EL NIEVES BLANCO Y LAS SIETE OBRITAS

(La escena a oscuras. Se escuchan gritos de: Apurate, dale que ya empieza, salí boludo, te van a agarrar en escena. Al prenderse las luces, el Nieves Blanco es sorprendido acomodando la escenografía)

NIEVES: No… pero no prendan las luces que no terminé. ¡Qué vergüenza! Yo… ¿qué hago? Quedé acá… ¡Qué vergüenza! ¿Qué hago? (Alguien desde afuera le dice: presentate) ¿Qué me presente? ¿A quién? ¿Al público? ¿Qué público? (Mira tras las luces y descubre a los espectadores) Pero qué vergüenza, esto está lleno de gente. Y yo acá arriba. Bueno, miren, yo les aclaro una cosa. Yo con esta gente no tengo nada que ver. Para los que no me conocen, yo soy el Nieves Blanco, pa lo que gusten mandar. Resulta que yo siempre voy al bar que está en la esquina de la casa del tipo de barba que está allá en la cabina, y el anteayer me paró pa ver si no les acomodaba los muebles y las cosas en esta, como se llama, cosa, que estan haciendo acá. 30 pesos la noche me pagan. Pero no se vayan a pensar que yo hago teatro. Ni le vayan a contar a mi mujer, la Yaqueline, porque si se entera capaz que no me deja entrar más en las casas. No. Yo hago changas, que se yo, corto el pasto, podo las plantas, blanqueo frentes, ayudo en mudanzas, conozco gente de Chubut, esas cosas, pero lo que más soy es sereno. O sea, sereno no de ser sereno asi…, ¿cómo me explico?, soy sereno, quiero decir soy de no ponerme nervioso, pero no me pagan a mi me pagan por… por… serenear, ¿cómo se dice? Sereno, de sereno, sereneider, de noche, ojo, tampoco de esos que dicen linda noche pa…al sereno… ¿se entiende? Bueno, soy sereno, de los que cuidan… Sereno de… y sereno de… lo otro…Terminé con las cosas… ¿Puedo salir? Qué vergüenza. (Se va)

EL SIMULACRO

(En escena la Jefa, con Empleada 1 y Empleada 2)

JEFA: Bueno, chicas, como ustedes saben nuestro trabajo es agradable, pero estamos expuestas a cualquier tipo de loco que aparezca. Nosotras trabajamos con plata y somos todas mujeres, lo que hace suponer que somos más fáciles a la hora de que se produzca cualquier situación violenta. Es por eso que la gerencia ha contratado a un actor para hacer un simulacro de asalto y estudiar qué tenemos que hacer y cómo reaccionamos frente al asunto. ¿Me entienden?

EMPLEADA 1: Si, no es tan difícil. No somos tontas.

JEFA: Bueno, si, calmate. Tomalo con tranquilidad, vos que te alterás enseguida.

EMPLEADA 1: ¿Yo? ¿Ah, si? ¿Por qué me decís eso? ¿Qué me estás queriendo decir?

JEFA (Ignorándola. A la Empleada 2): ¿Y vos, querida?

EMPLEADA 2: ¿Yo qué?

JEFA: Si entendiste.

EMPLEADA 2: ¿Entender qué) (Ingresa el Actor)

JEFA: Bueno, bueno… Aquí está este muchacho que nos va ayudar. Chicas, el es el actor. Estas son las chicas.

EMPLEADA 2: ¡Un actor! ¡Un actor! ¿Me firma un autógrafo?

ACTOR: Cómo no. (Firma. Empleada 2 lo mira batiendo palmas. Empleada 1 la pellizca, Empleada 2 ignora el pellizco. Empleada 1 le tira el pelo)

EMPLEADA 2: ¡Ay!

ACTOR: ¿Qué pasó?

EMPLEADA 2: El pelo.

ACTOR: ¿Te gusta? Me lo cuido mucho. Peluquería una vez por semana. Mucha crema enjuague. Es por el laburo, hay que estar presentable. Si querés lo podés tocar, pero un poquito nomás que las manos de las mujeres engrasan el pelo.

JEFA: Bueno, bueno. No vamos a perder el tiempo. Vamos a pasar directamente al simulacro, si le parece, este muchacho, que después tenemos que seguir con nuestro trabajo. ¿Vos nos explicás qué hacemos?

ACTOR: Lo primero que tenemos que hacer es ver las reacciones de ustedes frente a la situación. Nada pautado. Ustedes hagan como que trabajan, yo salgo un momento, entro, las sorprendo y vemos como reaccionan. ¿Está claro?

JEFA: Perfecto. A ver chicas, nos ponemos a trabajar. Cada una en su lugar así hacemos este simulacro. Rápido, vamos.

EMPLEADA 2: ¿Viste? Era un actor.

EMPLEADA 1: Callate tarada. No te soporto.

EMPLEADA 2: ¿Saldrá en la tele?

JEFA: Calladitas, trabajando. Vamos. (El actor ha salido. Reingresa encapuchado, con un arma en la mano)

ACTOR: (Imitando el tono de las series) ¡Que nadie se mueva, esto es un asalto! (La Jefa y Empleada 1 se abrazan aterradas gritando en sobreagudo. Empleada 2 sólo sonríe) Las manos arriba. Rodilla al piso. ¡Dejen de gritar! (Las mujeres siguen gritando. Empleada 2 sonríe) ¡Vos también, al piso! ¡Esto es un asalto! ¡Un asalto! Hola… Asalto, atraco, robo, tengo un arma, puedo ser un asesino… Hola, llamando a base… ¿Hay alguien ahí? Eh, ustedes… paren un poco. Me taladraron el tímpano. Así no funciona. Ustedes que gritan como locas, y esta chica que ni se inmuta…

JEFA: Es que así reaccionaría yo con un asalto.

EMPLEADA 1: Yo la sigo, ella es la jefa.

ACTOR: Si, pero no es así. Actúen como lo harían frente a la situación real.

JEFA: Bueno, está bien. Ya lo entendí. ¿Lo hacemos de nuevo?

ACTOR: Si, denme un minuto que tengo que volver a encontrar el personaje. Esto no es fácil. ¿Y ella?

EMPLEADA 1: Es una cosa. No te hagás drama.

ACTOR: Bueno… me concentro y repetimos. (Cierra los ojos e intenta concentrarse)

EMPLEADA 2: Ay, qué miedo…un asalto. (Alza las manos y corre por la escena repitiendo “un asalto”)

JEFA: No te hagas problemas, es sanita. Un poco lenta nada más. ¿Seguimos con lo nuestro? (El actor vuelve a salir. Mientras la Empleada 2 se ha vuelto a detener sonriente. La Empleada 1 la perseguía tratando de pegarle. Ocupan sus posiciones. El Actor entra dando vuelta carnero, está vez lleva anteojos oscuros)

ACTOR: ¡Arriba las manos, esto es un asalto! Muevan, muevan, muevan… A ver, quietitas con las manos en la cabeza y una de ustedes me llena la bolsa con la guita. Vamos, rápido, que no tengo tiempo. Y más vale que se muevan o les vuelo la cabeza de un chumbo. ¡Vamos, carajo, muevan las tetas!

EMPLEADA 1: (Va hacia el actor y lo increpa) ¡Quién mierda te crees que sos, pelotudo! ¿Qué nos tenés que venir a asaltar a nosotras? ¡Basura! ¡Somos laburantes, qué nos tenés que amenazar con la pistola! ¡Eso es porque sos impotente, estúpido! ¿Qué pasa, sos violador también? (Le da una patada en la canilla, el Actor comienza a saltar en una pierna quejándose)

JEFA: Un muchacho tan apuesto, tan educado que parece y haciendo esto. No querido, sentate un poco y vamos a charlar. (Lo sienta de prepo mientras la Empleada 1 trata de seguir pegándole) Pensemos, querido, ¿tus padres no te trataban bien? ¿No podían satisfacer tus necesidades afectivas? ¿Qué extraña circunstancia de tu infancia te llevaron por el camino de la violencia? No parecés del tipo de persona que roba para comer o por necesidad. Creo que lo que tenés es un impulso violento generado por algún tipo de trauma que podrías vehiculizar hablando conmigo… ¡Qué lindo! Siempre quise ser psiquiatra o psicóloga…¡Qué lindo es el simulacro!

EMPLEADA 1: ¡Basura machista, neonazi, depravado, carvernícola, fascista, retrógrado, forro!

ACTOR: ¡ Paren un poco, locas de mierda! ¿Qué hacen?

JEFA: Lo que dijiste, reaccionamos como lo haríamos ante una situación similar. ¿Está mal?

ACTOR: Pero no es así. Un ladrón en serio las hubiese cagado a tiros. Tienen que operar con lógica, responder al estímulo. ¿Y vos, nena, qué te pasa, sos psicóptica o qué?

EMPLEADA 1: Un poquito. Me descarga y me libera.

ACTOR: Miren, me estoy cansando. Yo voy a hacer mi entrada por última vez, y vamos a tratar de que salga lo mejor posible. A partir de ahí evalúo sus conductas y procedemos a actuar como corresponde ante la circunstancia dada. Entiendan que esto es un simulacro. No me tienen que psicoanalizar o cagar a palos.

