Y LA MURGA VA…
(Versión libre de
Duilio O. Lanzoni sobre el cuento La Murga de Pedro Orgambide y la obra La Gran
Murga, de Siro Colli, Marcelo Demarchi y Alejandra Bignasco)
(En escena los músicos,
apenas iluminados, al comenzar la canción irán ingresando los integrantes de la
Murga. Traen elementos de percusión y algunos estandartes. Cantan: )
TODOS: (Canción: MURGA MADRE)
En silencio te
quisiera conjurar
Y jurarte por las
cosas que más quiero
Que es tan grande lo
que pasa en Carnaval
Que la tierra se
confunde con el cielo
Tantos años de
pintura y de disfraz
La tribuna que otra
vez me pone en celo
Si una noche que te
quiero vos no estás
Esta boca se relame
sin consuelo.
¿Los adioses del
tablado, dónde están?
Buscaremos en alguna
Retirada
En el verso y en la
rima primordial
Que seduce
contagiando a la barriada.
Hoy queremos
ofrendarte esta canción
Que es lo menos que
un murguista te daría
Y decir que tu
regazo de pasión
Se disuelve cuando
ve la luz del día.
Murga Madre te
quisiera conjurar
Y jurarte por las
cosas que más quiero
Que es tan grande lo
que pasa en Carnaval
Que la tierra se
confunde con el cielo
¿Los adioses del
tablado, dónde están?
Buscaremos en alguna
Retirada
En el verso y en la
rima primordial
Que seduce
contagiando a la barriada.
Murga Madre te
quisiera conjurar
Y jurarte por las
cosas que más quiero
Que es tan grande lo
que pasa en Carnaval
Que la tierra se
confunde con el cielo
Que la tierra se
confunde con el cielo
(Mientras
dura la canción la luz va abriendo y la Murga hace sus preparativos. Al
culminar ingresan el Panza, el Viejo y el Rulo. Están borrachos. Abrazados
entran cantando)
PANZA, RUBIA, VIEJO: ¡En el barrio de la Boca, cuatro
minas locas bailaban un tango, vino el Sargento Medina y a las cuatro minas las
sacó cagando!
RUBIA: ¡Una murga!
PANZA: Se van al descenso, seguro.
VIEJO: ¿Por?
PANZA: Porque son una murga…
VIEJO: Puedo estar mamao, pero sé reconocer un chiste
malo cuando lo escucho.
RUBIA: ¡Una murga!
VIEJO: Ya te oímos, Rubia.
RUBIA: Pero les digo que es una murga.
PANZA: En pedo y pesada la Rubia. ¡Ya sabemos, la
vemos, estamos borrachos no ciegos!
RUBIA: ¡Una murga!
PANZA: Pero cortala…
VIEJO: Se atrancó…
RUBIA: La leyenda, es la murga de la leyenda…
PANZA: Tanta vuelta para decir eso.
VIEJO: Capaz… Porque la leyenda de la murga es una
botella al mar tirada en un naufragio y el pueblo recoge todas las botellas…
PANZA: El pueblo es una gran memoria colectiva que
recuerda todo lo que parece muerto en el olvido.
RUBIA: Hay que buscar esas botellas y refrescar esa
memoria.
VIEJO: (A la
murga) ¿Saben la historia?
RUBIA: ¿Conocen la leyenda?
PANZA: Nos miran con cara de carnero degollao… no la
saben. Hay que contarla, porque solo vive lo que se cuenta.
VIEJO: Y la historia de la murga merece ser contada.
RUBIA: Y de paso, brindamos… ¡Salud!
PIBE MURGUERO: ¿Y
por qué a los tipos del pueblo
que nos cuenta del
pasado
siempre la están
mostrando
como
locos o mamados?
MURGUERO 1: Cuanto cliché.
MURGUERO 2: Cuanto destrato.
MURGUERO 3. Los del pueblo siempre han de ser, feos,
sucios y muy malos.
PANZA: En pedo yo he visto doble, pero es la primera
vez que escucho hablar en verso.
RUBIA: Hablan en verso, y tienen razón.
VIEJO: ¿Qué decís, Rubia?
RUBIA: ¿Por qué siempre han de ser borrachos los que
cuentan las historias del pueblo?
VIEJO: Porque hay que tomar pa matar las penas.
PANZA: Pero si estamos en pedo no servimos pa la
lucha…ni para organizarnos.
RUBIA: Mismamente.
