vieron cara de giles y no quisieron afanar.
Cumparsito: ¡Qué barbaridad!
Negra: Pero discúlpeme, señor, usted dijo recién que nos podría ayudar. ¿Por casualidad usted tiene algo en donde nosotros podamos actuar?
Cumparsito (Misterioso): No exactamente...
Oscar: ¿Entonces?
Cumparsito: Permítanme presentarme, soy Cumparsito Méndez, en realidad me llamo Saúl, pero todos me dicen Cumparsito. Lamentablemente no puedo ofrecerles una sala y creanme que lo siento enormemente, pero sí puedo darles los medios para que ustedes alquilen una.
Oscar: Sigo sin entender.
Cumparsito: Puedo facilitarles el dinero que precisan.
Florencio: ¡Ah, pero qué bien, un mecenas! ¿En serio, lo dice?
Cumparsito: Si, señor. Soy un defensor de los valores culturales y no puedo permitir que ustedes tengan que actuar al aire libre, con todos los inconvenientes que ello acarrea... ¿Cuánto precisan?
Florencio: Y, calculando para hoy y mañana, 2500 pesos.
Cumparsito (Sacando un fajo de billetes):2500, muy bien (Cuenta) Aquí están.
Florencio: (Tomando el dinero) Es maravilloso lo que hace Cumparsito, realmente.
Miguel: Sí, maravilloso, pero, ¿cómo es que nos da tanta plata así como así?
Cumparsito: (Muy sonriente) Es que yo creo que el arte es una inversión y estimo también que ustedes me podrán retribuir muy pronto.
Negra: ¿Y cómo es eso?
Cumparsito (Saca otro papel y lo llena con una lapicera) Bien, es muy simple. Me firman este papelucho y estamos hechos.
Negra: (Toma el papel y lee) "Me comprometo a pagar a don Saúl Méndez, la suma de 3500 pesos el próximo..." ¡El lunes!, le tenemos que dar 3500 pesos el lunes, pero ¿qué es esto?
Cumparsito: El arte produce dividendos y ustedes seguramente han de recaudar mucho más que esa cifra y tendrá la posibilidad de actuar en una sala.
Oscar: Pero, ¡es usura!
Cumparsito: Me gusta más la palabra que usó el señor: soy un mecenas.
Florencio: Mirá, toma tu guita y andate a la mierda, y rápido, ¿Nos viste la cara o qué?
Cumparsito: Señores, es lo mejor que se les puede presentar en estas circunstancias.
Oscar: Lo mejor que se te puede presentar es una piña, y te la voy a presentar en propio rostro si no te hacés humo.
Cumparsito (Digno): ¿Así que no, eh? Les doy 10 minutos para que lo piensen.
Miguel: Diez segundos nomás, capaz que nos da diez minutos y después nos pide los relojes; no queremos saber nada, viejo, tomátelas. Hacé el favor.
Cumparsito: Reflexionen (Entre los cuatro lo toman y lo arrojan de la escena. Una pausa y Cumparsito vuelve por otro lado) ¿Ese es el trato que me merezco ? (Lo corren, sale por otro lado) Hay gente que va a saber que ustedes no tienen permiso (Se repite el juego) Se van a arrepentir... tengo influencias. (Desaparece)
Negra: Sobre llovido...
Señor de la Bicicleta: (Pasando) En este lugar lo que la naturaleza no da, muchos lo prestan y cómo se lo cobran.
Oscar: Pero ¿este quién es? ¿Marcelo Alexandre?
(Sin tregua, ingresa la periodista)
Periodista (Con un grabador en la mano y hablando en susurros): En este momento nos encontramos en la plaza principal, adonde están instalados los cuatro artistas forasteros. Como ya se sabe, al no haber conseguido una sala para actuar se han hecho, por las fuerza, del centro del espacio público y ya han tenido un enfrentamiento con la autoridad policial. Ahora, precisamente ahora, me estoy acercando a ellos con la intención de hacerles algunas preguntas... (Los cuatro la miran sin comprender demasiado. Sigue en susurros) Señor: ¿Por qué han llegado a esto?