JEFA: Está bien, disculpá.

EMPLEADA 1: Perdón, no volverá a ocurrir.

ACTOR: Bueno… cada vez mas difícil me resulta concentrarme.

EMPLEADA 2: (Abandona su sonrisa) Ay, que horror, un asalto, socorro, ayuda, un ladrón, un ladrón… (Corre en círculos con las manos en alto ante el asombro del resto)

ACTOR: Esa chica está perdida.

EMPLEADA 1: ¡Vení acá, loca de mierda, vení que te mato a palos, anormal! (La corre. La Jefa la detiene. Empleada 2 se detiene de pronto y vuelve a su sonrisa)

ACTOR: Hagamos esto rápido… Cuanto antes me pueda ir, mejor. (Sale, las mujeres vuelven a sus posiciones. Pausa. Reingresa el actor, esta vez con un pasamontañas. Entra deslizándose) ¡Esto es un asalto, manos arriba! ¡El culito contra el suelo! Muevan, muevan, muevan… Llénenme la bolsa con platita, sin chistar, sin mover un pelo y me voy rápido y todos nos olvidamos de lo que pasó. (Mientras dice esto, la Empleada 1 salta sobre su espalda y lo traba del cuello. Lo derriba. La Jefa toma una cuerda, ambas gritan como karatecas. Lo atan de pies y manos, antes las sordas protestas del actor. Entre las dos lo sacan de escena, vuelven sacudiendo las manos)

JEFA: No se podrán quejar en la gerencia. Hemos resuelto la situación de manera más que idónea. Nos deshicimos del ladrón. Ese no roba más.

EMPLEADA 1: Lo encerré en el armario, Jefa. Le puse llave. Ese no jode por un tiempo. Si usted quiere cada media hora voy y le doy unos palos…

JEFA: Tenemos que avisar a la gerencia.

EMPLEADA 1: Por eso, mientras usted se comunica, yo voy y le voy pegando… ¡Cómo me gusta pegarle a la gente!

JEFA: Bueno, dale… total… ¡Qué lindo que es hacer simulacros! (De fondo se oyen los gritos ahogados del Actor)

EMPLEADA 2: Ay, qué horror… un asalto, socorro, ayuda, nos asaltan. Un ladrón, socorro, policía… (Corre con las manos en alto dando círculos, hasta que sale de escena perseguida por las otras)

EMPLEADA 1: ¡Vení acá, loca de mierda, que para vos también hay!

JEFA: Agarrala, agarrala, encerrémosla también, hagamos con ella un simulacro de asesinato… ¡Agarrala!

EMPLEADA 1: ¡Vení acá te digo, te voy a moler a palos!

(Salen)

(El Nieves entra y arrastra al Actor a la escena, lo desata. El Actor se va corriendo. Nieves habla mientras desarma y arma)

NIEVES: ¡Qué gente rara es esta del teatro! ¡Y miren que yo, por ejemplo, conocí gente de Chubut! Yo les cuento, están todos amuchados ahí atrás, apretujados, quietitos, en un lugar que es así de chiquito. Antes de entrar se besuquean todos y se dicen malas palabras… Mierda, dicen… (le da gracia decir la palabra) Mierda, se besan y dicen mierda… ¡Qué raros! Raros de raritos me parece… Después, cuando llegué andaban todos haciendo ma, me, mi… se pasaban la lengua por entre la boca y hacían caras así… ma… me… mi… Otro caminaba por todo el teatro y hablaba solo. ¡Va a mear a cada rato esta gente! Y después, ¡están sentados todos tranquilos y callados allá atrás y salen a lo gritos! ¡Me pegan cada julepe! Yo nunca le había pisado un teatro, ¿no? Mi papá siempre decía, al teatro y al correo no hay que ir nunca… No sé porque lo decía… Pero yo a mi viejo siempre le hice caso, también, como pa no. Me agarraba con el cinto y me deshilachaba la espalda, el animal. Jodido era mi viejo, pero recto. Bueno, recto, recto, no, si podía te afanaba, pero de buena ley, o sea te afanaba pero de frente, o sea no de frente porque no te dabas cuenta pero bien, te afanaba bien… Pero esta gente de teatro… ¡Qué rara! Yo hago esto y no le piso más… no…¡capaz que es contagioso! (Se asoma uno de los actores con cara de pocos amigos) Ya salgo, ya salgo… ya terminé… (Se va) Raros son, muy raros.

DOS DAMAS

AMELITA: Mercedes, querida, ¿cómo estás?

MERCEDES: Divinamente bien, Amelita, ¿qué contás de nuevo?

AMELITA: Nada nuevo, querida, nada nuevo… ¿compraste la Caras?

MERCEDES: Por supuesto, mi amor. Todavía no la terminé de leer, pero está preciosa. El Juan Martín del Potro se ha puesto de novio con Cecilia Oviedo.

AMELITA: No te lo puedo creer… Qué maravilla. ¿Y quién es Cecilia Oviedo?

MERCEDES: Una chica mona, divina, preciosa. Le cae de maravillas, aunque es un poquito grande para él.

AMELITA: Ese chico es divino, y qué bien juega ¿no? Yo te pido por favor que no te olvides de pasarme la revista ni bien la termines, negri. La semana que viene la compro yo, acordate… ¿miraste tele?

MERCEDES: Un rato, si. La miré a la Su, miré un poquito al Marce, otro poquito de Rial, un rato a la divina de Mirta, un chiquitín de TN y nada más. Ah, no. también estuve chusmeando un poquito de Casi Ángeles, de nada mucho, viste, sino no te deja tiempo para leer, y como vos me apurás con la Caras.

AMELITA: Hacés bien, te digo que hay que hacerse espacio para la lectura, rica, sino como que te atrofiás, como que no crecés intelectualmente, mi amor. Por eso te apuro, mi cielo, no tengo nada para leer.

MERCEDES: Pero quedate tranquila, suave, yo mañana la termino. ¿Sabés que pasa? Tiene menos fotos que otras veces y más texto. Por eso me demoré algo más.

AMELITA: ¿Y no tenés nada para contarme, tersa de mi corazón?

MERCEDES: Ay, no, exquisita. ¿Qué querés que te cuente? No fui a la peluquería, los programas que yo miro vos también los mirás, todavía falta como una semana para la reunión de la Junta de Damas Ultradecentes…no sé.

AMELITA: ¿Algún, como decirte, pretendiente?

MERCEDES: Pero Amelita, suave terciopelo que acaricia mi alma, ¿pretendiente? Si no me he movido del pueblo, vos sabés, acá son todos como feos, ¿viste? Ay, ¡tenés ganas de chichonear! ¿Quién de acá podría ser para nosotras, mielcita?

AMELITA: Pero te lo decía para provocarte, terrón. Ya sé, ya sé. Vos sos tan delicada. Decilo: mechas, grasas, mersas, eso es lo que son los hombres de este pueblo, cabecitas. Vos fijate, tenemos otro nivel, Mercedes, otras aspiraciones, tenemos que conseguir nuestra pareja en Punta Cana, en Miami, qué sé yo, Acapulco. Ahí hay hombres.

MERCEDES: Si, princesa. Es como vos lo decís. Encima de mersas, todos los tipos de acá tienen la idea fija, se te acercan para… bueno, no quiero decir cosas groseras. Pero ellos piensan con sus partes pudendas.

AMELITA: Nada más cierto, ricura. Vos pasás caminando por donde hay unos de esos especimenes y te miran acá, acá y acá. No les importa la marca de ropa que una se pone ni el peinado que se hace. Pero fijate que terror que ni bolilla le dan a los lentes de sol que una lleve, y eso que yo tengo unos iguales a los de Valeria Massa.

MERCEDES: Y eso no pasa en los lugares a nuestro nivel. Ahí tienen en cuenta todos esos detalles, my dear. Vos conocés a un muchacho y el te charla sin pensar en llevarte a la cama.

AMELITA: Encima ahora andan todos como desbarajustados, para mi es porque se la pasan mirando porno en internet, cielito.

MERCEDES: Pero seguro, Amelita. Están esperando que la computadora quede libre para ponerse a mirar esas chanchadas contra natura. Y más te digo, para mi muchas de las mujeres de esos tipos se ponen a mirar con ellos.

AMELITA: ¿Te imaginás las cosas que harán después? Qué aberración. El sexo es para procrear, amorcito, nada más.

MERCEDES: ¿Te lo imaginas a Del Potro haciendo esas cosas con Cecilia Oviedo? Desvistiéndola, pasándole un hielo por el cuerpo desnudo, sudando, lamiéndola, poniendo la boca en… ay, no puedo seguir (Se ha excitado y lo disimula como puede)

AMELITA: (Idem) Qué asquerosidad, ¿no?

(Pausa)

DIARIERO: (Entrando) Diario, diario, las últimas noticias… Diario, diario.

MERCEDES: Hacete la tonta que viene un hombre, flor de lis.

AMELITA: Como si no existiera, piel de durazno, como si no existiera.

DIARIERO: ¿Quieren, doñas?

MERCEDES: (Enfurecida) Pero qué grosero, ¿te fijaste lo que me dijo?

AMELITA: Maleducado, está frente a dos damas.

