LAS DIVERSAS MUERTES DEL TITO ROCATAGLIATTA

de Duilio O. Lanzoni

(Un bar. Dos parroquianos. Una moza. Llueve. Los parroquianos leen el diario, comen papas fritas y palitos. La moza ordena. Lava las copas. Minuciosamente)
BOCHA: Mirta... dos gancias con limón, ¿puede ser?
MIRTA: Va...
BOCHA: Sigue el agua... vamos a tomar de parados...
HECTOR: Si... Con lo que me gusta el agua... ¿Habrá entrado al pueblo, ya?
BOCHA: No se... ¿Mirta, entró el agua?
MIRTA: ¿Adónde, adónde?
BOCHA: No, mujer, no te me asustés... si entró al pueblo digo...
MIRTA: No, hasta que vine acá no... pero como siga así... Y ya que está, si entra... ustedes, ¿van a salir de acá?
HECTOR: No. Ya deberías saberlo...
MIRTA: Mirá que no... Se van a ahogar y todo, ustedes...
HECTOR Vino tendría que llover...
BOCHA: Mirta, ¿por qué nos preguntás eso..?, si sabés que de acá no nos vamos...
MIRTA: “El día que las vacas vuelen y que en la Argentina no haya corrupción...” Si los habré escuchado. Antes decían inflación, y la inflación paró.
HECTOR: Pero ninguna vaca ha volado aún.
MIRTA: Dos gancias con limón...
(Entra un nuevo personaje, mojado. Es oscuro. Sorpresa en los tres)
TOMAS: Un café bien fuerte y un whisky, por favor... (Se sienta en otra mesa)
BOCHA: ¿Llueve lindo, no?
TOMAS: Ta que lo parió. Qué tiempo de mierda.
BOCHA: Por el Amazonas.
TOMAS: ¿Cómo dice?
BOCHA: No, que culpa de los árboles que cortaron en el Amazonas estamos así.
TOMAS: Puta que lo parió al Amazonas.
HECTOR:¿Para qué putea al Amazonas?, oiga. ¿Qué le pasa?
BOCHA: Pará, Héctor...
HECTOR: ¿Que tiene que putear al Amazonas, es boludo este?
TOMAS: Perdón, dije por decir algo...
HECTOR: Por decir algo, por decir algo. ¿Sabe cuánto mejor estaríamos si la gente solo hablara cuando tiene que hablar?
TOMAS: Cierto, si... perdóneme. ¿Me presta el diario?
HECTOR: No.
BOCHA: Tome el mío, don. No le haga caso, es medio huraño, pero no es jodido...
HECTOR: Qué tenés que opinar ni dar datos de cómo soy, Bocha... ¿Estás seduciendo al tipo?
BOCHA: No seas boludo, Héctor, estoy siendo sociable tan solo...
HECTOR: Ma si (Sigue leyendo. Tomás hace lo mismo. Se miran de soslayo)
MIRTA: Tenemos un humor hoy... Sírvase el cafecito y el whiskicito...
HECTOR: Señorcito, tranquilito, boludito...
MIRTA: Bueno, basta Héctor. Ya está bien...seguí en tu diario y dejame trabajar.
BOCHA: Mirá: el riesgo país superó los 5000 puntos...
TOMAS: La puta que lo parió al riesgo país...
HECTOR (Tirando el diario) Dale, puteá a todo lo que se cruza... Puteá, puteá, ¿no sabés hacer otras cosa, vos..?
TOMAS. Perdóneme.
BOCHA: Cortala, Héctor. Si vos también puteás al riesgo país...
HECTOR: Yo puteo delante tuyo y de Mirta, porque los conozco, no ando puteando delante de desconocidos como si tal cosa...
BOCHA: Bueno, no es para tanto, sentate y dejate de joder...
TOMAS: Le pido mil disculpas...
(Héctor se sienta, muy malhumorado. Ingresa Roberto. Mojado. Molesto. Va hacia otra mesa)
ROBERTO: Tardes... Un café, doña... ¿Qué tiempo de mierda, no?
TOMAS: Aha.
BOCHA: El Amazonas...
ROBERTO: La...
HECTOR: Puta que lo parió al Amazonas, meta, diga...total.
ROBERTO: tala indiscriminada de árboles iba a decir, señor, ¿qué le pasa?BOCHA: Nada, deje. Está de mal humor mi amigo...
HECTOR: Y vos dejá de reventar las pelotas con decir el Amazonas a cada uno que hable del tiempo, che.
MIRTA: Su café, don.
ROBERTO: Gracias. Dígame, ¿no anduvo una chica por acá, preguntando por mi?
MIRTA: No, no ha venido nadie aparte de ustedes. Además si preguntaba por usted, no iba a saber qué contestarle porque hasta que entró no lo conocía.
ROBERTO: ¿Perdón?
HECTOR: Mira la Mirta, ¡dialéctica pura!
MIRTA: Nada, que si me preguntaba por usted no iba a poder decirle nada, porque no lo conozco.
ROBERTO: Ah...
TOMAS: ¿Quiere el diario?
ROBERTO: No, gracias. Estoy apurado.
(Pausa. Todos se estudian. Ingresa Inés)
ROBERTO: Vení, te estaba esperando, ¿qué vas a tomar? Sentate.
INES: Un te, si puede ser... Qué manera de llover... Hola
(Le contestan el saludo)
MIRTA: Sírvase, ¿ustedes no son de acá, no?
INES: No, señora.
MIRTA: Me parecía.
INES: ¿Les preguntaste algo?
ROBERTO: No, te estaba esperando a vos.