Florencio: (También susurrando): Bueno, señorita, lo concreto es que no hemos conseguido sala y si no hacemos esta función nos quedamos sin plata, sin obra y sin grupo.
Periodista: Muy correcto. Señor, si me permite: ¿Por qué resistieron a la autoridad?
Oscar: (Susurrando) Eso es inexacto. Simplemente jugamos con él y la otra señora, en ningún momento nos resistimos.
Periodista: ¿Hasta qué consecuencias piensan llegar?
Negra: A ninguna, más que hacer nuestra función, eso es todo. Ah, y tener una buena respuesta de público, obviamente.
Periodista: ¿Cuánto hace que resisten en la plaza?
Miguel: No, no estamos resistiendo, sólo vamos a hacer nuestra función. Eso tiene que quedar muy claro.
Periodista: (Dejando de hablar al grabador y levantando la voz ) Bueno, ya está. Muchísimas gracias.
Negra: ¿No nos va a preguntar cómo se llama la obra, de quién es, desde cuándo la hacemos, dónde hemos estado y todas esas cosas?
Periodista: No, no me interesa, lo importante era lo otro.
Florencio: ¿Me puede contestar algo?
Periodista: Supongo que sí.
Florencio: Esto, ¿va a salir por la radio o salía en directo?
Periodista: No, no, yo trabajo en el diario y con suerte saldrá en la edición de mañana.
Florencio: ¿Y por qué hablamos todos en susurros?
Periodista: Yo lo hago para darle más dramatismo, no se ustedes... (Se va)
Florencio: Están todos locos acá. O tienen un código de comunicación que no cazo, o nos estamos volviendo locos nosotros.
Negra: Un poco de todo eso.
Oscar: Y también que nos hemos acostumbrado demasiado a las ciudades grandes. Ahí es otra cosa... otro trato, mas respeto.
Miguel: Más frialdad, más ignorado pasás, prefiero las ciudades chicas.
Negra: No, yo no... déjame de joder.
Florencio: Por esta vez coincido con Miguel. Serán más difíciles pero son más lindas, menos contaminadas las ciudades chicas.
(Pausa. Vuelve el Señor de la bicicleta.)
Señor de la Bicicleta: El único problema es cuando quieren ser grandes, cada cual debe tener conciencia de sus límites.
Oscar: Eh, pará, vení un poco Sócrates en bicicleta.
Señor de la bicicleta: Discúlpenme, estoy muy ocupado. (Se va)
Miguel: Y bueno, cada loco con su tema.
Florencio: Vamos a seguir con lo nuestro que se viene la noche. (A Oscar) Poné el cartel mientras Miguel hace un poco de barullo.
(Oscar despliega un cartel en donde se lee HOY-FUNCION-HOY mientras Miguel enciende un grabador y grita por un megáfono)
Miguel: Señoras y señores... El teatro en la plaza... El teatro en el pueblo. Los esperamos hoy, desde las 21 horas, en este lugar... a esa hora exactamente le propondremos cambiar la televisión por el espectáculo en vivo. El aburrimiento por el divertimento un grupo... esta noche, a las nueve, en esta plaza les ofreceremos nuestra versión de la obra de Roberto Cossa... (mientras desarrollaban la actividad, han ingresado nuevamente el Policía, doña Lucy junto a don Filomeno y doña Celestina, representantes de la Liga de Moralidad)
Policía: A callar, a partir de este momento están detenidos.
Lucy: Arréstelos agente, póngale cadenas.
Filomeno: Mire doña Celestina, esta es la perversión invadiendo nuestro pueblo.
Celestina: La inmoralidad...
Filomeno: La corruptela...
Celestina: Un mal ejemplo para la juventud...
Filomeno: Factores de disgregación de la familia.
Celestina: Destruyendo la moral y las buenas costumbres.
Filomeno: Los más preclaros principios de la probidad.
Celestina: Se nota, son peligrosos...
Filomeno: Altamente preocupantes.
Policía: ¡Qué lo parió!
Filomeno y Celestina: ¿Cómo dice, agente?
Policía: Es que estoy asombrado de como hablan ustedes.