VIEJO: No me vengan con mariconeadas… uno es borracho
pero no tanto, que sé muy bien lo que hago.
PANZA: Dos a uno… perdiste Viejo… A la historia hay
que contarla bien frescos y bien conscientes.
RUBIA: No sea cosa que después, anden diciendo por ahí
que son historias de borrachos. Dignos y consecuentes.
VIEJO: Son dos traidores a la causa… Está bien. Con mi
disenso, respeto la decisión mayoritaria. Contemos la historia sobrios. (Mirando al pibe murguero) Alcahuete…
PANZA: Si la murga está dispuesta, que nos ayude a
contar. Una mitad será el pueblo…
RUBIA: Y los otros los Pitucos.
PANZA: Yo me voy con el pueblo… y elijo primero.
RUBIA: Me cagaste. Estuve lerda.
VIEJO: Y yo me siento con los muchachos (por los músicos) así aprovecho y tomo…
un vaso de agua. ¡Pero qué asco! Lo que hay que hacer por la historia. (El Panza y el Rulo hacen una pisadita
eligiendo a los integrantes de los bandos, mientras el Viejo inicia el relato)
El estandarte bamboleaba, rítmicamente, su calavera. Al compás del bombo, los
indios avanzaban hacia la ciudad, en rápidas, elásticas contorsiones, mientras
el director, con su lanza -un palo de escoba con asta de lata- señalaba a lo
lejos, el resplandor de la fiesta.
PANZA: Su mujer, con un chico en los brazos y una
pulsera de hueso en el tobillo izquierdo, se balanceaba, obscena, ante la
mirada divertida de los parroquianos en un bar que, a su paso, le tiraron
maníes y le gritaron mona. Eso fue el comienzo de las incidencias (o el
pretexto, quizá) del malentendido.
RUBIA: Los indios, humillados por la insolencia de los
gringos entraron en el bar “Buenos Aires” a pedir explicaciones. Pudo ser el
aspecto feroz de los visitantes (es probable) la falta de un lenguaje común, lo
que torno confusas las acciones- como dijo después un comentarista de fútbol.
Lo cierto es que el patrón del establecimiento, un tal Garay, ordeno a sus
mozos atrincherarse detrás del mostrador.
VIEJO: Y ellos siguieron, la mujer del director
(algunos la llamaban madre) repartía matracas y cornetas entre los chicos;
atrás iban los viejos, la chusma que imitaba, sin fuerzas, la danza de los
jóvenes. A los saltos, como quien doma un potro, los guerreros bailaban al
compás de los bombos. Entraron en San Telmo. Los recibió un balde de agua, un
improperio, varias pedradas, un viejo con peluca que disculpándose, les dijo
que los había confundido con otra comparsa, la de los ingleses, que venían
metiendo bochinche desde el río. “con ustedes no es la cosa –dijo- somos todos
hermanos”.
PANZA: Contentos, locos de gusto, esperaron la entrada
de la comparsa enemiga, lujosa de banderas, de uniformes colorados, charreteras
y fanfarria. Los que vieron aquello dicen que las mujeres y los chicos tiraban
agua desde las azoteas. Los exagerados, los fanáticos, aseguran que vieron caer
aceite hirviendo.
RUBIA: De todos modos, se peleo lindo en San Telmo
durante horas y horas; la comparsa de un lado, la murga del otro. El baile
siguió y, según dicen, los tambores se oyeron en toda la ciudad. Ellos le daban
al bombo y seguían bailando. Unas monedas tiradas con desgano fue la paga que
recibieron por su danza, a la que tuvieron que acompañar, para darle el gusto a
los clientes, con versos zafados y gestos procaces. Hasta que un día… (Se dividen en dos grupos bien marcados.
Corren a ambos lados del escenario)
PUEBLO: Miren, muchachos, miren.
PITUCOS: ¿Y esto? ¿De dónde salió?
PUEBLO: ¡Viene gente de todos lados!
PITUCOS: Vienen como hormigas, ¡son cucarachas! No
salgas, Emilia, vienen para este lado.
PUEBLO: ¡Es una murga y vienen al Carnaval!
PITUCOS: ¡Pero qué bochinche! ¡Qué batifondo!
PUEBLO: ¡Sientan cómo tocan ese bombo!
PITUCOS: Traen un bombo, Emilia.
PUEBLO: ¡Sangran los parches!
PITUCOS: Hacen sangrar los oídos, y vienen sacudiendo
un palo… con un trapo sucio.