DIARIERO: No, perdonen, si lo tengo claro. Les pregunté si querían… (Les muestra el diario enrollado)

AMELITA: Y el descarado insiste, ¿qué? ¿Les parecemos un par de vaguitas, nosotras?

DIARIERO: Pero, por favor, señoras.

MERCEDES: (Histérica)¡Señoritas!

DIARIERO: Ta bien. Señoritas. Yo se los ofrezco porque es lo último que me queda y se lo van a perder.

AMELITA: ¿Pero qué se ha creído, que lo andamos necesitando, acaso?

DIARIERO: Pero si no es una cuestión de necesidad, doña. Es lo que hace todo el mundo a esta hora.

MERCEDES: Todo el mundo, todo el mundo. ¿Te dás cuenta, Amelita de mi alma? Todo el mundo dice. ¿Adónde hemos llegado? Cuando lo contemos en la reunión. ¡Qué soponcio!

DIARIERO: Ya sé. No es lo mejor, tiene cosas malas. Pero hay que estar al tanto de todo, hay que enterarse.

AMELITA: Pero qué pedazo de… de… de groncho… ¿Te crees que nosotras no estamos enteradas, que no sabemos cómo se usa, que vivimos dentro de un carozo, qué te pensás?

DIARIERO: ¡Pero no es para ponerse así! Les ofrezco lo que tengo. Lo agarran o lo dejan.

MERCEDES: Pero qué engreído. Lo que tiene, lo que tiene. Y qué, ¿tanto tiene?

DIARIERO: A la vista está.

AMELITA: Yo no veo nada, ¿y vos Mercedes?

MERCEDES: Es un agrandado, te dije.

DIARIERO: Bueno, a esta altura del día es lo que me queda. Hace unas cuantas horas que estoy dando vueltas y no todos son como ustedes, que hacen tanto problema.

MERCEDES: ¿Cómo, todos? Todas, querrá decir.

DIARIERO: No, todos. Si los que más lo buscan son los hombres. Política. Deporte.

AMELITA: ¿Los hombres? Dios nos ampare, este tipo es un taxi boy, Mercedes.

MERCEDES: Y con políticos y deportistas. Qué vergüenza, Amelita. ¿Qué políticos, a ver? ¿Los concejales, el intendente?

DIARIERO: A veces, si.

MERCEDES: Te lo dije, Amelita, te lo dije. La política los corrompe. Y usted, ¿por qué lo hace?

DIARIERO: Y por qué va a ser. Por guita.

AMELITA: Viste, es un taxi boy.

MERCEDES: Claro… lo hace por ver guita, dijo. Qué asco. Amelita…

AMELITA: ¿Qué?

MERCEDES: ¿Y si probamos?

AMELITA: ¿Te parece?

MERCEDES: Si hasta el intendente lo hace, el muchacho debe tener sus cualidades.

AMELITA: Ay, no sé. ¿Será caro?

DIARIERO: Dos con veinticinco.

MERCEDES: Es barato, pero ¿con centavos? ¿Por qué con centavos?

DIARIERO: Qué sé yo. El precio ya viene.

AMELITA: Pero qué desastre. Si hasta tiene tarifa fija. Y bueno, tome la plata. Yo primero. ¿Me tengo que desnudar?

DIARIERO: ¿Para leer el diario? Es cosa suya, señorita.

MERCEDES: ¿Cómo para leer el diario? ¿De qué diario nos habla?

DIARIERO: ¿Y cuál va a ser? Este. ¿Uno para usted tambien?

AMELITA: ¿Diario? Pero qué grosero, inmundo, porquería, grasa asqueroso. Abusarse de nuestra inocencia.

MERCEDES: Rata de cloaca, sátiro, pedófilo, te vamos a dar diario a vos. Y seguro que encima era Página 12 (Lo sacan corriendo a diariazos)

AMELITA: (Desilusionada) Viste Mercedes, todos los hombres son iguales. Todos con la idea fija, mi satén.

MERCEDES: No tienen nivel, rocío de cerezas, en este pueblo no hay uno para nosotras. Te miran y te desnudan.

AMELITA: Bueno, sigamos viaje, primor. Y apurate con la Caras que tengo que ver lo de Juan Martín y la Oviedo.

NIEVES: ¡Pero mirá que había sido zafado el lanudito ese! ¿Cómo le va a decir esas cosas a las mujeres? No, señor… mi mujer, ¿les dije que se llama Yaqueline? No tiene ni una queja de mi. Siempre con respeto la trato… Yo de pegarle… que habrán sido… un par de veces. Pero porque se lo merecía,¿eh? Yo no soy de los que pegan por pegar, no señor. Fresco, digo. Ustedes saben que mamado uno hace cosas de las que ni se acuerda. Yo si le pegué a la Yaqueline en pedo, no la cuento. Porque uno es como otro, ¿vio? O sea, un par de veces en 18 años que llevamos juntos, y al principio. Cosa de jóvenes. Pero fíjense que ya de pichón yo era respetuoso porque las veces que le pegué lo hice con una toalla mojada, pa que no quedaran marcas. Pero la Yaqueline es una genia, me inventa comidas, está pa la tele esta mujer… La otra vez me hizo una que era de locos… Puso capa de puré de papas, capa de carne picada, así con esas cosas que la hacen más rica y capa de puré, lo puso en el horno y lo comimos. ¡Riquísimo! Nunca se me hubiera ocurrido una comida así a mi. Otra vez se compró un abuelo… esos… lo llenó de fiambre y lechuga y lo enrolló… (Se escuchan voces detrás de escena) Un abuelo, si. Esos que son amarillos, de masa… ¿Pionono? Bue… es lo mismo, yo a mi abuelo le decía nono… Ese viejo sí que era jodido. (Sale)

EL ESLABON PERDIDO

(Ingresa el profesor Johannes Gargiulhen llevando de una cadena al Eslabón Perdido)

JOHANNES: Estimado público aquí reunido: es para mi un gran honor presentar en sociedad a uno de los descubrimientos mas grandes de este nuevo milenio. Yo, Johannes Gargiulhen, doctor en antropología, paleontólogo, cirujano plástico, filatelista y consultor económico en los ratos libres he descubierto en lugar que no puedo revelar, por obvio secreto del sumario, al Eslabón Perdido. La conexión entre el Homo Sapiens que somos y el homínido que fuimos. Lo he bautizado, en un alarde de mi inteligencia alemana, como Eslabón. Salude a la gente, Eslabón.

ESLABON: Unga, unga.

JOHANNES: Observad, amables contertulios: cráneo dolicocéfalo, nariz de mono, dientes fuertes para arrancar la carne, brazos de gorila. Este individuo estaba todo cubierto de pelo cuando le encontré, yo lo afeité. Ante esa pilosidad desmesurada consulte a otra eminencia médica y le dije: Observe a este ser peludo, ¿qué padece? Y el respondió: “Padece un osito”

ESLABON: Unga, unga.

JOHANNES: Pero sigamos observando. Mirad estas extremidades fuertes para andar entre los árboles. Eslabón es un Homo Arborículus. Mirad este vientre prominente. En realidad comprueba mi teoría de que tambien en nuestra genealogía figuran los marsupiales, ya que esta panza es en realidad un bolsa para llevar la cría.

ESLABON: Unga, unga.

JOHANNES: Pero ahora llega el momento culminante de esta demostración científica. He enseñado a Eslabón los rudimentos de la civilización, recurriendo a las teorías de Pavlov ya veréis como responde a los reflejos condicionados. Preparaos amables oyentes para observar cómo la cultura domina a las bestias.

ESLABON: Unga, unga.

JOHANNES: El, ante mis órdenes, reflejará estados de ánimo, hecho que viene a demostrar una incipiente inteligencia ya que los verdaderamente inteligentes, no tenemos estados de ánimo, tenemos ideas. Eslabón, ¡hazte el muerto!

ESLABON: (Se tira al piso como un perrito y queda patas arriba) Unga, unga.

JOHANNES: (Le da un terrón de azúcar) Le doy el premio ante la respuesta positiva al estímulo. Eslabón (Le tira un papel. Eslabón corre y se lo trae en la boca) Bravo, Eslabón, pero puedes usar tus manos (Eslabón comienza a hacer gestos obscenos) ¡Eslabón, usar tus manos pero no para eso! ¡Eslabón malo! (Lo golpea con una palmeta de moscas, Eslabón llora como un perro)

ESLABON: Unga, unga.

JOHANNES: Observen bien, damas y caballeros. Triste, Eslabón (Eslabón pone cara de tristeza) Pensativo, Eslabón. (Ídem) Enojado, Eslabón. Ataque, Eslabón (Eslabón comienza a ladrar a un costado de la escena, el Nieves se asoma y le grita Juira. Johannes lo calma y le da otro terrón, que al cabo y sin que el profesor se de cuenta, escupe con asco) Eslabón, alegre (Eslabón sonríe) Más, más, Eslabón (Eslabón comienza a reírse con una risa contagiosa. Johannes se contagia, ambos se abrazan y palmean en medio de un ataque de risa) ¡Cómo me hace reír el boludo este! (Se recompone) Perdón, mis amigos, fue un lapsus. Ahora, Eslabón, cuéntales como fue nuestro primer encuentro.

ESLABON: Unga, unga.