Lucy: Métalos presos, dele.
Filomeno: Agente, nos constituimos...
Celestina: Lo hacemos en representación de la gente bien.
Filomeno: En defensa de nuestros hijos...
Celestina: Por la salud mental de los conciudadanos...
Filomeno: Por los que son y los que fueron antes...
Celestina: Por nuestros muertos...
Lucy: ¡Ufa!
Filomeno: ¿Perdón, señora?
Lucy: No, no dije nada.
Celestina: Deténgalos, agente, limpie de nuestra plaza esta mancha a la rectitud.
Miguel: Un momento señores, nos estamos pasando de la raya. ¿Quiénes son ustedes, por empezar?
Celestina: Los titulares de la Liga de Moralidad.
Oscar: La cagamos... (Celestina y Filomeno se tapan los oídos) Perdón, ¿Está mejor si digo: la defecamos?
Filomeno: Es vergonzoso...
Celestina: Abyecto...
Lucy: No, si yo decía ya, ¿vieron?
Negra: Pero ¿qué es lo grave o gravísimo que hemos hecho?
Filomeno: Ser artistas.
Celestina: Los verdaderos artistas no andan en las plazas.
Filomeno: Viven encerrados en sus mansiones, escribiendo y componiendo, a la luz de una lámpara mortecina.
Celestina: Los verdaderos artistas no vienen a los pueblos chicos y no dicen malas palabras. Son castos y probos.
Filomeno: Es que la gente como ustedes, los seudo artistas, son todos inmorales. Disculpe el lenguaje doña Celestina, pero: o son pederastas o sátiros cuando hombres o practicantes de la más antigua profesión del mundo cuando mujeres.
Negra: Mirá, nos trata de putos y puta como si tal cosa. (Celestina y Filomeno se horrorizan hasta casi desmayarse, Policía y Lucy los socorren)
Policía: Me cago en la mierda, a ver si moderan la boca, carajo. (Nuevo ataque de los dos) Metí la pata, disculpen la boludez.
Florencio: Pero esto es como la Inquisición, qué raye. Pregunto ¿qué tenemos que hacer para poder actuar? , si es posible, digo, es lo único que pretendemos.
Cumparsito (Apareciendo súbitamente) Agarrá la guita, gil.
Florencio: Rajá, vos, caradura.
Cumparsito: Haceme caso.
Oscar: Contesten che, ¿Qué tenemos que hacer para actuar?
Filomeno (Reaccionando): Jamás, primero pasarán sobre mi cadáver...
Celestina: Nunca permitiremos el mal ejemplo.
Negra: Parece que no hay vueltas.
Filomeno: Proceda agente, de una buena vez.
(El Policía saca el machete y comienza a perseguirlos, Lucy lo ayuda, mientras Filomeno y Celestina observan con desprecio. Corren. De pronto, Miguel sube al pequeño escenario que hay montado, saca de su manga una batuta;, mirando hacia el público la agita. Cambian las luces. El cuadro se detiene. Miguel agita la batuta, en tanto Negra, Oscar y Florencio toman imaginarios instrumentos. Comienza a sonar un vals de Strauss. Lucy y el Policía intentan seguir la persecución pero, poco a poco la música los domina y comienzan a bailar, muy contentos. Filomeno y Celestina deciden obrar por su cuenta y pretenden agarrar a alguno, primero los detienen con alguno que otro gesto obsceno que los hace retroceder, luego luchan por vencer la fuerza de la música hasta que también bailan. El vals se funde con una chacarera. El cuadro se agita con mayor alegría. Todo bailan)
Negra: A saltar las inhibiciones.
Policía: ¡Viva la joda!
Oscar: A ver esas palmas...
Florencio: ¡Cambiar de parejas! (Las parejas cambian)
Miguel: Zapateo y zarandeo...
Negra: (Llevando consigo a Lucy y Celestina) a la S S A, a la J J K...
Florencio: A ver, a ver, probamos actores... haciendo lo que saben...
Policía: Yo se un verso, yo se un verso.
Miguel: Métale, hombre.