PUEBLO: ¡Traen un estandarte!
PITUCOS: ¡Qué herejía! ¡Qué morbosidad!
PUEBLO: Sacuden el estandarte al compás del bombo.
¡Pero qué lindo que va a ser!
PITUCOS: Emilia… el fulano del estandarte los arrastra
para acá. A ellos los arrastra, a la piara, a la caballada, recua, manada,
rebaño. Eso… ¡rebaño de borregos!
PUEBLO: ¡El del estandarte es el Jefe!
PITUCOS: Pero habrase visto a ese exaltado, traernos
un aluvión zoológico a la ciudad.
PUEBLO: El jefe… se parece a Gardel…y lo acompaña una
mujer…
PITUCOS: ¡Mona! ¡Bataclana!
PUEBLO: Es una Madre. ¡Y les reparte barriletes y
matracas a los chicos!
PITUCOS: ¡Qué ejemplo para esas criaturitas!... Están
descalzos… pobres… ¡están en patas los mugrientos!
PUEBLO: ¡Son indios! ¡Cómo mueven esas tabas!
PITUCOS: ¡Son indios! ¡Se nos viene el malón!
PUEBLO: Vienen con los gauchos y los ponchos colorados
de la Mazorca.
PITUCOS: ¡Ah, no! ¡Llamen a Mitre y al General Roca!
PUEBLO: Eso es una fiesta. Baile, mujeres, vino, todo
a lo grande…
PITUCOS: Emilia, hay humo en la puerta…¿qué hacen,
dios mío, qué hacen ahora?
PUEBLO: ¡Chorizos! Andá vieja a comprar unos chorizos.
PITUCOS: ¡Cocinan! ¡Cocinan! No se te ocurra salir,
Emilia… ¡hay negros desnudos! ¡Vení acá, no salgas te dije!
PUEBLO: Baila, la Madre baila…
PITUCOS: Esa degenerada, esa desmelenada…¡Tiene los
pechos al aire! ¡Yo no sé qué le vieron!
PUEBLO: Un montón de gente rodea a la Madre. Es que
está cuidando el estandarte junto al Jefe.
PITUCOS: ¡Oí, Emilia, escuchá! (Suenan redoblantes como de marcha militar)
PUEBLO: Escuchen. ¡Ya viene esa Comparsa a joder otra
vez!
PITUCOS: Allá los veo, allá los veo…¡son los nuestros…
las Mascaritas! ¡Cómo brillan, qué finura, qué delicadeza!
PUEBLO: ¡Qué desastre! ¡No tienen idea del ritmo, no
saben lo que es bailar!
PITUCOS: Pero qué bien, ¡están echando a los grasas!
PUEBLO: Los están echando, ¡nos quieren romper la
Murga!
PITUCOS: Señoras y señores, la Comparsa está rodeando
la plaza.
PUEBLO: ¡Acordonaron la plaza, les empezaron a dar!
PITUCOS: No falta nadie, está el Presidente de la
Rural y nuestro amigo el Obispo.
PUEBLO: ¿Eso es un obispo? Yo creí que era una
mascarita gorda.
PITUCOS: Y allá en el cabriolet, las chicas de
Menéndez Pelayo.
PUEBLO: ¡Manga de bagayos! ¡Bagres empolvados!
PITUCOS: Los caballos van por la derecha.
PUEBLO: ¡Guarda con los caballos!
PITUCOS: ¡Lárguenle los perros!
PUEBLO: Desapareció el Estandarte… ¡Se llevaron al
jefe!
PITUCOS: ¿Arrestaron al fantoche? ¡Baile, mona, baile!
PUEBLO: ¡Los están golpeando para destrozar la Murga!
PITUCOS: Pero qué divertido, juegan con las
cachiporras.
PUEBLO: ¡Abofetean a la Madre!
PITUCOS: ¡Muy bien, otro bife! ¡Al burdel con esa
puta!
VIEJO: (Cortando
la escena anterior, que queda expectante) Los Indios entraron al parque
haciendo sonar sus latas y sus palos, enarbolando su estandarte sobre los
conscriptos, las sirvientas en su día de franco, los provincianos que bajaron
de los hoteles de Alem, algunos en camiseta con la toalla sobre el hombro, a
medio afeitar, otros vestidos de azul, como para casarse, con el pañuelo
volcado sobre el bolsillo superior del saco; todos amigos, siguiendo las
cabriolas de la murga.