MIRTA: ¿Preguntarnos? ¿Qué? Si es algo del pueblo pregunten nomás, que nos conocemos todos, y me conozco a todos.
BOCHA: Si habrás trajinado noches vos, Mirta... Grande la Mirtita...
ROBERTO: En realidad, es a los señores...
TOMAS: ¿Perdón?
ROBERTO: No, a ellos...
HECTOR: ¿Cómo dice?
BOCHA: ¿A nosotros, qué?
ROBERTO: Queremos saber de Tito Rocatagliatta...
(Pausa)
HECTOR: ¿Cómo dijo?
INES: Que vinimos a verlos a ustedes dos, para preguntarles de Tito Rocatagliatta.
HECTOR: El Tito...
BOCHA: El gran Tito...
HECTOR: ¿Y por qué preguntan, qué quieren saber?
INES: Somos periodistas... alguien nos contó alguna historia sobre él, y lo estamos buscando, queremos investigarlo.
ROBERTO: Nos dijeron que antiguamente venía a este lugar, que ustedes eran sus amigos, por eso vinimos hasta acá...
BOCHA: El Tito nunca vino acá. Jamás.
HECTOR: No era hombre de pasividades. De perder el tiempo en los boliches, como nosotros.
MIRTA: Eso es cierto. Ya ni se cuánto hace que tengo este bar, y nunca lo vi a Tito por acá. El Tito Rocatagliatta... ¡qué hombre!
ROBERTO: Pero tenemos datos precisos de que era así... quizás no coincidieron con él.
HECTOR: Pero qué dice...Si alguien sabe quién vino o no vino a este antro, esos somos nosotros... ¡Hace 10 años que estamos acá!
INES: ¿Que vienen acá? ¿10 años?
BOCHA: No, que estamos acá... Y en ese tiempo, el Tito nunca vino...
HECTOR: Además, el Tito... carajo... se murió hace tiempo, ya.
BOCHA: Cierto, gran puta...
MIRTA: Pobrecito el Tito.
ROBERTO: Discúlpenme pero están muy equivocados. Tito Rocatagliatta está vivo, tenemos pruebas...
INES: Salvo que hablemos de distintas personas, ¿no?
BOCHA: No, señorita, Tito Rocatagliatta ha habido uno solo, y está muerto...
INES: No, no está muerto.
HECTOR: ¡Pero escuchalos Bocha! ,¿nos va a decir a nosotros que el Tito no se murió, a nosotros?
TOMAS: ¿Me sirve otro café, doña?
BOCHA: Yo les vos a contar cómo se murió el Tito... Atiéndanme bien... (Cada relato implica un cambio de iluminación) Yo fui jugador de fútbol, saben. Era bueno. Muy bueno. Tenía la vaca atada con el fútbol. Pero me tocó estar en el Estadio Azteca allá por junio del 86, el día del gol de Maradona a los ingleses... Después de ver eso, ¿qué me quedaba por hacer? Ese día el fútbol cumplió su destino. El motivo para el cual fue inventado había sido alcanzado. Después de la perfección no existe mas que la nada... Así que dejé de jugar. Bueno, lo intenté. Pero cada vez que tocaba una pelota, me venía la imagen del Diego haciendo realidad los sueños y no podía, no podía hacer nada... No se puede luchar contra la perfección, ¿me entienden? Así que dejé. Como tenía buena guita me dediqué a viajar. A Tito me lo encontré en Italia, casualmente en Nápoles. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que lo viera. Pero estaba igualito... Me saludó con alegría... –La vida sigue siendo un ensayo para la muerte, Bocha- me dijo y me contó su historia. Resulta que se había enamorado de una francesa, una morocha increíble llamada Valerie. Valerie Roi. Una belleza de esas que te dejan sin aliento. Una mina solo alcanzable para un tipo como Tito.
ROBERTO:(Que anota)¿De que año me está hablando?
BOCHA: Fines del 87, principios del 88...
TOMAS: Doña, el café...
MIRTA: Ya va, ya va...
HECTOR: Mire don, estamos hablando de un amigo, un amigo muerto, no rompa con boludeces,¿ si?
TOMAS: Ta bien...
MIRTA: Ya le alcanzo su café.
INES: Siga, señor, Rocatagliatta estaba enamorado de una francesa, pero, ¿qué hacía en Nápoles?
BOCHA: La había llevado a pasear simplemente. Viajo hasta allá como una luna de miel, y para ver las finales del scudetto. El era amigo de Maradona, no muy directo, pero amigo al fin.
ROBERTO: ¿Y entonces?
BOCHA: Mire, para que me entiendan se tienen que imaginar a Valerie. Morocha, ojos verdes, físico rotundo, mas de italiana que de francesa. Hablar seductor, una cola que dejaba a los ojos en vaivén... ah... un sueño... El Tito me la presentó y tuve que hacer esfuerzos para solo mirarla como la mujer de mi amigo... Pero bueno... Me contó que ella era una moza de un café en París. Casada, con dos hijos, que él la había enamorado y ella había dejado todo...
INES: Bueno, hasta allí todo bien...
HECTOR: No sea ansiosa, esto es una historia, no un video clip.
MIRTA: El café.
BOCHA: El caso es que como a los diez días me lo volví a encontrar. Después de un partido en que el Nápoli le había ganado a la Juventus 2 a 1 en el San Paolo, con un golazo del Diego. Estaba desesperado. Me acuerdo que me dijo:- Bocha, las mujeres se dividen en dos clases: las putas y las hijas de puta... Las putas son las que se acuestan con todo el mundo, las hijas de puta son las que se acuestan con todo el mundo menos con uno...
INES: Jodido machista, el tal Tito...