JOHANNES: Con más detalles, mi hallazgo favorito, mi camino al Nóbel.

ESLABON: (Siempre diciendo unga, unga, relata con gestos un encuentro que se parece a una persecución entre los árboles y termina en una especie de combate consigo mismo en el que termina vencido y con la cadena al cuello)

JOHANNES: Entonces lo llevé a Alemania. Ni bien llegué comencé a ser perseguido por un colega. Me persiguió por Munich, Dusseldorf, Bonn, Kalrsruhe. Fue allí que no aguanté más y deteniéndolo le pregunté: ¿por qué me has seguido? Y el me respondió: porque tomo mucha cerveza.

ESLABON: Unga, unga.

JOHANNES: Comencé a explicarle a Eslabón los rudimentos del idioma y la sociedad. Un día que recorríamos las calles de Munich en mi Mercedes, Eslabón dijo sus primeras palabras civilizadas. Recuerda, Eslabón.

ESLABON: Unga, unga.

JOHANNES: (Golpeándolo con la palmeta) No, Eslabón, primeras palabras dije.

ESLABON: Primeras palabras, unga.

JOHANNES: (Dos golpes de palmeta) Munich, auto. Compórtate Eslabón.

ESLABON: ¿Qué es eso? Unga.

JOHANNES: Dijo, señalando la insignia de mi Mercedes Benz. Eso, le dije para poner a prueba su adaptación a la lógica, es una mira. Con ella apunto a los viejitos que veo por la calle y los atropello. Dicho esto comencé a hacer como que atropellaba ancianos, por supuesto que esquivándolos a último momento. Grande fue mi sorpresa cuando vi por el espejo retrovisor como los últimos que creía haber esquivado estaban tirados en la calle, convertidos en una masa sanguinolenta. Y allí fue cuando Eslabón dijo su segunda frase.

ESLABON: Unga, don. Tiene la mira torcida. Si no fuera porque yo los agarraba abriendo la puerta, les hubiera errado a todos.

JOHANNES: Pero eso no es todo. Mirad como Eslabón maneja sus manos (Eslabón comienza nuevamente con los gestos obscenos, Johannes le da con la palmeta) Manos, Eslabón (Juegan al ritmo, Johannes pierde, se agarra una rabieta y lo deja ganar) Baile, Eslabón (Suena un tango. Eslabón baila con Johannes, se pone mimoso. Johannes lo empuja y le pega con la palmeta) Son los instintos primarios, claro está. Eslabón les hará ahora una demostración de sus reflejos adquiridos. Saludo al público, Eslabón.

ESLABON: (Hace el saludo nazi) Heil, unga, unga.

JOHANNES: (Avergonzado) No, ese no. Saluda usando el lenguaje, di algo por ejemplo sobre la inteligencia.

ESLABON: Unga. Es un hecho notable el vaivén de las teorías científicas del instinto entre lo inteligente y lo simplemente inteligente, esto es entre la asimilación del instinto a una inteligencia degradada y la reducción del instinto a un mero mecanismo. Cuando uno de esos dos sistemas de explicación triunfa en la crítica se hace del otro; el primero cuando nos muestra que la crítica no puede ser un mero reflejo…

JOHANNES: (Golpeándolo con la palmeta) Te prohibí expresamente que leyeras La Evolución Creadora de Henri Bergson. Los Eslabones perdidos no deben leer, ya te lo he explicado, no deben instruirse. Solo deben usar sus manos, mirar televisión y aprender oficios. Es menester que lo entiendas.

ESLABON: Unga, unga.

JOHANNES: Qué sería de la civilización si los eslabones perdidos estudiaran, se desarrollaran y tuvieran trabajos intelectuales. Eso queda para nosotros, los Homo Sapiens arios, ricos y famosos. ¿Está claro?

ESLABON: Unga, unga.

JOHANNES: Las cosas en su lugar. Yo soy la ciencia, tu eres el objeto de la ciencia. Yo soy el saber, tu el espécimen que me proporciona la materia prima para el mismo. Hay un orden establecido, eres un objeto de estudio al que alimento y arropo con cariño, pero no pretendas subir de categoría. ¡Hazte el muerto, Eslabón!

ESLABON: Unga, unga (No se mueve)

JOHANNES: Salta, ladra, corre desgraciado, haz la vertical, carajo (En tanto, le da con la palmeta)

ESLABON: Unga, unga, minga.

JOHANNES: Sepa disculpar el público presente esta súbita rebeldía de este Homo Tercerus Mundos. Suele suceder. Eslabón, hazme caso o te bloqueo, te curo con medicamentos truchos, te hago una operación de prensa, te reprimo. Hazte el muerto, Eslabón.

ESLABON: (Se saca la cadena) Un carajo. (Le saca la palmeta a Johannes, lo azota, le coloca la cadena) Yo te voy a dar. Hágase el muerto, Johannes.

JOHANNES: Unga, unga.

ESLABON: Triste, Johannes.

JOHANNES: Unga, unga.

ESLABON: Vámonos, Johannes, que el público ya se cansó.

JOHANNES: Unga, unga.

ESLABON Esto es ficción, estimado público. Cualquier parecido con la realidad es una esperanza del autor y el elenco. Que los negritos puedan derrotar a los rubios sapientes, digo. Salte Johannes. (Salen ambos al grito de unga, unga)

NIEVES: ¿Vieron que les dije que eran raritos? Este muchacho gordo, era un mono… Ya me parecía… Es que con ese tamaño no debe ser normal… Capaz que come banana el dogor, nomás. ¡Qué tamaño! ¿no? Pobre la mujer, pa hacerle de comer a ese oso… Y encima no habla, dice unga, unga… Ahora el otro hombre, el canoso… yo lo hacía más que se yo, culto, como habla tanto… y mírelo… (Se asoma el Eslabón preguntando: ¿qué te pasa, che? ) Nada, buen hombre, nada… Decía que qué buen físico tiene, se nota que lo ha trabajado en el gimnasio… ¡qué porte! (El Eslabón se va) Imaginénselo al grandote este besuqueando a todos y diciendo mierda… ¡qué gracioso! (Pasa corriendo la Empleada 2, gritando un asalto, un asalto, por detrás los elencos de las dos primera obras que al llegar al centro de la escena, se detienen, sonríen al público, saludan avergonzados y siguen corriendo, el Nieves los mira impasible y encogiéndose de hombros) Bueno, ahora que lo pienso, aparte de la gente esa que conocí de Chubut, ¿les dije que conocí gente de Chubut?, una vez vi a unos cubanos que habían venido a jugar al voley acá… y, ¿qué cosa, no? Yo pensaba que los cubanitos eran todos africanitos, así, negritos… y ¡no! Había seres humanos también, así como nosotros… Todos los días se aprende algo.

PRUEBA DE LENGUA

(En escena el Turco mide el escenario hacia proscenio a grandes pasos. Pirulo lo sigue por detrás tímidamente mientras la Señora observa)

TURCO: Bueno señora, esto es fácil. Son como cinco metros que le hago de pared y dejamos dividido el ambiente en dos, como usted quiere. ¿Vos me vas siguiendo, Pirulo?

PIRULO: Lo sigo, tío.

TURCO: El hijo de mi hermana. Pirulo. Lo estoy llevando conmigo así va aprendiendo el oficio, ¿vio? Medio salame me salió el sobrino pero ya va a aprender. ¿Me seguís, Pirulo?

PIRULO: Lo estoy siguiendo, tío.

TURCO: No, Pirulo, boludo. No te digo que me sigas a mi, como si fueras mi sombra. Te digo que me sigas en sentido metafórico… ¿sabés que quiere decir metafórico?

PIRULO: Si, tío.

TURCO: ¿Qué quiere decir, a ver?

PIRULO: La palabra metáfora proviene del concepto latino metaphŏra, y éste a su vez de un término griego que significa traslación. Se trata de la aplicación de una palabra o de una expresión sobre un concepto o un objeto, al cual no denota en forma literal, con la intención de sugerir una comparación con otro concepto u objeto y facilitar su comprensión.

TURCO: (Sorprendido, cambia rápidamente) Y dígame, señora, ¿la quiere en fibrofácil o en durlock a la pared?

SEÑORA: Ay, no sé, este hombre. Lo que sea más barato, práctico y quede más lindo, ¿no? Yo no me doy idea para esas cosas. ¿Se dá cuenta? Es la falta de un hombre en esta casa. Desde que se me murió el Julio la casa es un desastre.

TURCO: Claro, le acompaño el sentimiento, doña. ¿Era habilidoso su marido?

SEÑORA: Un inútil. Pero enseguida llamaba a la persona indicada para hacer los arreglos.

TURCO: Ah… Disculpe si soy curioso, pero ¿para qué quiere dividir este ambiente?

SEÑORA: Pienso alquilar aquella parte como pensión.

TURCO: ¿Ves, Pirulo? Ahí tenés. Ni bien empezás a juntar unos mangos te podés independizar de tu vieja. Acá le podés alquilar a la señora, ¿no?

PIRULO: Si, tío.

SEÑORA: Si… bueno, pero pensión para chicas va a ser.