PANZA: Ahí nacieron los cantos que más tarde
escucharía la ciudad, la jubilosa marcha que coreaban los viejos y los chicos
con idéntica unción. La luna, roja como una sangrienta premonición, apareció
arriba del puente con el silbato de una locomotora. La madre, con los brazos en
alto, la luna en el medio, pontificaba sobre una mesa de fierro, rodeada de su
gente, de viejitas que le besaban las manos y le pedían cosas, milagros casi,
que ella repartía generosamente.
RUBIA: (Muy metido
en su rol de Pituco) Tengan cuidado señores
Y
traigan papel de astrasa
O
algo que no nos manche
Rodeados
de tantos grasas.
PANZA: ¿Y a esta qué le pasa? ¿Se la creyó?
RUBIA: No
respiren muy profundo
Que
se cuiden las muchachas
Que
está lleno de morochos
Con
olor a cucaracha.
VIEJO: (Exaltado
se suma al Pueblo) Pero mirala ala Rubia… ¿desde cuándo sos una pituca? No
permito este ultraje. Lo anterior era un juego. Yo me vengo con el pueblo, ya
bastante aguanté de neutral y a pura agua. (Los
bandos están enfrentados, como dispuestos a pelearse entre ellos)
PITUCO: Son feos,
vagos y sucios
Contaminan
el paisaje
Hagan
lugar a la gente
Váyanse
de estos parajes.
PUEBLO: Para él son los calabozos,
para él las duras prisiones,
en su boca no hay razones
aunque la razón le sobre;
que son campanas de palo
las razones de los pobres.
para él las duras prisiones,
en su boca no hay razones
aunque la razón le sobre;
que son campanas de palo
las razones de los pobres.
PITUCO: ¿Los pobres tienen
razones?
Me
hacés revolcar de risa
Los
pobres son los ladrones
De
todo aquello que pueden
Solo
sirven de sirvientes
De
putas o maricones.
PUEBLO Y dejo rodar la bola,
que algún día se ha de parar-
tiene el gaucho que aguantar
hasta que lo trague el hoyo,
o hasta que venga algún criollo
en esta tierra a mandar.
que algún día se ha de parar-
tiene el gaucho que aguantar
hasta que lo trague el hoyo,
o hasta que venga algún criollo
en esta tierra a mandar.
PITUCOS: ¿Qué criollos ni criollos?
No
sean tan atrevidos
Que
no sea permitido
Que
tengamos la impaciencia
De
dejar que ande mandando
Quien
no tenga la experiencia.
PUEBLO: Un “no” que quiere ser “sí”
pero lo sujeta el miedo;
“no” que nace del enriedo
del gusto con la impotencia.
Es un poncho “la esperencia”
con que se tapa el “no puedo”.
pero lo sujeta el miedo;
“no” que nace del enriedo
del gusto con la impotencia.
Es un poncho “la esperencia”
con que se tapa el “no puedo”.
PITUCOS: Yo
le digo, si me apura,
Que
hablan los animales
Y
nos llenan con sus males,
Su
ignorancia y su incultura
Que
no quiera cagar alto
El
que no tiene la altura.
PUEBLO: Hasta
que un día el paisano
acabe
con este infierno,
y
haciendo suyo el gobierno,
con solo
esta ley se rija:
o es pa'
todos la cobija,
o es pa'
todos el invierno.
PITUCOS El
que manda es el que sabe
Y
el que no, que lo soporte.
PUEBLO: ¡No
hay tiempo que no se acabe
ni tiento que no se corte!
ni tiento que no se corte!
RUBIA: No
debatan con los negros
Hay
muchos y son malos
Lo
único que comprenden
Es
el respeto a los palos.
PANZA: ¡Pero
mirá a la taimada,
Le ha gustado ser pituca!
Agárrenme o no respondo
Y le doy un bife en la
nuca.
VIEJO: Suceden
cosas extrañas
Y
hasta la razón la chinga
Esto
de ver a la Rubia,
A
más de abstemia… ¡tilinga!
(Están a punto de trenzarse, cuando uno del Pueblo grita)
PUEBLO: ¡Miren… miren… al otro lado del
puente… la Madre!
PITUCOS: No puede ser.
PUEBLO: La madre está golpeando todas las
puertas. Y salen los turcos, los gallegos y los
tanos.
PITUCOS: A los indios se le suma la gringada.
Mamá tenía razón, no habría que haberlos
dejado entrar.
PUEBLO: Las sirvientas y las prostitutas.