BOCHA: Estaba desesperado, entiéndame. Valerie lo engañaba con otra mujer.
TOMAS: La puta madre...
HECTOR: ¿Va a empezar a putear otra vez, usted?
BOCHA: Pero eso no era todo... Valerie no era solo Valerie... Valerie tenía una hermana gemela, gemela cigótica, idéntica, imposible de diferenciar, y Tito no sabía si estaba enamorado de Valerie o de su hermana Roxanne...
ROBERTO: ¿Y qué pasó?
BOCHA: Tito se despidió esa noche y me dijo que esas cosas se arreglaban a lo argentino, o no se arreglaban... Después me enteré que arregló todo para encontrarse con las dos a la vez, con Valerie y Roxanne. Las encontró en el departamento, junto a la amante de Valerie... bueno, o de ambas, quien podría saberlo...
INES: ¿Las mató y se suicidó?
BOCHA: No, mujer... ¿No le dije que lo iba a arreglar a lo argentino? El Tito se encamó con las tres y murió... eh... haciendo el amor...
ROBERTO: ¿Murió cogiendo?
BOCHA: Bueno, no quería ser tan grosero, habiendo damas presentes...
ROBERTO: Qué bárbaro... pero... ¿sabe? Parece que no murió...
BOCHA: ¿Me está diciendo que miento?
ROBERTO: No, no. Digo que tenemos pruebas de que Tito Rocatagliatta está vivo...
MIRTA: Lo que dice Bocha no es así...
BOCHA: ¿Vos también me tratás de mentiroso, Mirta?
MIRTA: Creo que el tiempo te ha transformado la historia. A veces el paso del tiempo convierte las vivencias en otras cosas, en la fantasía que no pudimos concretar, en el deseo que no pudimos realizar...
BOCHA: ¿Vos estás escuchándola, Héctor?
HECTOR: Pará, pará, que quiero oírla...
MIRTA: EL Tito no murió de sexo, ni murió en Nápoles... El Tito se murió por amor en Córdoba, al lado del arroyo Salsipuedes...
TOMAS: ¿Me trae unas papitas, señora?
HECTOR: Ah, no...¡ pero este es un rompebolas diplomado!
ROBERTO: Pare un poco...
BOCHA: A ver, le alcanzo yo las cosas, pero cállese, haga el favor...
INES: Cuente, señora... ¿cómo es eso que se murió de amor? Nadie se muere de amor, menos en estos tiempos... aunque yo creo que nadie se murió de amor alguna vez.
MIRTA: Ay, qué posmoderna que sos... Yo no se si alguien morirá de amor, pero si se que alguien murió... y ese fue el Tito...
INES: No es ser posmoderno. Es ser realista.
HECTOR: En el nombre del realismo me demuestran que hasta el vacío existe, y yo sigo pensando que sin un lleno alrededor no hay vacío que valga.
ROBERTO: Bueno, siga contando señora... dígame cómo, según usted, murió el tal Rocatagliatta.
MIRTA: El se había enamorado de una niña cordobesa, preciosa, como le cabía al Tito... o por lo menos eso era lo que él creía...
ROBERTO: ¿Qué cosa?
MIRTA: Que era hermosa... Porque no la había visto mas que de lejos, una tarde de domingo con lluvia, a la hora que cae la melancolía en una esquina de Buenos Aires, en Angel Gallardo y Olaya , para ser exactos...
INES: No entiendo nada...
MIRTA: No me apure...
BOCHA: A la Mirta hay que trabajarla despacito pa’ que rinda...
MIRTA: No seas guarango, che...
TOMAS: Podría...
HECTOR: ¿Qué querés ahora, vos?
TOMAS: Que siga el relato.
MIRTA: El la vio subirse a un micro, la vio de espaldas, pero supo- con esa certeza de los enamorados- que era bellísima y que era el amor de su vida. Así de espaldas, con aquellas minifaldas y el perfume que creyó adivinar entre los vahos de Buenos Aires, no cabía otra cosa que fuera cordobesa. Supuso que sería estudiante de odontología...
ROBERTO: ¿Y eso por qué?
MIRTA: No tengo la menor idea... pero el estaba seguro... Así que esperó a diciembre, a que finalizaran las clases y se fue a Córdoba...
INES: ¿Pero cómo enamorarse de alguien visto de lejos y de espaldas?
HECTOR: Mi querida señorita, el verdadero amor se siente por aquello que no se conoce, por la ilusión. Es la ilusión la que nos genera el deseo y el deseo quien nos moviliza. ¿Me entiende?
INES: No.
HECTOR: Da igual... Digamos, yo podría tener sexo con usted, pero nunca enamorarme... Porque la veo, la huelo. Usted no es una ilusión, usted es real. Y la realidad no enamora.
INES: No estoy de acuerdo, pero creo que no importa.
HECTOR Ciertamente.
BOCHA: ¡Mirta! ¿Dónde tenés las papitas..? Oiga, don... ¿no quiere unos manices que encontré?
TOMAS: Si, si, tráigamelos, me da igual. Siga, señora.
MIRTA: Como les decía. Llegó a Córdoba el 23 de diciembre. Y en la terminal le pareció ver a su amada subiendo a un taxi, tuvo entonces la certeza que en dos días ella lo estaría esperando al lado del Salsipuedes. Y hacía allí fue. La espero dos días y dos noches...
ROBERTO: Y ella jamás llegó...
MIRTA: Ella llegó al tercer día... Lo miró desde lejos, le sonrió y se alejó... El Tito comprendió que el corazón de su amada tenía dueño y se dejó morir...
ROBERTO: Se suicidó.