TURCO: (Se exalta) ¡Mejor, doña! ¡Qué te parece, Pirulo! ¡Aprovechas para mojar la galleta! ¡Remover el guiso! ¡Conocerle la cara a dios! ¡Zangolotear el ganso! (Descubre que sus dichos no provocan ni una sonrisa. Otra vez incómodo, cambia) Entonces capaz que le conviene el durlock, doña.

SEÑORA: Lo que usted diga, don este hombre.

TURCO: Dígame Turco nomás. Así me conocen todos. ¿No, Pirulo?

PIRULO: Si, tío.

TURCO: Y acá le van como tres planchas, vio que el durlock mide 1,10 por 2.40, con tres planchas hacemos la parecita. ¿Eso solo quiere hacer, señora?

SEÑORA: En realidad quisiera pintar la pared que hagamos, todo el ambiente y darle un arreglo a toda la casa, que ya le dije que está como viniéndose abajo. ¿Usted hace plomería y albañilería tambien?

TURCO: Yo le hago todo. Soy bueno pa todo, y disculpe que me agrande, pero le hago cualquier arreglo, le pinto lo que venga. Así me las he rebuscado siempre y nadie tiene quejas de mi, vea. Puedo darle referencias.

SEÑORA: Está bien, señor, le creo, me han hablado bien de usted.

TURCO: Pero no me diga, señor, doña. Si le hago todas esas cosas tráteme con confianza. Yo la voy a arreglar, a pintar, la cepillo bien…(Se da cuenta de la inconciente doble intención y trata de arreglar lo que ha dicho) A la casa, digo, no vaya a pensar… no porque usted no lo merezca…bueno, quiero decir, no soy quien para saber si merece, o sea, usted sabrá, si se da, es decir…¡Pirulo!

PIRULO: ¿Si, tío?

TURCO: ¿Anotaste todo?

PIRULO: ¿Qué cosa, tío?

TURCO: Pirulo…ay, Pirulo. Lo que tengo que hacer, ¡qué otra cosa!

PIRULO: Si, tío.

TURCO: ¿Y qué anostaste, abombado?

PIRULO: Hacer pared, pintar, cepillarse a la señora…(El Turco le arranca la hoja del anotador tratando de que pase desapercibida la situación, hace un bollito, tira el papel)

TURCO: ¡Andá a tirar eso a la basura, Pirulo! ¡Y despabilate un poco! Es medio… en fin… pero es bueno, no se vaya a creer. Mi hermana, pobre, criar a este muchacho. Por eso le doy una mano. Lo que haría cualquier tío, ¿no?

SEÑORA: ¿Y me va a salir caro esto, don Turco?

TURCO: ¡Pero no! ¡No solo soy bueno pa todo, sino que soy barato! Vamos arreglando señora, no se preocupe. Usted ahora me adelanta algo para los materiales y vamos viendo. Acá la plata no es problema.

PIRULO: Ya tiré el papelito a la basura, tío.

TURCO: ¿Y?

PIRULO: Le aviso, para que sepa. (Se miran sin entender)

TURCO: Yo no los entiendo a los jóvenes de hoy, doña. Qué quiere que le diga. ¿Qué me quiso decir? Y se queda ahí mirándome… No se. Me superan. (Se le cae una lapicera. A Pirulo) Alzala. (Pirulo intenta alzar a la señora que no opone resistencia) ¿Qué hacés, boludo?

PIRULO: Me dijo que la alzara, tío.

TURCO: A la lapicera, animal (Pirulo suelta a la señora, alza la lapicera y se la alcanza al Turco) Diculpelo señora, ya le dije, es como corto, no se.

SEÑORA: No, está bien, no se preocupe. ¿Sabe qué, don Turco?

TURCO: Digame, señora.

PIRULO: Ya alcé la lapicera, tío.

TURCO: ¿Y?

PIRULO: Yo le digo, para que sepa, tío. (Otra vez se quedan mirando)

TURCO: No, si yo le digo, me supera… ¿Decía, señora?

SEÑORA: Ese velador que ve ahí… Agarra corriente. ¿Me lo puede arreglar?

TURCO: Pero claro, doña. Es la yapa. Esto no se lo cobro. Prendelo Pirulo.

(Pirulo lo prende pero no se enciende la lámpara)

SEÑORA: Es que no le pongo lamparita porque me las quema. Pero así y todo a mi me agarra corriente. ¿Ve? (Lo toca con el dorso de la mano y recibe una pequeña patada)

TURCO: Una pavada, no se haga problema doña. A ver, teneme Pirulo (Le acomoda un poco el enchufe, lo toca, no pasa nada) ¿Vio? Ya está. (La señora se acerca repite la operación, vuelve a recibir la patada)

SEÑORA: Me sigue agarrando, don.

TURCO: Pasa con alguna gente que es más sensible que otra. A ver vos, Pirulo, tocalo. (Pirulo lo toca, grita ay y queda soplándose el dedo) Bueno no es nada, lo desarmamos (comienza a hacerlo) Como le dije doña, yo soy hábil pa todo. Y me han pasado cosas. Vea, una vez tuve que cambiar el motor de un molino, altísimo, como 300 metros tenía. Uno lo miraba de abajo y no se veía la hélice. Me subí, sin cinturón de seguridad, para ir más rápido. Cuando llego arriba, de tan alto que estaba me faltaba el oxígeno, doña. Así que cuando estaba ajustando el último tornillo me marié y me vine a pique. El suelo se me venía, doña, se me venía…así que pensé, mientras caía, ¿qué hago? ¿Y sabe qué hice? Aletié, empecé a mover los brazos aleteando, doña… Y no es que volé, no hay que exagerar, pero frené la caída… Me enterré hasta las rodillas en el suelo. Pero acá estoy, sano y salvo. Y no le miento… El que estaba, me acuerdo, ese día era el finadito Rodríguez, el me vio, si, señor… Bueno, ahí está listo. Enchufalo, Pirulo. (Pirulo lo enchufa, el Turco lo prueba, no pasa nada. Se lo hace tocar a la señora que vuelve a sentir la descarga) Ah, no, no puede ser. Es usted, señora. Este velador está perfecto.

SEÑORA: Pero me dio corriente, don.

TURCO: No puede ser, señora.

SEÑORA: Que si, le digo.

TURCO: Mire, para demostrárselo le voy a hacer la prueba infalible. La prueba de lengua. Yo le toco el velador con la lengua y no me va a pasar nada…vea… (Le da un lengüetazo. Grita. Apagón. Cuando vuelve la luz, el Turco está tirado en el suelo a una buena distancia del velador)

PIRULO: ¿Lo pateó, tío?

TURCO: No, boludo, hago surf con el culo… Pero qué vergüenza…qué vergüenza…

SEÑORA: No se preocupe, a cualquiera le puede pasar.

TURCO: No, señora. Qué vergüenza, con la patada… ¡Me cagué encima! (Sale huyendo)

PIRULO: Tire ese velador, señora. No sirve mas que para hacer cagadas.

(El Nieves entra con un trapo y un balde y se pone a fregar donde cayó el Turco)

NIEVES: A mi no me contrataron para limpiar porquerías, no señor. Lo hago de comedido que soy, vea. ¿Cómo se va a cagar acá delante de todos? Y hay mujeres… Aunque no entiendo cómo es que se puede cagar cuando quiere… El piso lleno de mierda… Mierda… (se acuerda de la palabra y se ríe) Mierda… chuick, chuick… ¿Esto querría decir? (Alguien lo llama de afuera, el Nieves señala el piso, le dicen que no limpie) Ah, no, no entiendo nada. Acá me dicen que no tengo que limpiar porque hay una convención teatral. Y justamente si hay una convención hay que dejar limpito. ¡Qué gente rara! Y eso que conocí gente de Chubut… ¡A que ustedes no conocieron gente de ahí! Una vez vinieron unos de Ecuador y se agrandaban diciendo que era de ese país africano y yo les dije: yo conozco gente de Chubut. Chubut es el antipático nuestro… Claro… Uno está parado acá, si da toda la vuelta al mundo, ahí está el antipático de uno… En el mundo del otro lado, está Chubut, y ¿saben qué? Hablaban como nosotros, tenían dos pies, dos ojos, dos manos… ¡Quién lo hubiera dicho, no! Por eso, yo a mis hijos siempre les cuento que conocí gente de Chubut, porque ¡no cualquiera! ¡Oiga! ¿Esta lámpara no me cagará a patadas, no? ¿No? Me la llevo entonces…

El STRIPPER

TITA: (Entrando alborozada, con el celular en la mano) Chicas, chicas, ¿a qué no saben lo que acabo de hacer?

COCA: Ganaste la quiniela.

CHICHA: Encargaste comida.

TITA: No, nada que ver. Ni se lo pueden imaginar. Ni en el mejor de los sueños se lo pueden imaginar.

COCA: Qué se yo. Ojalá que sea algo para salir de este aburrimiento.

TITA: Tibio, tibio.

CHICHA: Algo que nos dé placer y satisfacción.

TITA: Más caliente, más caliente.

COCA: Bueno, dale decí qué si hay algo que odio, es el suspenso.

CHICHA: Si, que me pongo nerviosa y cuando me pongo nerviosa, me excito.

TITA: Pero excitate todo lo que quieras, Chicha querida. ¡Acabo de contratar un stripper!