PITUCOS: Nos quieren robar la patria.
PUEBLO: Traen banderas y carteles. Bailan. ¡Y
ahora cantan!
PITUCOS: ¡Levántenle los puentes!
PUEBLO: Levantaron los puentes, los hijos de
puta… Pero… ¡nadan! ¡Nadan, carajo!
PITUCOS: ¿No te digo que son salvajes? Salen
de todas partes, hasta en camiones vienen.
PUEBLO: Vienen trepados de los camiones… Y
hasta en los techos de los tranvías.
PITUCOS: ¡Orinan los monumentos públicos!
PUEBLO: ¡Vamos con este aluvión!
PITUCOS: ¡Se lavan las patas en la fuente!
¡Rompen todos los faroles! ¡Nos sitian nuestra
ciudad!
PUEBLO: ¡Están prendiendo las antorchas! Se
nos acabó la paciencia… ¡queremos al jefe!
PITUCOS: ¡Socorro, nos quieren quemar!
Respeten la propiedad privada, la moral y las
buenas costumbres. ¡Nosotros de aquí no nos
movemos!
PUEBLO: ¡La murga no se va! ¡La vida por el
jefe!
PITUCOS: Emilia, escondé las alhajas.
Malparidos. Atrancá todas las puertas. Fuera de
aquí, ladrones, forajidos. ¡Mátenlos!
PUEBLO: ¡Gorilas!
PITUCOS: ¿Qué nos dijo?
PUEBLO: ¡Tilingos!
PITUCOS: ¡Salvajes, bárbaros!
PUEBLO: ¡Cipayos!
PITUCOS: ¡Negros… negros piojosos!
PUEBLO: ¡Fuera! (Corren a los Pitucos hasta
el borde de la escena por foro, estos quedan juntos y asustados, pero sin irse.
El pueblo canta)
PUEBLO: Vamos
digo compañeros
Que
la historia es nuestro tiempo
Nuestra
meta está en la Plaza
Este
bombo es nuestro eco.
Vamos digo
compañeros
Digo
grasas, prostitutas
Indios
pampas, las sirvientas
Los
obreros y la chusma.
Vamos
digo compañeros
Que
esta murga está peleando
Con
vidalas zapateando
Y
tangueando un chamamé.
Vamos
digo compañero
Y
le grito al conventillo
A
la villa, al rancherío,
¿quién
lo duda?, si señor.
En
el 506 y en el 2000 también
Somos
los gronchazos, los grasitas, el aluvión
Pueblo trabajador, con siglos de dolor
Para esta vuelta si que nos quedamos
Queremos lo que es nuestro, lo que nos robaron
Estamos podridos de la miseria
De los cajetillas y sus negociados.
Dale nomás hay que gritar
Que ahora a esta Murga la van a escuchar,
No piensen mas, hay que gritar,
Que a los vendidos
Lo vamo’ a reventar.
No es lo mismo el que labura
Noche y día como un buey
Que el que vive de nosotros
El que mata o el que cura
O está fuera de la ley.
VIEJO:
Con horror, Garay recordó a Gardel, sonriente y compadrito, en el almanaque.
Ahora estaba allí, en el balcón de la plaza, con los brazos en alto. De
vergüenza, de miedo, cerró los ojos. Vio como incendiaban el boliche y salían
con las antorchas, ofendiendo a su Dios. El vendedor de biblias, arrodillado
frente a la catedral, se desplomó de una pedrada.
PANZA:
Alguien dijo que estaban quemando la bandera. Como en toda historia, como en
toda vida, los datos son imprecisos. Según dicen, la madre murió
misteriosamente al ver amenazada la suerte de sus hijos. Estos levantaron
altares en las plazas, rezaron durante horas, velaron su cadáver bajo la lluvia
que apagaba los últimos fuegos de esa noche. Según otros, tal devoción fue una
herejía, un acto de barbarie.
RUBIA:
(Volviendo) Dicen que al terminar el carnaval quemaban muñecos de paja
vestidos de cura. Pero bien puede ser esta una calumnia de las señoritas del
Corso de San José de Flores, un infundio de las mascaras de la plaza San
Martín, que bajaron hasta el parque de retiro montadas en los carros de asalto
de la policía. Es difícil saber a qué hora llegaron los perros allí, en que
preciso instante la pesadilla se transformó en historia.
VIEJO
y PANZA: Volviste
RUBIA:
Estábamos jugando nomás.
VIEJO:
Si usted lo dice… venga… tómese un vasito de agua.