MIRTA: No, se dejó morir, que es muy distinto. Dejó de soñar, dejó de comer, dejó de esperar algo, y cuando uno ya no espera, siempre llega la muerte.
ROBERTO: Por favor, señora, esa no es una historia verídica.
MIRTA: Señor, la mentira solo existe para el que cree que le mienten. Es tal como le cuento, así y no de otra manera murió él.
INES: Pero, escúcheme, escúchenme... Nosotros sabemos que Tito Rocatagliatta está vivo, y queremos averiguar dónde encontrarlo, ¿por qué nos cuentan de sus muertes?
HECTOR: A mano derecha según se va al cielo, ahí lo van a poder encontrar. Tito murió, es cierto, pero no como cuentan ellos. No fue ciertamente por una mujer, fue por todas las mujeres, no fue por un hombre, fue por todos los hombres... ustedes saben quién era Tito Rocatagliatta, me supongo.
INES: Claro... si no, no estaríamos acá.
TOMAS: Pero yo no se.
HECTOR: Tito fue un luchador... un apasionado. Uno que quiso ser imprescindible... ¿Se acuerdan de la frase de Brecht?: Los que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles... Bueno, el Tito era poeta, músico, actor, sabía todos los oficios... Era médico de profesión, pero antes que nada un militante...
TOMAS: Ta que lo parió...
HECTOR: Ahora lo dejo que putée, es una puteada admirativa, y el Tito se la merecía...
ROBERTO: ¿Y según usted cuándo y cómo murió?
HECTOR: Sus andanzas de poeta y latinoamericanista lo llevaban a cada rincón del continente donde hubiese una lucha. ¡Qué cosa! Sobrevivió a los milicos argentinos, se escapó de Pinochet, burló a los escuadrones de la muerte brasileños y vino a morir a manos de un gobierno supuestamente democrático... Fue en Perú, hace muy pocos años, fue Fujimori... Quería averiguar porque Vallejo quería morir en París con aguacero, y empezó por Lima... pero allí descubrió el dolor de los peruanos y se inflamó su poesía, se tornó visceral y combativa y sus letras herían hondo al régimen...Y comenzaron a perseguirlo. El resistió, escondiéndose en las casas de sus compañeros peruanos... pero un día, y aquí está el punto de confusión de mis amigos, enamorado que estaba de una hermosa limeña fue a visitarla y lo tomaron en una emboscada. Lo mataron y lo descuartizaron... y regaron sus miembros por todo el suelo peruano para demostrar que si no a la poesía, se podía matar a los poetas...
ROBERTO: Dejémonos de joder, che. Me está contando una versión remixada de la muerte de Tupac Amarú... ¿se creen que nosotros somos giles?
INES: Pará Roberto...
ROBERTO: No hemos venido hasta este pueblo de mierda a escuchar pelotudeces...
BOCHA: ¿Cómo dice?
ROBERTO: Miren, nosotros tenemos pruebas fehacientes e insoslayables de que Tito Rocatagliatta está vivo, y sabemos con total certeza que ustedes dos son sus amigos, sus confidentes y –me atrevería a afirmar-, sus encubridores...
HECTOR: Che, éste habla como un cana...
INES: Pará Roberto, pará un poco...
BOCHA: ¡Qué te pasa a vos!
ROBERTO: Me pasa que no me banco esta sanata romanticona... quiero que me digan adónde podemos encontrar al tipo ese y se acabó...
BOCHA: O sea que nos tratás de mentirosos... ¿no escuchaste que el Tito se murió..?
ROBERTO: Tres muertes distintas llevo, tres muertes, seguro que ese coso (por Tomás) tiene otra versión...
TOMAS: Ni lo había escuchado nombrar, por mi no se preocupe...
MIRTA: ¿Pero por qué se pone así?
BOCHA. ¡Por que no te las tomás, haceme el favor..!
ROBERTO: ¿Vos me estás echando a mi? ¿Qué, sos el dueño del bar, el dueño del pueblo?, ¿qué carajo sos..?
INES: ¡Pará, Roberto, pará de un vez! (Se calman. Seductora) A ver muchachos... no nos pongamos belicosos, por favor. Estoy segura de que nos vamos a entender... ( A Bocha) Contame la verdad, lindo. Susurrámela al oído si querés... ¿dónde está Tito Rocatagliatta?
BOCHA: Muerto, enterrado en Nápoles, preciosa...
INES (A Héctor) ¿Vos tampoco me querés contar? (Casi acariciándolo) La verdad a veces nos conduce a los lugares más cálidos y ansiados, ¿sabías?
HECTOR: Con la verdad se puede llegar a esos lugares... pero llegar a ellos con la mentira, es por lo menos indigno... Si te digo que el cuerpo del Tito está por todo Perú... ¿puedo descubrir tus secretos?
MIRTA: Está enterrado en Córdoba, piba.
INES: Dale, papito, decímelo a mi...
HECTOR: Ya te dije... ahora si querés que te mienta...
ROBERTO: Encima son unos pajeros...
INES: Salvo que en vez de esta mujercita, quieran esta platita (saca dinero) ¿Cuánto por decirnos dónde está?
BOCHA: Pero, ¿qué les pasa a ustedes?,¿no entienden..? El Tito está muerto, dónde, cuándo y cómo no es lo importante. Está muerto, finado.
HECTOR: Además, no tiene precio la memoria de un amigo...
MIRTA: Qué falta me haría esa plata... Yo soy capaz de mentirles... Pero no se me ocurre qué inventar.
INES: Qué tipos boludos, por favor...
(Pausa)
TOMAS: Este... me traería otro cafecito..?