Policía: Cayó el paisano a su rancho y viendo a su china en brazos de otro hombre, con rabia y desconsuelo, cazó el caballo de la cola y lo hizo mierda contra el suelo.
Todos: ¡Bravo... bravo!
Lucy: Ahora yo... ahora yo... la Pampa tienen el ombú, la cordillera los Andes, flor de culo el avestruz que puso en huevo tan grande.
(Gestos de alegría y entusiasmo que en todo lo demás)
Negra: A ver, los señores, probando también (A Celestina y Filomeno)
Filomeno: (Avergonzado) No se, no me acuerdo de nada.
Celestina: Yo me acuerdo... yo me acuerdo... volverán las oscuras golondrinas...
(Silbidos y gestos de desaprobación)
Florencio: Záfese, doña.
Celestina: ¿Le parece?
Florencio: Pero si, mujer, métale nomás.
Celestina: (Dudando) Pis... (Aplausos)
Filomeno: Caca...
Celestina: Pito...
Filomeno: Vagina...
Policía (Entre los aplausos): Larguen, che, que no duele...
Filomeno: Puta, mierda., carajo. (Se avergüenza. Ovación del resto)
Celestina: La reputísima madre que lo recontra mil recontra parió (Los sacan en andas. Ambos están divertidísimos. Forman una ronda y bailan)
Policía: Esta noche va a haber teatro.
Lucy: ¡Viva la inmoralidad!. (La palabra quiebra el trance. Filomeno y Celestina vuelven inmediatamente a su circunspección. El Policía se avergüenza)
Celestina: Dios mío, ¿qué nos han hecho hacer?
Filomeno: Son Satanás. (Intenta limpiarse la boca. Lucy sigue divertida)
Lucy: Córtenla che, sigamos la joda.
Filomeno: Señora... ¡qué barbaridad, ha caído en las garras del mal!
Celestina: Detenga esta plaga, agente Deténgalos.
Policía: ¿Sí?
Filomeno: Se lo ordenamos perentoriamente, si se resisten: mátenlos.
Policía: (A Lucy) Y bue... usted es testigo de que yo cumplo órdenes.
Lucy: ¿No están exagerando?
Celestina: Cállese la boca, usted.
Lucy:. ¡Avisá, vieja estirada!
Celestina: A ella también, agente, a ella también. ¿Vio a don Filomeno, vio? Se ha perdido todo ya.
Oscar: ¿Y si se ha se perdió todo, para que nos quieren limpiar?
Negra: Lo único que queríamos era hacer una obra de teatro.
Florencio: Rajemos, Miguel, que capaz que nos matan y todo.
Miguel: ¡Un carajo! El espectáculo debe continuar.
Oscar: Tampoco es cuestión de fanatizarse.
Miguel: A ver, ustedes, viejos de mierda (Horror en Filomeno y Celestina) Díganme: ¿Cuándo fueron más libre que recién. No les duele vivir fingiendo. Porque le temen tanto el arte.? ¿No será que la gente cuando puede expresarse en libertad les pierde el miedo? ¿O será ésa una forma retener el poder?
Celestina: (histérica in extremis) Mátelos, agente.
Miguel: Está bien... ¡Calandraca! Haceme matar si querés, pero yo voy a morir arriba del escenario y actuando, y voy a seguir siendo libre ¿Te queda claro?
(Como el Policía duda, Celestina le arrebata el revólver y apunta. Dispara. Miguel cae. Silencio tenso. Miguel se reincorpora)
Miguel: ¡Ole! (Los otros tres aplauden y se suben al escenario. Celestina es una fiera. Filomeno le arrebata el revólver de mala manera)
Filomeno: Déjeme a mí, que usted no sabe tirar... (Levanta el revólver con firmeza. Lucy y el Policía intentan detenerlo. Les apunta a ellos también. Ingresa por un lado el Señor de la Bicicleta)
Señor de la Bicicleta: Alto ahí, hombre, ¿Qué le pasa, se volvió loco?
Filomeno y Celestina: ¡Señor intendente!
Los cuatro actores: ¿Señor intendente?
Oscar: ¿Usted?
Señor de la Bicicleta: Ahá.