RUBIA:
Y usted también, don Panza. (Los tres toman con cara de asco. Uno de los
músicos les pasa una botella de vino. Toman a escondidas de la Murga)
PANZA:
¡Ahora sí, y antes no, dijo la vieja Albornoz!
VIEJO:
¡Todos a la plaza! ¡Vamos todos a la plaza!
PANZA:
Ahí viene el camión (El pueblo se acomoda en la caja de un camión imaginario)
RUBIA:
Esperen que vamos con ustedes.
PUEBLO
(Marco): Hagan lugar que suben tres veteranos
VIEJO:
¡Esta es veterana! (Agarrándose la entrepierna)
RUBIA:
¡Mocoso insolente!
PUEBLO
(Emiliana) Apuren que llegamos tarde.
PUEBLO
(Patricia) Córranse pal fondo.
PANZA:
Denme una mano pa subir.
PUEBLO
(Marco) Decile al chofer que aminore que hay que subir al hombre… (Le da una
mano junto al Viejo)
VIEJO:
¡Panza! ¿Desayunaste una ballena? ¡Qué te parió! ¡Fuerza! (Lo ayudan entre
todos)
PUEBLO
(Patricia) A la una, a las dos… a la tres (Sube el Panza, en el esfuerzo quedan
mas apretujados)
PUEBLO
(Emiliana) ¿Quién me tocó el culo? (Se hacen los desentendidos)
RUBIA:
Che, respeto… no apretujen ni apoyen…
PUEBLO:
(Marco) Córranse un poco, che, me están pisando.
PUEBLO:
(Patricia) Y ahora me tocan el culo a mi… no se hagan los vivos.
VIEJO:
Laaa… ¡no se tiren pedos, no sean chanchos, che!
PUEBLO
(Emiliana) Al próximo que toque, lo surto.
PANZA:
¿No puede ir más rápido esta catramina?
PUEBLO
(Marco, ve a los pitucos) ¿No quieren subir, mamitas? Las vamos a tratar con
cariño.
PITUCA
(Marina) ¡Un camión lleno de negros, qué espanto!
VIEJO:
¡Yeguas!
PANZA:
¡Potras!
RUBIA:
¡Che, pórtense bien, que después dicen que somos maleducados!
PITUCA:
(Candela) ¡Mirá como rebuznan! ¡Negros de mierda!
PITUCA:
(Marcela): ¡Gronchos, cabezas, indios!
RUBIA:
¡Andá a la puta que te parió, estirada de mierda!
PUEBLO:
(Patricia) Menos mal que había que portarse bien.
PUEBLO
(Patricia y Emiliana y Rubia) ¡Dejen de tocar el culo!
TODOS
(Saltando) No se va, la murga no se va, la murga no se va…
VIEJO:
¡Llegamos!
PANZA:
¡Qué lo pario, hay miles!
RUBIA:
Millones, Panza, somos millones (Emiliana, Patricia, Marco bajan del camión, el
resto lo desarma lentamente)
PUEBLO:
¡Cómo me duelen las tabas!
PUEBLO:
¡Ta lindo, qué joder!
PUEBLO:
Está fresquita el agua.
PITUCO
(En susurros, entre ellos) Mirá esos hediondos, cómo contaminan el agua.
PUEBLO:
¿No saben dónde hay un baño?
PUEBLO:
¿Qué te pasa, Ramón?
PUEBLO:
Me estoy meando.
PITUCO:
¡Son asquerosos! ¡Lacras son!
PUEBLO:
Justo ahora… ¿y dónde vamos a encontrar un baño por acá?
PUEBLO:
(Casi a los gritos) ¿Te estás meando, Ramón?
PUEBLO:
Cállate…no grités.
PITUCO:
Son monos… bestias.
PUEBLO:
Vení acá a mear que yo te tapo. ¡No me mojés los tobillos!
PUEBLO:
¡Te están espiando, Ramón! (Por los Pitucos)
PUEBLO:
¿Vieron qué suerte tengo? (Gira y se contonea ante los pitucos)
PITUCO:
Tapate los ojos, Emilia… una dama no mira esas cosas. ¡Qué atraso, cuánto
ignorancia! ¡Bárbaros!
PITUCO:
Pero qué impresionante. Qué espectáculo. Qué lujo.
PITUCO:
¡Emilia! ¡Comportate, carajo! ¡O te tapás los ojos o te los cierro a trompadas!