MIRTA: Enseguida, don.
(Bocha y Héctor tratan de volver a sus diarios)
BOCHA:¿Parece que paró la lluvia, no?
HECTOR: Menos mal.
BOCHA: Deben haber caído como 100 milímetros, fácil.
HECTOR: Más. Si llueve desde ayer sin parar...
BOCHA: El Amazonas, viejo, el Amazonas...
ROBERTO: (A Inés) ¿Y, qué hacemos?
INES: Lo que quieras...
ROBERTO: ¿Te parece?
INES: Si te digo que hagamos lo que vos quieras...
BOCHA: Digo yo, por qué es tan importante esta nota para ustedes, ¿cuánto curran con una cosa así? Porque con la guita que ofrecieron...
HECTOR: Eso, además, no sabía que algo sobre el Tito pudiera ser tan importante en estos tiempos que corren... ¿quién lo conoce a Tito? Les digo la verdad, me alegra su enjundia, a la vez que me atemorizan sus métodos. Pero también me pone muy feliz que lo de Tito sea tan valioso.
MIRTA: La justicia tarda pero llega, ¿no?
TOMAS: ¿Era del pueblo el señor este?
BOCHA: ¿El Tito?
TOMAS: Ahá.
BOCHA: No se...nunca se lo pregunté.
HECTOR: Era un hombre de ningún lugar...
TOMAS: Eso me suena...
HECTOR: ¿Oíste hablar alguna vez de Los Beatles, vos?
ROBERTO: Voy a preguntar bien por última vez... ¿dónde está Tito Rocatagliatta?
BOCHA: Por última vez pregunta bien, Héctor, ojo...
HECTOR: No te puedo contestar ahora, Bocha, estoy muy ocupado temblando de miedo.
MIRTA: Cálmese, don... ¿no quiere un tecito?
ROBERTO: Se me acaba la paciencia...
HECTOR: Mirta, servile un te de paciencia que parece que se le acaba...
BOCHA: Y ponele mucha azúcar, así se le pasa lo amargo...
INES (Sacando un revólver, al mismo tiempo que Roberto, encañonan a Bocha y Héctor) Miren, boludos de mierda, la paciencia tiene un límite, y no nos vamos a bancar que encima de mentirnos nos forreen. Se acabó, ¿entendieron?, larguen, desembuchen, canten... ¿Dónde carajo está esa mierda de Tito Rocatagliatta?
MIRTA: ¡Señorita!
INES: ¿Y a usted que carajo le pasa?
MIRTA: Queda feo que una señorita linda como usted diga tantas malas palabras...
INES: Andá a cagar vos, ¿me entendés?, callate... y usted (a Tomás) ni una palabra, ni un gesto, ¿está claro?
TOMAS: Como el agua...
BOCHA: ¿Pero qué les pasa a estos cosos, Héctor? Piraron... ¿nos quieren afanar o qué..?
HECTOR: No se... pero parecen armas de verdad...
ROBERTO: Son de verdad, son de verdad... Como las balas que tengo adentro...Así que vamos, largando: ¿dónde está Rocatagliatta?
BOCHA: Pero, ¿qué quiere?, ¿que le mintamos? Le dijimos que está muerto...
ROBERTO: Dejá de hacerte el pelotudo... vos sabés igual que yo que está vivo... decime dónde está porque te doy... el primero es la gamba derecha, después te doy en la izquierda y después te doy en los huevos...¿me entendiste?
HECTOR: Pero, paren... ¿cómo les vamos a decir algo que no sabemos? Nosotros sí sabemos que está muerto...
INES: Mirá, yo no soy como mi compañero, yo arranco por los huevos y te dejo desangrar...hablá.
MIRTA: Los periodistas son capaces de cualquier cosa hoy en día, por favor...
BOCHA: ¿Qué periodistas, Mirta?, son canas, ¿no te das cuenta?
ROBERTO: No somos canas...
INES: Por favor, no entienden nada...
HECTOR: ¿Y quienes son? ¿Quienes son, che?
ROBERTO: ¿Querés saber quiénes somos? Decime dónde está Rocatagliatta, y te cuento lo que quieras... hasta que calzoncillos uso...
BOCHA: Pero ¿qué quieren que les digamos?, les hemos dicho lo que sabemos...
INES: Bueno, basta, de charla, o hablan o... (amartilla el revolver y le apunta a Héctor a los testículos)
HECTOR: Paren de una vez... les voy a decir la verdad...
BOCHA: ¡Héctor!
MIRTA: ¿Cómo la verdad?, si se la dijimos...
HECTOR: Yo no soy ningún valiente, che... Dejen de apuntarnos, siéntense tranquilos y yo les cuento la verdadera historia... ¿está?
ROBERTO: Sin condiciones...
INES: No, Roberto, está bien... Las armas las bajamos, pero quedan acá bien cerca de nosotros... hablen...
ROBERTO: Los escuchamos...
MIRTA: Estoy sorprendida... yo también me voy a sentar...
TOMAS: ¿No me dice dónde están las papitas? Yo me las traigo, nomás.
ROBERTO: Quédese quieto y deje de joder con las papas.
TOMAS: Yo decía...
HECTOR: Al Bocha lo conozco de hace mucho tiempo, ni se cuánto...Los dos, sin ser unos luchadores de primera, ni nada que se le parezca, hemos tenido siempre sueños comunes de ideales compartidos... Utopías, les llamábamos... El Bocha era jugador de fútbol, ya le contó... Yo era actor...
INES: ¿Qué me importa la historia de su vida? ¿Qué tiene que ver con Tito Rocatagliatta?