CHICHA Y COCA: ¿¡Qué?! (Tita y Chicha se poner a gritar y a saltar como nenas, mientras Coca duda, por un rincón de la escena se asoma el Nieves, haciendo gestos de que él no es el stripper, desaparece)

COCA: ¡Pero vos estás loca, Tita! ¿Un stripper? ¿No es un poco mucho? ¿Y cómo lo vamos a pagar?

TITA: Por la plata no te preocupes, lo pago yo. Y por lo demás, liberate Coca, hoy vamos a disfrutar nosotras, las chicas.

CHICHA: ¡Qué loca! ¿Y cómo se te ocurrió?

TITA: No sé, estoy aburrida de hacer siempre lo mismo: nos juntamos los sábados, chusmeamos, tomamos mate y cada una a su casa, mas sola que la una y con unas ganas bárbaras de… ustedes ya saben.

COCA: No sé, no sé. Me parece algo arriesgado.

CHICHA: Pero qué arriesgado ni ocho cuartos, Coca. Es una idea genial. ¿Y qué hace un stripper?

TITA: ¿Cómo qué hace? ¿No sabés? Es un desnudista, Chicha…

CHICHA: ¿Un desnu.,.? Ah… no sabía. ¿Se desnuda? ¿Todo? ¿Esos que usan zunga?

COCA: Claro, boluda, ¿qué te pensabas que era?

TITA: ¿Nunca escuchaste la palabra stripper?

CHICHA: Si, pero yo pensaba que… ¿son esos que bailan? ¿Y se cuelgan del caño? ¿Y se van sacando la ropa? Yo creía que eso solo existía en el programa de Tinelli… ¿Hay gente que hace eso?

TITA: Claro, suena una música y empiezan a bailar así (Tita y Coca empiezan a moverse y bailar una danza erótica a la que al poco se suma Chicha. Las tres gritan y aplauden) Estos tipos pueden vestirse de cualquier cosa: de policías, de obreros, de médicos, y llegan y te sorprenden.

COCA (Todo en medio de la danza) Y vos le pones la plata en el calzoncillito ese que usan y se te suben encima y te pasan la lengua y te manosean toda.

CHICHA: ¿Toda, pero toda? Lo único es que no tengo ni un billete para darle, debo tener unas moneditas de 10 centavos, a lo sumo (Busca en el monedero mientras baila. Tita le arranca el monedero y lo tira lejos y le da unos billetes, ya doblados como para el stripper)

TITA: Regalo de Tita, Tita paga todo, Tita se hace cargo, pero Tita pasa primero, ¿estamos?

COCA: Segunda.

CHICHA: Me cagaron. Lo agarro cansado. (Mientras dicen esto último se asoma una mano enguantada por entre cámaras. Luego una pierna. Al verlas, las mujeres gritan. Entra el Payaso, lleva tres globos de colores y algunos chupetines)

PAYASO: ¡Compañía! (Comienza a cantar la canción de Piñón Fijo. Las mujeres aplauden entusiasmada y siguen las consignas) ¡Soy el payaso triciclo! ¡El más divertido de todos los payasos! ¡El más famoso, el más lindo, el más grande de todos los payasos! ¡Yo soy Triciclo! (Canta con la música de La Gallina Turuleca) Con el payaso Triciclo, vas a reir, vas a cantar, vas a jugar, con el hermoso Triciclo ya vas a ver cuanto de bien vas a saltar, con el payaso Triciclo, todos juntos de una vez para bailar, con el payaso Triciclo, esta fiestita nunca más olvidarás. (Les entrega un globo a cada una)

COCA: Vino de payaso, ¡qué original!

TITA: ¿Se dieron cuenta? Todo con doble sentido canta. La fiestita, el juego… todo. ¡Qué pícaro que es!

CHICHA: ¿Y los globos para qué son?

TITA: No son globos, son preservativos inflados, ¿no te das cuenta?

COCA: (Le pasa la lengua al suyo y pone cara de asco) ¡Pua! Pero no son los saborizados.

PAYASO: Nos agarramos de la manito y jugamos a la ronda… (Hace una de las típicas caídas de los payasos, las mujeres ríen. Al escuchar las risas el Payaso se enfervoriza y salta por toda la escena, las toma de la mano y comienza la ronda) Aserrín, aserrán, los maderos de San Juán…

TITA: ¿Vieron como sigue con el doble sentido?

CHICHA: Aserrín, aserrán…¡qué chancho!

PAYASO: (Recién advierte que no hay niños y disminuye un poco su entusiasmo) ¿Y los chiquitos dónde están?

COCA: ¡Quiere que hagamos de nenitas! ¡Qué pervertido!

TITA: Me encantan los pervertidos. (Las tres comienzan a hacer de nenas. El Payaso, desconcertado les regala un chupetín a cada una. Los chupan sugerentemente. El Payaso duda cada vez más)

CHICHA: ¿Y, cuándo empieza el show?

PAYASO: ¿Eh? Ya empecé… pero… ¿y los chicos?

TITA: Dale, papá, empezá a sacarte el disfraz, que estas tres nenitas ardientes están ansiosas.

PAYASO: No entiendo.

COCA: ¡Ponete en bolas, dale!

PAYASO: Esperen un momento, yo… (Las tres empiezan a cantar “Que se ponga en bolas”. El payaso totalmente desconcertado se sienta. Al sentarse se le van las tres encima y quieren tocarlo. El payaso huye) Paren, paren, acá hay una confusión, paren… (corre perseguido por las mujeres) ¡Soy un payaso! ¡Soy el payasito triciclo!

TITA: ¡Ya está! Ya terminó el juego, ahora queremos el show porno, dale.

COCA: ¡Queremos ver la zunga!

CHICHA: Ya cansó lo del payaso.

PAYASO: ¡Pero es que soy un animador de fiestas infantiles, soy un payaso!

TITA: ¿No sos stripper?

PAYASO: ¡De ninguna manera! A mi me gustan los niños, las diversiones sanas…

TITA: Pero yo contraté un stripper.

PAYASO: ¿Usted llamó a la Agencia de Fiestas?

TITA: Si.

PAYASO: ¿Y esto no es Avellaneda 370?

COCA: No, esto es Avellaneda 730…

PAYASO: ¡Qué desastre! Se equivocaron en la agencia… Yo tenía que animar una fiestita infantil, lo que significa que el stripper se está poniendo en bolas con los muchachitos ahora… ¡Nos echan a todos!

CHICHA: ¿Y no podés hacer un poquito de stripper?

PAYASO: ¡No! de ninguna manera. Además, no me depilé.

COCA: Y yo que estaba tan entusiasmada.

TITA: ¿Y cómo arreglamos esto?

PAYASO: Y bueno, señoras, para no perder todo… ¿qué les parece si sigo con mi rutina?

(Las mujeres se miran, asienten)

TITA: Mejor que aburrirnos va a ser… (El payaso les da unos bonetes, retoma la canción de Piñón Fijo y salen haciendo trencito. Un instante después se asoma el Payaso)

PAYASO: (Excitado) ¡Van a ver qué fiestita les hago afuera!

(El Nieves entra de espaldas, mirando hacia donde han salido los actores, se lo nota avergonzado)

NIEVES: ¡Yo creía que me iban a hacer poner en pelotas a mi! ¡Qué gente rara! Ahora, digo, el payasito este…¿se las bancará? Porque va a tener que hamacarse con esas tres señoras… Pero la verdad es que tengo una vergüenza barbara. Con razón mi viejo decía que no había que venir al teatro… Ahora me falta saber por qué decía lo del correo… Pero la verdad, me parece que ni en pedo yo me desnudo… No… Por eso me baño poco… Me da una vergüenza verme así, sin nada encima… Yo a la Yaqueline no le permito que se desnude delante de mí, no señor. Eso no está en la naturaleza, no… Por algo nacemos vestidos, ¿no? Ahora que me acuerdo…¿alguno de ustedes se llama Mansalva? ¿No? Porque el canoso de ahí atrás me dijo recién que dejara de hablar a Mansalva… y yo pensé, yo no conozco a ningún Mansalva, así que ¿cómo voy a hablarle? Ta loco el canoso… Todos están locos… Yo no sé cómo ustedes pueden venir acá, y capaz que les cobran pa entrar, ¿les cobraron? No… si es como yo digo… Este país se va al carajo… Así estamos al horno y con papas.

NI YANQUIS NI MARXISTAS

(Hombre 1 está parado, lee el diario. Ingresa el Pastor, aullando, cantando y moviéndose como en una danza vudú)

PASTOR: Hermano, zingala, uhmm, ha llegado vuestra salvación. Basta de materialismo dialéctico, basta de capitalismo salvaje, zucudita uhmm.

HOMBRE: ¿Perdón?

PASTOR: ¿Crees en tu religión? ¿Du iu col that religión? ¿Eh, eh? ¿Crees hermano tu en la religión? Zucundum, uhmmm.

HOMBRE: Bueno, si, pero…

PASTOR: Entonces, uhmm, he aquí al hombre indicado, el que te conducirá por la senda de la salvación, lejos de herejías, pandemoniums, lubridios y eutrapelias. Así habló Zaratustra, uhmmm.