PUEBLO:
¿Otra vez volvieron estos?
PUEBLO:
Es que vuelve la Comparsa a joder otra vez.
PUEBLO:
¡Ay, pero qué finolis son!
PITUCO:
Son vengativos y salvajes.
PUEBLO:
¿De qué te disfrazaste, gorda, de repollo?
PITUCO:
No entienden de modas, ni de buenas costumbres. ¡Grasas, cabecitas!
PUEBLO:
Mirá, mirá qué culo, ese no lo hiciste lavando ropa, lechona.
(Suena la música de Milonga.
Cantan Milonga de los Pitucos, y obligan a estos a bailar con ellos)
Los pitucos a los carros se montaron
En la comparsa del bacanazo
Planchaditos, aburridos, se alistaron
Bien escoltados por un escuadrón.
Ay si, ay no,
Comparsa, ¿quién te parió?
Mucho brillo, tantos tules afanados,
Bailen tilingos, abisagrados,
Muñequito de gestito avinagrado
Con esa mueca de no poder.
Ay si, ay no,
Comparsa, ¿quién te parió?
La señora de copete levantado
Nos da limosna, frunciendo el naso,
Estos bagres con los dedos enguantados
Con caridad nos quieren conformar.
Ay si, ay no,
Comparsa, ¿quién te parió?
Entre pomos, serpentinas, disfrazado,
Viene el Obispo, desencajado,
La sotana arremangada a la cintura
Luciendo un traje de capitán.
Ay si, ay no,
Comparsa, ¿quién te parió?
Llegó la Reina, naricita respingada,
Lengüita e trapo, flaca chupada,
Desde el carro e los milicos insultaba:
¡Saquen los negros de mi carnaval!
Ay si, ay no,
La puta que te parió.
(La luz baja bruscamente. La murga se desorienta. Se escuchan gritos y sirenas.
Los pitucos vuelven a esconderse, pero el pueblo está perdido en la escena)
PUEBLO:
¡Vieja!
PUEBLO:
¿Ramón, dónde estás?
PUEBLO:
¿Cristina?
PUEBLO:
¿Negra?
PUEBLO:
¡Andá pal fondo y salta el tapial!
PUEBLO:
¿Ramón, dónde estás?
PUEBLO:
Cuidamelo al bolita.
PUEBLO:
Los compañeros.
PUEBLO:
Los pibes, Negra, los pibes.
PUEBLO:
Negro.
PUEBLO:
No te quedes sola, buscalo a Juan… a Juan.
PUEBLO:
El bombo…
PUEBLO:
Escuchen… suena el bombo…¡Mas fuerte ese Bombo! (Comienzan a juntarse, los
Pitucos los amenazan desde lejos, con la escena detenida retoman el Viejo, el
Rulo y el Panza)
PANZA:
Se asegura que alguien robó el cuerpo embalsamado de La Madre y lo arrojo al
río; otros lo niegan o callan por ese pudor que despiertan los muertos.
RUBIA:
Lo cierto es que cuando comenzaron los disparos, cuando se oyó el crepitar de
las ametralladoras y el estallido de las bombas, la murga bailó con más fuerza
que nunca, con una energía multiplicada por la sangre y el pánico.
VIEJO: Bailó, mientras caían, uno a uno, sus
hombres, felices y fanáticos bajo el estandarte; al compás del bombo los Indios
danzaban, con rápidas y elásticas contorsiones, mientras el Jefe, con su lanza
–un palo de escoba con asta de lata- señalaba, a lo lejos, el resplandor de la
fiesta. (Cantan todos Milonga pa no
olvidar)
Porque
nacimos millones
Y volvimos
pa’ contar
Esta
historia de murgueros
Tristeza
del carnaval
Tanto
bombo, tanta bronca
Tanto
muerto pa’ llorar
Cuánta
memoria escondida
Nos
quieren arrancar.
Porque
nacimos millones
Y volvimos
pa’ contar
Que la
historia
La hace el
pueblo
Milonga pa
no olvidar
Y así
seguimos cantando
Y bailando
nuestro compás
Bailongo
de la Esperanza.
Bailongo
pa no olvidar.
Porque
nacimos millones
Y volvimos
pa’ contar
Aura digo,
compañero
Es hora de
no aflojar
Esta lucha
compartida
No permite
soledad
Bailongo
de la Esperanza
Bailongo pa no aflojar.
VIEJO: Esta es la leyenda de la Murga que le queríamos
contar. No sabemos si es verdad, no sabemos si es un mito pero vale la pena
conocerla.