BOCHA: Tiene que ver... ya van a darse cuenta... aunque sigo oponiéndome a que les cuentes...
HECTOR: ¿Y dejar que, tal vez, nos maten? No tiene caso... Además ni siquiera es tan importante. Es una historia chiquita, sin pretensiones...
ROBERTO: Bueno, siga.
HECTOR: Las razones del Bocha para dejar el fútbol ya quedaron claras. Y son comprensibles. Mi vida era actuar... Siempre creí que actuar era aceptar la muerte...
TOMAS: ¿Cómo, cómo?
HECTOR: El que actúa sabe que muere a cada momento, a cada ensayo, se muere de la vida prestada. Crea para dejar ir, inventa para que su invento sea efímero. Y yo tranquilamente, aceptaba esas, mis muertes... Hasta que un día, cerca de los 40, me dije: Yo me voy a morir en serio- no se si saben, pero es la edad en la que tomamos conciencia de que somos finitos- a la mierda con morirme a cada rato... y dejé de actuar... Casi al mismo tiempo que el Bocha dejó de rodar por el mundo. Y nos encontramos...
BOCHA: En una mala época nos encontramos, ¿no, Héctor? En el momento en que nada tenía importancia... Cuando sobrevivir y salvarse del abismo pasó a ser la única tarea que nos quedaba. ¡Qué mierda de tiempos! Yo me banco la falta de valores, yo soporto la falta de utopías... pero no puedo, no pudimos bancarnos la falta de gente en la que creer...
HECTOR: ¿No es para ustedes como vivir en medio de la nada? Leer que alguien dijo tal cosa y saber que miente y oculta... Escuchar promesas que sabemos que no se cumplirán... En mi caso montar una obra, cualquiera, sabiendo que lo que decía no tenía importancia, porque las urgencias de los tiempos desmoronaban cualquier profundidad intelectual, cualquier esfuerzo por cambiar el mundo que nos rodeaba. Bueno, para eso actuaba yo, para expresarme cambiando el mundo... Cuándo el comer es la urgencia, no hay arte que resista...
ROBERTO: Al grano, viejo...
HECTOR: Así fue que con el Bocha empezamos a venir a este bar... a quedarnos cada vez mas tiempo... a huir de la realidad y de la inmediatez...
BOCHA: En realidad, apenas si somos un par de cobardes, incapaces de otra acción que la de aquello para lo que fuimos dotados...
HECTOR: El caso es que de a poco dejamos de salir de acá. Nos deprimía, nos oprimía el afuera con su carga de mediocridad, con sus ausencias, y bueno... de los laberintos se sale por lo alto, así que aquí nos hemos quedado los últimos diez años de nuestras vidas...
INES: ¿No pueden parar de mentir?
MIRTA: No mienten, se los juro por mi, en serio...
ROBERTO: Sigo sin encontrarle relación alguna con Rocatagliatta.
BOCHA: ¿Puede imaginarse qué se hace diez años en el mismo lugar, con el mismo amigo, casi siempre con la misma mina?
TOMAS: ¡Usted, señora!
MIRTA: Tres meses con cada uno... Sirve para variar, es una experiencia recomendable, sin celos, sin problemas...
INES: Sigan...
HECTOR: Así fue como, en tantísimas charlas descubrimos que el sin sentido de afuera, era sin sentido aquí adentro. No importaba dónde nos refugiáramos, dónde nos escondiéramos, la apatía nos daba alcance...
BOCHA: Y es jodida y contagiosa la apatía, se los puedo asegurar...
HECTOR: Así que un día, hace unos cuántos años, empezamos a imaginarnos un modelo a seguir, alguien que le diera sentido a las cosas, alguien que hiciera aquello que soñábamos, pero que nos era imposible...
BOCHA: Al fin y al cabo, de lo posible se sabe todo.
HECTOR: Entonces inventamos a Tito Rocatagliatta, un héroe, un atrevido, un Don Juan, un Che Guevara, un Walsh, un Tupac Amaru de nuestros sueños...
INES: Pero, ¿qué están diciendo?
MIRTA: Lo inventaron, pero...
BOCHA: Yo le di el nombre, Tito por un perro que tuve de chico, Rocatagliatta por un compañero de las inferiores que era un perro jugando...
HECTOR: Cierto... Y empezamos a fabular historias, de hazañas y conquistas... No quieran saber las mujeres que se volteó el Tito...
BOCHA: Ni imaginarse a los asesinos que limpió, los hijos de desaparecidos a los que encontró...
HECTOR: Ni los poemas, ni los cuentos, todo quedaba al alcance de Tito... porque de alguna manera quedaba a nuestro alcance...
BOCHA: Y a todo el que venía le contábamos qué cosas había hecho... Y todos quedaban fascinados... Mirta fue la primera en oírnos...
MIRTA: Pero yo me creí todo...
HECTOR: La necesidad de creer es tan grande que lo fantástico, cuando heroico, nos parece posible...
INES: Nos están cargando...
BOCHA: No, es la mas pura verdad.
HECTOR: Hasta que un día decidimos que Tito tenía que morir... Porque los héroes deben tener una vida heroica y una muerte heroica... Porque así murió el Che, y Camilo Torres, y Rodolfo Walsh, y Farabundo Martí, y tantos... por eso lo matamos...
BOCHA: Entienden, ahora... Parece que nuestra mentira tomó un vuelo impensando, se desparramó como una mala noticia y ahora ,ustedes, nos piden que les digamos adónde encontrar a alguien que no existe... ¿No es loco?
MIRTA: Son un par de hijos de puta... yo les creí... creí que existía alguien como el Tito, saber que un tipo así daba vueltas por ahí me daban ganas de vivir... son un par de hijos de puta... Nunca los voy a perdonar...