HOMBRE: No soy practicante de…

PASTOR: Ah, apóstata posmoderno, encarnación del pensamiento positivista decimonónico. He allí tu mal: no practicas, ¿y por qué no practicas? Porque no tienes fe, ¿y por qué no tienes fe? Porque no practicas, por ende practica y triunfarás en el mundo de la fe. Flexionando uno, arriba, abajo, arriba, abajo. (Ambos hacen el ritmo)

HOMBRE: Ya está bien.

PASTOR: Ves, has practicado y ya tienes fe. Permíteme obsequiarte mi libro La Práctica como unívoco camino hacia el destino de la fe. Con fe de erratas incluido, porque qué sería de un libro de fe sin fe de erratas, uhmmm.

HOMBRE: Sucede que no soy un creyente de esos…

PASTOR: Ahí estaba el quid de la cuestión, ¿quo vadis, domine? Vadis a ninguna parte si no eres creyente. ¿No crees en Dios, en Alá, en Horus, Isis, Rivadavia o Nippur de Lagash? ¿No crees en nada, bestia cuadrúpeda, sin fe ni creencias?

HOMBRE: Ninguna religión ha colmado mis expectativas. No me satisfacen.

PASTOR: Hijo, uhmm, he aquí el hombre que te conducirá por los pliegues, los meandros, las rías y las isobaras de la creencia. Llegarás conmigo a la mitocondria del misticismo, uhmmm.

HOMBRE: ¿Zucundum?

PASTOR: Zucundum.

HOMBRE: ¿Pero, zucundum?

PASTOR: Zucundum, zucundum. Las olas y el viento, y el frío del mar (Cantan y bailan ambos) Ves, ya por lo menos crees en Donald y sus éxitos de los 70.

HOMBRE: (Copado) Qué tendrá el petizo, que las vuelve locas…

PASTOR: ¡Flagélate, flagélate! (Le da una ramita y hace que se autocastigue) No te dejes llevar por los excesos. La flagelación es el camino místico mas directo a… a… la guardia del hospital y el sadomasoquismo. Practica, hijo, practica. Uhmmm.

HOMBRE: ¿Por qué no la termina? Me está haciendo hacer el ridículo en medio de la calle y ni siquiera me interesa escucharlo.

PASTOR: Ah, un pagano reticente, un yuppie descreído. Deja que te llene el cuerpo la energía mística, llámala, llámala, energía, ven. Llame ya.

HOMBRE (Mira hacia arriba, sin convicción) Energía ven.

PASTOR: Loas a la energía que llega, en la anteposición de Marte con Saturno por la influencia de Géminis y el clan Macri, llega la energía, siéntela. (Empieza a moverse, el hombre lo imita) Mueve la cadera, mueve la cadera. Va, va, va. Tu cuerpo está lleno de energía, suéltala, hermano, suéltala.

HOMBRE (Explota) ¡Dejame de reventar las pelotas!

PASTOR (Se echa al suelo, besa el piso, se agita) Se ha liberado, se ha liberado, ha largado el stress post traumático del nuevo milenio y el bicentenario. Aleluya.

HOMBRE: No me interesa nada de lo suyo, estoy buscando trabajo no dioses, váyase o le parto la cara. No quiero verlo cerca.

PASTOR: (Cambiando, saca una enorme tira de tarjetas) Pero vea hermano que tengo una buena oferta, mire que yo lo puedo guiar por las siguientes religiones: católica, evangelista, mormón, testigo de Jehová, pentecostal, Hare Krishna, musulmán, budista, vudú, el Sai Baba, Lilita Carrió, la iglesia maradoniana, esa, esa, que me la mamen bien, que me la mamen bien… Mire, mire cuantas ofertas…

HOMBRE: ¡Pero sos un chanta total!

PASTOR: Siii. (Salta. Corre) Aleluya. Aleluya. El hermano ha tenido una revelación. Soy un adorador de San Chanta, el más auténtico santo argentino del cual soy su profeta. San Chanta nos guía por la buena senda, San Chanta es el camino.

HOMBRE: Es una vergüenza, no puedo creerlo.

PASTOR: Toma mi mano y aprende, toma mi mano sin temores, tómala y descubrirás el rumbo (Hombre la toma, se avergüenza) ¿Y?

HOMBRE: Nada.

PASTOR: He allí el camino. Albricias, congratulaciones, enhorabuena. Ha comenzado tu camino por la verdad inescrutable de San Chanta. No sentir nada, la mente en blanco. Dime una mentira, pronto.

HOMBRE: Para un argentino no hay nada mejor que otro argentino.

PASTOR: Ahora dime una estupidez.

HOMBRE: Los que depositan dólares cobrarán dólares.

PASTOR: Lo tienes, hermano, lo tienes. Ahora coiméame, pronto, hazlo…

HOMBRE: Le doy 20 mangos si me deja de joder. (Se los da. El Pastor lo agarra)

PASTOR: Ese es el camino, hermano. Mientes, dices sandeces, coimeas, me corrompes, San Chanta te guía. Agradécele conmigo. Repite: San Chanta, te agradezco de haberme hecho vivo y argentino.

HOMBRE: Te agradezco de haberme hecho vivo y argentino.

PASTOR: Eres un nuevo adepto. Eres un iniciado en la secta más grande y generosa (Cambia. Se sienta) Me cansé.

HOMBRE: ¿Puedo preguntarle algo?

PASTOR: Si, claro.

HOMBRE: ¿Cree realmente en todo esto, en lo que hace?

PASTOR: Para nada, soy un chanta.

HOMBRE: Eso me queda claro, pero ¿para qué lo hace?

PASTOR: (Saca los 20 pesos, se los muestra, los vuelve a guardar) Esto es lo mínimo que consigo.

HOMBRE: No, porque ahora me los vas a devolver.

PASTOR: De acá. Vos me lo diste, yo no te obligué.

HOMBRE: Pero…

PASTOR: Yo tengo este curro, viejo, es cansador, no te lo niego, pero me divierto y como todos los días, sin patrones, ni horarios.

HOMBRE: No se me hubiera ocurrido.

PASTOR (Se reincorpora) Bueno, me voy a seguir laburando, hermano. (Se transforma) Uhmm, ancestros, zucaritas, uhmmm. La salvación llega conmigo, seguidme que no es un error, bala para los delincuentes, fuera los piercings, no al matrimonio gay, zunga, zunga, ie, zunga, zunga, ie. (Se va bailando. El Hombre queda mirando, hasta que comienza a moverse)

HOMBRE: San Chanta, ven a mi. San Chanta, ven a mi (Se agita, se sacude, baila frenéticamente) Soy la salvación, creed en mi palabra que os llevaré por el terreno seguro de la paz de espíritu. Una dádiva, dadme, una dádiva. Aleluya, aleluya, llame ya, satisfacción garantizada (Se va)

NIEVES: Yo soy muy respetuoso de la gente esta que anda… así… con la biblia. Una vez de apurado me acuerdo que vino una gente, yo la atendí y me dijeron que eran Testigos de Jehová y yo les dije: miren, hace mucho que vivo en el barrio y al tal Jehová no lo conozco y si lo conociera, igual, yo no le salgo de testigo a nadie. Después entendí. Con el tiempo, ¡son ellos los que le salen de testigos! Yo charlo con ellos, me regalan revistitas, me dicen que el mundo se está por terminar… por eso yo voy al bar y tomo. Por que si se termina el mundo que me agarre con los tanques llenos, ¿no? Eso si, a la iglesia, digamos la de en serio no le voy mucho, porque dicen que si vas tenés que confesar los pecados… y yo que ni siquiera sé que es un pecado, ¡mire si encima le voy a confesar! ¡Ya termino, no me apuren, que por 30 pesos que me pagan no me tienen que andar apurando, qué tanto!

EL FANTASMA

(La hermana Samanta se encuentra ensimismada tras una mesa. Sobre ella hay una bola de cristal. Entra la Señora)

SEÑORA: ¡Hermana Samanta! ¡Qué alivio! ¡Por fin consigo turno con usted! Usted es la única persona que puede solucionar mi problema, la única que me permitirá volver a dormir por las noches.

SAMANTA: (En otra cosa) Ahá

SEÑORA: Todo el pueblo habla de usted, hermana. Todos dicen que no hay mejor médium, que ninguna persona es capaz de comunicarse con los finados – dios los tenga en su santa gloria- como usted. ¡Necesito comunicarme con mi marido, hermana!

SAMANTA: (Siempre distraída, saca el celular) Cómo no, dígame el número y la comunico.

SEÑORA: ¡Hermana! ¡Ey, hermana! ¿Qué hace? Con mi marido muerto necesito comunicarme.

SAMANTA (Reaccionando) Ay, perdóneme usted. Estaba distraída. Me tiene mal esta liquidación de Ingresos Brutos, tengo que pagar una fortuna. Y estaba sacando las cuentas… ¿me decía?

SEÑORA: ¿Los médiums pagan Ingresos Brutos?

SAMANTA: ¡Claro!, ¿qué se piensa? Todo legal, todo por derecha, doña. Pero cuénteme, ¿a ver?

SEÑORA: Le digo que llevo meses sin poder dormir bien. Desde la muerte de mi marido que paso las noches en vela, dando vueltas en la cama, tratando de contestar los interrogantes que su desaparición me han dejado.