RUBIA: Dicen otros, más viejos que nosotros, que la
murga no para, que sigue y sigue, que avanza, arrojando a su paso botellas de
memoria en el mar de la historia.
PANZA: Y dicen otros, que seguro que saben, que la
Comparsa no cesa en su intento. Que la Comparsa va por detrás de la Murga,
tratando de destruirla. Y eso que la Murga nunca pierde la alegría.
RUBIA: Pero la Comparsa tiene miedo, mucho miedo, de
perder sus privilegios.
VIEJO: Yo digo, hay que encontrar a esa Murga, ¿no?
PANZA: ¿Te parece?
RUBIA: ¿Vos decís para seguirla?
PANZA: Nosotros pal baile no somos muy…
RUBIA: ¿Será difícil de encontrar?
VIEJO: No… y una vez que uno está en el baile… ¡baila!
PANZA: Che… esta gente se nos quedó hecha Pitucos.
RUBIA: ¡Que convicción para el juego!
VIEJO: Vengan, pues, háganse amigos… esta historia
terminó.
PANZA: Ahora sigan con su ensayo nomás, nosotros nos
vamos.
VIEJO: "Les he dicho
todo esto
pero pienso que pa´nada,
porque a la gente azonzada
no la curan con consejos:
cuando muere el zonzo viejo
queda la zonza preñada."
RUBIA:
Que no viejo… algo se aprende.
PANZA:
El estandarte bamboleaba, rítmicamente, su calavera. Al compás del bombo, los
indios avanzaban hacia la ciudad, en rápidas, elásticas contorsiones.
RUBIA:
Mientras el director, con su lanza -un palo de escoba con asta de lata-
señalaba a lo lejos, el resplandor de la fiesta.
VIEJO: Y dejo
rodar la bola,
que algún día se ha de parar-
tiene el gaucho que aguantar
hasta que lo trague el hoyo,
o hasta que venga algún criollo
en esta tierra a mandar.
(Murga final, cantada por
todos)
Por eso ahora hay que vivir
Para cambiar el rumbo
Nuca dejen de reír
Aunque se caiga el mundo
Vamos a seguir
Aunque sea a los tumbos
Para marchar
Porque si bajo, subo.
Y porque siempre
Nos tocó ir a la cola
Vamos por nuestros derechos
Aunque rompa las bolas
A los que tienen privilegio
Y tienen la vaca atada
Yo sé que nuestra alegría
No les gusta nada.
Hasta que un día el paisano
acabe con este infierno,
y haciendo suyo el gobierno,
con solo esta ley se rija:
o es pa' todos la cobija,
o es pa' todos el invierno.
Hasta que un día el paisano
acabe con este infierno,
y haciendo suyo el gobierno,
con solo esta ley se rija:
o es pa' todos la cobija,
o es pa' todos el invierno.
Elenco
del estreno
Viejo: Leandro GALAZ; Panza: Alejandro LEOPARDO; Rubia:
Patricia GALAZ; Murgueros Pueblo: Marco LANZONI, Patricia GILES,
Emiliana RON; Murgueros Pitucos: Marcela GRIECO, Susana SILVA, Marina
HERNÁNDEZ.
Iluminación: Diego LANZONI; Realización de
vestuario: Marta MARRESE, Realización de Galeras: Susana SILVA, Realización de
Estandarte: Graciela CAIVANO, Sonido: Duilio LANZONI. Entrenadores: Murga:
Emiliana RON; Canto: Hernán CARABALLO; Percusión: Raúl CHILLON; Clown: Lorena
MEGA.
Música (Grabada en el estudio El Trébol Rojo):
Murga Madre (Letra y música: Pablo Routin y Edú Lombardo); Vamos compañeros
(Letra: Siro Colli, Enrique Santos Discépolo- Música: Hernán Caraballo);
Milonga de los Pitucos (Letra: Siro Colli- Música: Pablo Dente y Adrián
Lachowitz); Bailongo de la Esperanza (Letra: Siro Colli – Música: Duilio
Lanzoni) y La cobija o el Invierno (Letra: Duilio Lanzoni, Arturo Jauretche-
Música: Raúl Chillón) Guitarras, bajo, teclado, voces y arreglos: Hernán
CARABALLO; Percusión: Raúl CHILLÓN; Colaboración en ensayos: Pancho D’AUGEROT
Puesta en escena y dirección: Duilio Lanzoni.
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