BOCHA: Bueno, Mirta, pará... no teníamos la más mínima intención de joderte...
MIRTA: Pero lo hicieron, ¡lo hicieron!
TOMAS: Qué lo parió...
ROBERTO: A ver si quedé claro... ustedes dicen que Tito Rocatagliatta es un invento de ustedes.
HECTOR: Si, señor.
ROBERTO: Qué todo salió de la soledad y el encierro.
HECTOR: Exacto.
ROBERTO (Se ríe) Pero mirá vos, qué cosa,¿ no?
INES (Saca unas fotos) Se acabó, me entienden, se acabó. Este es Tito Rocatagliatta, está vivo y es un peligro para el orden establecido.... ¿Lo ven’, ese es el amigo de ustedes...
BOCHA: ¿Quién es este? No lo conozco...
HECTOR: Será una casualidad... ocurren tantas...
ROBERTO: Casualidad las pelotas... Uno de los secuaces de este individuo cayó hace dos meses y él nos dio el nombre de ustedes dos, y las fotos...
BOCHA: Pero ¿quiénes son ustedes, quiénes son?
INES: No importa quienes somos... Ustedes ya lo sabrán...¿Qué creían?, ¿qué iban a quedar impunes?
HECTOR: No entiendo...
ROBERTO: Representamos, obramos en nombre de intereses que ustedes no pueden imaginar, intereses que se ven comprometidos en su justo accionar por la presencia de tipos como este Tito Rocatagliatta...
HECTOR: Pero ¿qué dicen?
ROBERTO (Vuelve a sacar el revólver) Digo que ya mismo desembuchen dónde esta Rocatagliatta o son boleta.
INES: Vamos, cantando...
BOCHA: Pero le dijimos toda la verdad, créannos.
MIRTA: Paren, paren, qué van a hacer...
ROBERTO: Vos callate, que para vos también hay...
MIRTA: Qué paren les digo, qué paren...
INES (Sobre Héctor, poniéndole el revólver en los testículos) Decime dónde está o te vuelo los huevos...
ROBERTO (Tiene del pelo al Bocha y le apunta en la sien) Cantá, o te reviento, dale...
TOMAS: Discúlpenme una cosita...
ROBERTO: Cerrá el pico, vos...
TOMAS: No, no. Ahora no me pienso callar (Saca a su vez un revólver con el que apunta a Inés y Roberto) Nos tranquilizamos todos, ¿si?
INES: ¿Y vos quien sos?
TOMAS: Un superior, digamos (Le alcanza una credencial)
INES: Señor... (Le tiende la credencial a Roberto)
ROBERTO: Porque no se presentó antes, señor...
TOMAS: Quería escuchar la historia...Suéltenlos...
INES: ¿Cómo dice?
TOMAS: Que los suelten, ya me oyó...
ROBERTO: Pero, señor...
TOMAS: Que los suelten, ¡la puta que los parió!
HECTOR: Le voy a decir algo: usted putea hermosamente.
TOMAS: Están diciéndoles la verdad... Ellos deben haber inventado a Tito Rocatagliatta, no tengo dudas... Pero a veces las mentiras, las ficciones, se nos escapan de las manos...
INES: Pero, ¿y las fotos? ¿y los datos?
ROBERTO: Dese cuenta, señor, que no es creíble...
TOMAS: Quédense tranquilos, están haciendo un buen trabajo... pero aquí no van a tener respuestas sobre Rocatagliatta...Vayan, vayan, yo sigo con esto...
ROBERTO: Pero...
INES: No puede...
TOMAS: No quiero repetirlo, váyanse, ¡ya!
(Comienzan a irse, de mala gana)
MIRTA: Un momento...
ROBERTO: ¿Y ahora qué?
MIRTA: Me deben dos pesos, de un café suyo y un te de la señorita...
(Miran desolados a Tomás)
TOMAS: Obvio que no se van a ir sin pagar...
(Le arrojan el dinero a Mirta y salen)
MIRTA: Qué poca educación...
TOMAS: ¿Tiene papitas, o no tiene papitas..?
MIRTA: Tengo, tengo, ya se las traigo.
HECTOR: ¿Y usted quién es?
TOMAS: No importa, ¿saben? Realmente no importa... Estoy en la misma tarea que mis dos amigos, ubicar, encontrar y aniquilar a Tito Rocatagliatta... Un peligro, un verdadero peligro para el orden establecido.
BOCHA: Pero si no existe, si es un invento nuestro...
HECTOR: ¿Cómo pueden, quienes quiera que fuesen, perseguir a un invento?
TOMAS: Uff, llueve otra vez... Señora, deje las papas para otra vez, cóbreme por favor...
MIRTA: No, ¿cómo le voy a cobrar?
TOMAS: Por favor, señora, no me haga poner mal...
MIRTA: Pero no le puedo cobrar, en serio...
TOMAS: Tome, diez pesos, con eso creo que quedamos en paz...
HECTOR: ¿Y nos va a dejar así, sin ninguna respuesta?
TOMAS: ¿Saben qué?
BOCHA: No, creo que no sabemos nada...
TOMAS: Creo que son dos grandes mentirosos...
HECTOR: ¿Por haber inventado al Tito?
TOMAS: No, ustedes no inventaron al Tito... Ese tipo bien que existe... Y bien que seguirá a salvo de nosotros con amigos como ustedes. Me pareció una genialidad lo del invento... Por eso los protegí. Soy un admirador de la gente inteligente, de los que son capaces de inventar una historia como la de ustedes, por eso los salvé...