Florencio: ¿Pero, usted, en bicicleta?
Negra: ¿Por qué no detuvo antes esta locura?
Miguel: ¿Qué hacía dando vueltas y vueltas en bicicleta?
Señor de la Bicicleta: Nunca me detengo cuando estoy en el ejercicio del poder (Los cuatro se miran algo desolados pero aliviados)
Oscar: Están un poco locos todos por acá.
Señor de la Bicicleta: Hágame un favor a agente, retire a don Filomeno y doña Celestina de la plaza.
Miguel: ¿No los detiene? Estuvieron por matarnos.
Señor de la Bicicleta: Imposible. La policía local nunca tiene balas en sus revólveres.
Negra: Bueno, pero tuvieron la intención.
Señor de la Bicicleta: Durarían ellos menos de la cárcel que yo como intendente. Es preferible así.
Florencio: ¡Qué impunidad!
Señor de la Bicicleta: Son las reglas del juego.
Negra: ¿Así es siempre?
Señor de la Bicicleta: Siempre.
Miguel: Pero,¿no lo pueden cambiar de alguna manera?
Señor de la Bicicleta: Se necesita de tiempo e imaginación. Y aquí tenemos mucho de lo primero y poco de lo segundo. Es un arte y tenemos que aprender a manejarlo. Bueno, ahora que he terminado mi diario ejercicio del poder les puedo ofrecer una sala.
(Los cuatro se consultan con las miradas)
Florencio: Este... si no se ofende... preferiríamos actuar aquí. Las cosas cuando cuestan tanto se quieren más y bueno, actuar aquí casi nos cuesta la vida.
Señor de la Bicicleta: Como quieran.
(Ingresa el barrendero con sus hijos .Ambos se arriman con flores para cada uno)
Barrendero: Discúlpenme si no vine antes, no terminaba de cambiar a los chicos. A ver, denle las flores a los muchachos. ¿Saben? Me pareció que era el mejor pago que podía hacerles. (En tanto Lucy se acerca también y les da un beso a cada uno. De a poco van ingresando el Policía, que había sacado de la plaza a Filomeno y Celestina, la Maestra, la Periodista, Cumparsito. Todos se van sentando en derredor del escenario. La luz se concentra allí. Los actores se disponen a iniciar la función)
Miguel: Para vivir aquí y en todos lados, hace falta siempre la esperanza. Atreverse a romper los moldes. Quebrar a los fantasmas.
Oscar: La locura sana de cada uno, la imaginación.
Florencio: Pelear sin desmayos y sin concesiones.
Negra: Y mucho amor... por la vida. Por cada uno y por todo.
Miguel: Aquí y en cualquier lado, el espectáculo de la vida debe continuar.
Oscar: Bajen las luces.
Florencio: Ajusten el vestuario.
Negra: Merde a todos.
Miguel: Comienza la función.

(Oscurecimiento final)

Cuatro Gatos Locos fue estrenada en 1991 con dirección del autor y el siguiente elenco:
MIGUEL: Marcelo Valdez; OSCAR: Luis Montoya; NEGRA: Marcela Larra; FLORENCIO: Alejandro Leopardo; SEÑOR DE LA BICICLETA Y MAESTRA: Betty Alba; POLICIA: Marcelo Martínez; LUCY: Ana Gracia Jaureguiberry; PERIODISTA: Julia Tasca; BARRENDERO: Marcelo Barrera; CUMPARSITO: Jorge Fernandez; CELESTINA: Patricia Galaz; FILOMENO: Duilio Lanzoni; HIJOS: Javier Fluger, Paula Lanzoni y Sabrina Valdez.
Obtuvo mención a las composiciones del Policía y Lucy en la subsede regional Bolívar de la Comedia de la Pcia de Bs. As de ese mismo año.

No hay comentarios:

Datos personales

Nombre y apellido: Duilio Olmes Lanzoni Fecha de nacimiento: 3 de Julio de 1962 Bolívar pcia. de Buenos Aires Dirección: Alvear 325 Bolívar TE. (02314) 42-4095 // 15416051 // E-mail: duiliolanzoni@speedy.com.ar