SAMANTA: ¿Y cuáles serían?

SEÑORA: Mire, primero tengo que explicarle un poco acerca de su muerte, porque el lío empieza ahí.

SAMANTA: Cuénteme.

SEÑORA: Resulta que mi esposo era muy celoso… Pero muy, muy, ¿eh? El caso es que un día yo había contratado a un podador para que me cortara la hiedra del patio. Y a él se le había puesto que yo tenía algo con ese hombre.

SAMANTA: Ahá.

SEÑORA: Entonces, sin que nadie se diera cuenta, mi marido era un tipo muy callado, muy de pasar desapercibido, eso le explica como terminó todo; bueno, le decía, sin que nadie se diera cuenta se escondió en la caseta de gas del patio para espiarme. Se ve que yo le explique al podador lo que quería y vi la trabita de la puerta de la caseta del gas levantada… (Solloza) ¿Por qué seré tan meticulosa y prolija?

SAMANTA: No se desvíe del tema, vamos a los hechos.

SEÑORA: Bueno, yo cerré la trabita… y ahí quedó el pobrecito. Primero no se debe haber animado a golpear por pudor, por su forma de ser, después capaz que lo hizo pero yo andaba adentro, en esos días llovió, no salí casi al patio. ¡Y el pobrecito se murió ahí en la caseta, solo, abandonado, de celoso que era nomás!

SAMANTA: Pero, señora, ¡usted no se dio cuenta!

SEÑORA: ¿No le digo que era de pasar desapercibido? ¡Como a los dos meses me di cuenta de que hacía mucho que no lo veía! ¡Ahí lo empecé a buscar! Revisé la casa de arriba abajo, llame a los vecinos, a los amigos… Pero de tan callado, nadie se había dado cuenta de que no estaba.

SAMANTA: ¡Qué terrible!

SEÑORA: Así que buscando y buscando, un día abrí la caseta del gas, y ahí estaba. Mire, quietito se había quedado. Se había secado ahí adentro, ¡una momia parecía! ¿Y sabe lo peor? ¿Sabe cuál es una de las cosas que no me dejan dormir?

SAMANTA: No, dígame.

SEÑORA: Que debo haber cocinado, preparado el mate con los gases del finadito, si se murió ahí, justo en la caseta del gas…¿No le parece? Bueno, yo primero quiero saber si me perdonó por haber sido tan prolija, yo ya le perdoné los celos.

SAMANTA: ¿Y lo otro?

SEÑORA: No puedo encontrar gran parte de la plata que teníamos juntos. Falta de una de las cuentas del banco, mas de 15.000 pesos están faltando y no sé adónde habrán ido a parar.

SAMANTA: Bueno, señora, no es nada difícil. Ahora, vamos a relajarnos, mientras yo me concentro y me comunico con el reino de los muertos.

SEÑORA: ¿Y yo qué hago?

SAMANTA: Usted se queda quieta, espera, cuando yo me comience a mover, usted me imita, es para reforzar la comunicación, ¿me entiende?

SEÑORA: Si, si… ay qué nervios…

SAMANTA: (Comienza a emitir extraños sonidos y convulsionarse) Ora pronobis, orina est. Ora pertotum, orinae sont. Ora, la hora, qué ora é. A badú badú badé, badá, badá, a badú badú badé, badá, badá… (Se para y comienza a bailar al ritmo de su salmo, la Señora la imita. Mientras, a un costado de la escena, en forma muda, un par de actores quieren convencer al Nieve de que se ponga una sábana encima para hacer de fantasma, el Nieves se niega hasta que los actores, por la fuerza, le ponen la sábana y lo empujan hacia la escena, el Nieves llega hasta las mujeres tropezando)

NIEVES: (Asoma la cabeza apenas y se vuelve a tapar) ¡Qué vergüenza!

SEÑORA: (Grita, se asusta) ¡Mi marido, mi marido! ¡Volvió del más allá! ¡Volvió, volvió! (Se abalanza sobre el fantasma, el Nieves se aleja, asustado)

SAMANTA: ¡No me lo toque que se me muere usted! ¡No, doña, a los muertos de lejos, nada de andar toqueteando! Usted no sabe la energía que me cuesta traerlos del más allá, y no quiero que usted se me muera sin pagarme.

SEÑORA: ¿Me perdonás, me perdonás, querido? (El Nieves está duro bajo la sábana, con los brazos alzados) Ay, no me contesta. ¿Será que no me perdona? ¿No me perdonás, tan enojado quedaste? (Samanta obliga al Nieves a asentir) ¡Me dijo que sí! Pero no me habla…

SAMANTA: Es que no puede, no tiene cuerdas vocales, es todo energía…

NIEVES: Buu, buu… (Samanta lo hace callar)

SAMANTA: Eso es solo interferencia.

SEÑORA: Ya que me perdonaste, decime dónde está la plata, querido… (El Nieves queda impasible, luego asiente, luego dice buuu) Ay, no te entiendo, siempre tan callado vos… Decime, Cristóbal, dónde pusiste la plata que falta.

SAMANTA: ¿Cristóbal?

SEÑORA: Ese era su nombre, Cristóbal.

SAMANTA: ¿Usted por casualidad, no tendría una foto de su marido?

SEÑORA: Si, como no. (Busca y se la da)

SAMANTA: ¡Cristóbal y la puta madre que te parió!

SEÑORA: ¿Qué dice, hermana?

SAMANTA: Su maridito, señora… flor de hijo de puta era…

SEÑORA: No le permito…

SAMANTA: Era mi pareja hace como 10 años… ¡Con razón hacía meses que no aparecía el muy turro! ¡Estaba muerto el muy jodido! ¡Y nunca me dijo que estuviera casado!

SEÑORA: Tiene que estar confundida, hermana.

SAMANTA: ¿Confundida? Mire, aquí tengo una foto de él… (Se la muestra)

SEÑORA: Pero qué desgraciado malnacido… ¡Con esa pinta de mosquita muerta! ¡Le convenía pasar desapercibido al muy pata de bolsa, qué basura!

SAMANTA: Y si le faltan 15 mil pesos, es muy fácil, el pagó el arreglo de este local, ¡y le salió esa plata! (El Nieves ha aprovechado para escaparse de la escena. Las mujeres quedan anonadadas) ¡Pero miralo vos al Cristobalito!

SEÑORA: ¡Que pedazo de porquería! (Quedan sentadas pensativas. Pasa corriendo la Empleada 2 al grito de Un asalto, un asalto… por detrás la corren casi todos los actores) ¿Y eso?

SAMANTA: Interferencias de energía, no le haga caso… ¡He quedado destruida con esto!

SEÑORA: ¿Y ahora qué hacemos?

SAMANTA: Yo viajo todos los sábados al boliche de Pehuajó, ese para solos… ¿no querés venir?

SEÑORA: Y dale… total… para lo que se puede perder… (El Nieves se asoma siempre como Fantasma) Cristóbal y la puta que te parió, si te agarro te vuelvo a matar, desgraciado… (Le tira con un zapato y sale corriendo tras él junto a Samanta)

(El Nieves vuelve a escena con la sábana puesta. Se la saca. Busca un papelito para saber qué tiene que hacer. Se asusta cuando comienzan a entrar todos los actores)

NIEVES: ¿Y ahora qué tengo que hacer? En el papelito no dice nada.

UN ACTOR: Ahora saludamos.

NIEVES: ¿Hay que besarse y decir mierda?

UNA ACTRIZ: No, saludamos al público.

NIEVES: ¿Uno por uno hay que besarlos?

OTRO ACTOR: No, saludamos así. (Se alinean saludan obligando al Nieves a hacerlo)

NIEVES: ¡Qué vergüenza!

(Apagón final)

Estrenada el 27 de febrero de 2010, con el siguiente elenco:

El Nieves Blanco: Leandro Galaz.

El simulacro: La Jefa: Pilar Suárez; Empleada 1: Leda Moura; Empleada 2: Julieta Mastogiovanni; El Actor: Marco Lanzoni.

Dos damas: Amelita: Patricia Giles; Mercedes: Lorena Mega; Diariero: Juan Emilio Seronero.

El eslabón perdido: Profesor: Miguel Gargiulo; Eslabón: Luis Montoya.

Prueba de Lengua: Turco: Horacio Zárate; Pirulo: Mateo Santos; Señora: Rosita Mazzota. El stripper: Tita: Alicia Garmendia; Chicha: Claudia Ron; Coca: Marta Marrese; Stripper: Nazareno Iberra.

Ni yanquis ni marxistas: Hombre: Federico Zárate; Pastor: Alejandro Leopardo.

El fantasma: Señora: Patricia Galaz; Samanta: Ana Valicenti.

Iluminación: Diego Lanzoni; sonido: Duilio Lanzoni, dibujo: Marco Lanzoni; dirección y puesta en escena: Duilio Lanzoni

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Datos personales

Nombre y apellido: Duilio Olmes Lanzoni Fecha de nacimiento: 3 de Julio de 1962 Bolívar pcia. de Buenos Aires Dirección: Alvear 325 Bolívar TE. (02314) 42-4095 // 15416051 // E-mail: duiliolanzoni@speedy.com.ar