BOCHA: ¡ Pero si es la verdad!
TOMAS: Yo se que no... pero no me interesa ahora que me digan el paradero de Rocatagliatta, las cosas están bien así, por el momento.
HECTOR: Pero, tiene que creernos, es la verdad. A Tito Rocatagliatta lo inventamos nosotros...
TOMAS (A punto de irse) Dejemos las cosas así. Estoy seguro de que nos volveremos a encontrar, quizás me digan dónde está el Tito, quizás ya lo hayamos encontrado... qué importa. Pero, les repito, admiro sinceramente ese talento... Me gustaría tener amigos como ustedes... créanme.... Esta lluvia no va a parar mas, la puta madre que la parió... (Se va)
(Pausa)
MIRTA: Estoy hecha un lío, chicos, el Tito: ¿está muerto, no existe, lo inventaron ustedes, o qué..?
BOCHA: Qué querés que te diga, Mirta...
HECTOR: La verdad... no se... No se nada, ya...
BOCHA. Traete otros dos gancias, Mirta, dale...
(Se escucha la lluvia. Bocha y Héctor se miran)
HECTOR: ¿Puede una fábula tomar vida, acaso?
BOCHA: Un invento, Héctor, un invento del cual estos tipos tienen fotos...
HECTOR: ¿Vos te das cuenta que nos van a volver a buscar..? y no se si la vamos a sacar tan barata...
BOCHA: Si, claro que me doy cuenta.
HECTOR.¿Y?
BOCHA: ¿Y, qué?
HECTOR: ¿Qué vamos a hacer?
BOCHA: No se...
MIRTA: Los gancias...
BOCHA: Gracias.
HECTOR: Digo, ¿no? ¿No te parece que diez años sin salir a la calle es mucho tiempo?
BOCHA: Acabo de darme cuenta de que es demasiado tiempo.
HECTOR: Quizás tendríamos que volver al mundo real...
BOCHA: ¿A hacer qué?
HECTOR: Escaparnos de estos en primer lugar... No nos vamos a quedar acá tan campantes.
BOCHA. Cierto.
HECTOR: Y buscar al Tito... debe existir, debe estar vivo, ¿no te parece?
BOCHA: ¿Héctor, qué decís?
HECTOR: A lo mejor, con el Tito ahí afuera, la vida tiene otro sentido, Bocha...
BOCHA: Pero, ¿cómo vamos a encontrar a alguien que no existe?, Héctor, estás mamado...
HECTOR: Yo no te digo que lo encontremos, solo digo que lo busquemos... La búsqueda es lo más importante... La ilusión está rondando afuera, ¿me entendés?
BOCHA: Como la mujer que no conoció y que lo llevó a morir al lado del Salsipuedes...
HECTOR: Claro... No tiene sentido seguir esperando al borde del camino a que pase el cadáver de nuestro enemigo. Nosotros inventamos un héroe, y nuestro invento dice ser nuestro amigo...
BOCHA: Pero entonces, habrá que inventar nuevas historias...
HECTOR: Volverlo a la vida, Bocha, porque el Tito no está en hora de morir.
BOCHA: Te entiendo, Héctor, te entiendo...
HECTOR: Y vos, Mirta, ¿querés venir con nosotros?
MIRTA: No... gracias...
BOCHA: ¿Aún estás ofendida?
MIRTA: No, para nada. No es eso.
BOCHA: ¿Y entonces?
MIRTA: Alguien los tiene que esperar... alguien debe quedarse para que ustedes busquen... quizás, algún día, uno de ambos vuelva... Yo me quedo acá... Quizás en un tiempo no muy lejano ustedes sean las leyendas. Yo tengo que estar acá, para dar fe de que existen...
HECTOR: Es cierto, Mirta, es cierto.
BOCHA: Te vamos a extrañar...
MIRTA: Y yo a ustedes...
BOCHA: ¿Ya nos vamos, Héctor?
HECTOR: Mejor mañana... ahora llueve mucho...
BOCHA: Es cierto... llueve demasiado...
MIRTA: Bendita lluvia.
BOCHA: Héctor...
HECTOR: ¿Qué?
BOCHA: ¿No te parece que el Tito se merece un brindis..?
HECTOR: Claro que si...
MIRTA: Por el Tito...
BOCHA: Por el gran Tito Rocatagliatta...
(Oscurecimiento final)

Comentario de Tian Gombau

Acabo de leer la obra de Tito, me encantó. Es preciosa, me ha enganchado desde el principio hasta el final. Te aseguro que me aburro muchísimo leyendo teatro, no encuentro nada que me guste, nada que se puedan leer más de dos páginas seguidas. De vez en cuando lo intento, jajajajajajajaja, pero no puedo con el teatro contemporáneo, que pelmas que son los autorcillos de hoy en día. Esta me ha gustado en su forma y contenido. Creo que puede ser estupendamente montada, tiene un punto de cine negro que mantiene la tensión hasta el final. Me la imagino montada en ese registro, con la iluminación muy zenital y mucho claro-oscuro. El juego poético de la utopía como un personaje imaginado por ellos es muy lindo.
No sé, ya hablaremos en algún chat.
Enhorabuena, he tardado en leerla, pero ha merecido la pena.
Siga autor vivo, siga con ello, jajajajajajajaja
Un abrazo, hasta pronto!!!
TIAN

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Nombre y apellido: Duilio Olmes Lanzoni Fecha de nacimiento: 3 de Julio de 1962 Bolívar pcia. de Buenos Aires Dirección: Alvear 325 Bolívar TE. (02314) 42-4095 // 15416051 // E-mail: duiliolanzoni@speedy.com.ar