LOS SITIADORES

de Duilio O. Lanzoni
(Primer premio en el Concurso Norberto Manzanos organizado por la Comedia de la Pcia de Bs.As. 2003. Jurados: Jorge Huerta, Alberto Drago y Mario Dagolsz)


(Por todos lados hay cajas de cartón vacías. Hacen de parapeto o barricada. En el medio: Sánchez y Manchini)

SANCHEZ: Tengo hambre.
MANCHINI: Sánchez, querido... El hambre es una necesidad con la que convivimos... Y por el contrario, seremos nosotros quienes provocaremos la rendición de ellos por hambre y sed...
SANCHEZ: ¿Le parece?
MANCHINI: Quien dice rendición, dice redención... La ciudad caerá, la ciudad y sus miserias y con ella el símbolo de la decadencia. Es hora de cambiar la historia...
SANCHEZ: Algo así como la caída de Constantinopla...
MANCHINI: Y... si. Las concatenadas diacrónicas y sincrónicas no son las mismas... pero nosotros: Sánchez y Manchini seremos recordados por las venideras generaciones como los que sitiaron a la gran ciudad y la hicieron caer.
SANCHEZ: ¿No le parece que somos pocos sitiadores para una ciudad tan grande? (Manchini se irrita) Digo... sin que se enoje.
MANCHINI: Ah, los incrédulos, ah, los descreídos... Una gota es parte del océano...
SANCHEZ: Pa gota no me da el cuero, Manchini...
MANCHINI: Entienda, Sánchez, entienda. Aquí hemos instaurado el sitio de la ciudad. Somos la cabeza de playa, somos la punta del iceberg. Luego vendrán los otros, los parias, los desclasados como nosotros y entre todos haremos caer la megalópolis... y si no vienen, no importa. La derrotaremos entrambos.
SANCHEZ: Como usted diga... Yo, tengo hambre... Y me parece que la ocasión me sobra de mangas. Pero si usted lo dice... Explíqueme, así que según usted sitiando la ciudad provocaremos hambre y sed en sus habitantes, y se rendirán...
MANCHINI: Así es.
SANCHEZ: Lo que no entiendo es el cómo...
MANCHINI: Qué supino pragmatismo Sánchez, siempre queriendo desarmar el juguete para ver lo que tiene adentro en vez de disfrutar de él... Mire hacia allá... Observe Sánchez, esa es la ruta de acceso a la ciudad...
SANCHEZ: SI, ya se...
MANCHINI: Sabe por qué hay tantos autos que escapan de ella, lo sabe?!
SANCHEZ: Por qué es fin de semana... se van a...
MANCHINI: No! No sea reduccionista, no sea simplista... Esos autos van cargados de gente que saben del sitio y escapan...Huyen, cada auto que se va es una pequeña victoria, Sánchez.
SANCHEZ: (Se dirige a un extremo del escenario y observa la ruta) Lo parió...
MANCHINI: ¿Entiende, Sánchez? Hace apenas minutos que hemos iniciado nuestra gesta y ya hemos metido nuestro cuchillo de justicia en los citadinos...
SANCHEZ: 17, 18, 19 y 20...
MANCHINI: ¿Que hace?
SANCHEZ: Contaba los autos que se iban...
MANCHINI: Vio, se da cuenta?
SANCHEZ: 20 se fueron...
MANCHINI: A cuatro personas por auto...
SANCHEZ: Y unos 8 entraron... ¿Eso como me lo explica? (Pausa)
MANCHINI: (Explotando) Si no quiere ser parte de la historia, váyase...
SANCHEZ: Pero no, Manchini... No se ponga así, solo quiero saber...
MANCHINI: Esos son... esos son... los... los refuerzos, eso, son autos que envían porque no hay vehículos suficientes para evacuar la ciudad.
SANCHEZ: Claro... Aunque....
MANCHINI:¿Qué, ahora qué?
SANCHEZ: Nos vamos a poner viejos esperando que salgan todos en auto, ¿no?
MANCHINI: La paciencia es un árbol de raíces amargas y frutos muy dulces, Sánchez...
SANCHEZ: Ahora que me lo dice... tengo hambre...
MANCHINI: Sánchez, usted piensa con el estómago... Llámese a silencio, por favor.
SANCHEZ: ¡Silencio, silencio!
MANCHINI: ¡Qué le pasa ahora?!
SANCHEZ: Me lo llamaba a Silencio, como usted me dijo... usted es el jefe, don...
MANCHINI: Pero, pero... usted es un...un...
SANCHEZ: Bueno, che... No quise desarmar el juguete, lo deje que anduviera...
MANCHINI: (Sorprendido) Me deja sin palabras, Sánchez... Usted es un ingenuo, un puro (Lo abraza)
SANCHEZ: Gracias, Manchini, ¿qué haría sin usted?
MANCHINI: Un monólogo.
SANCHEZ: Ahora... en tren de clarificarme un poco... ¿cómo sabrían en la ciudad que los estamos sitiando?
MANCHINI: Estas cosas se saben, Sánchez...Es el inconciente colectivo el que lo percibe... Un olor atraviesa ahora el aire de la ciudad, es el olor del miedo... Ellos saben que su imperio basado en la ignorancia y el hambre está por caer...
SANCHEZ: ¿Ha sitiado antes, don?
MANCHINI: Pero qué dice... ¿Usted se cree que esto es una profesión? No, es mi primer y único sitio... Sánchez, míreme... Ambos miramos a los ojos a los iniciadores de la mas grande revolución moderna.
SANCHEZ: ¿Somos revolucionarios?
MANCHINI: Pero claro, Sánchez... Somos como Lenin y Trotsky... (Sánchez pone cara de enojado) ¿Qué le pasa, por qué esa cara?
SANCHEZ: Es que los revolucionarios y los bailarines de folklore siempre tienen cara de culo, don...
MANCHINI: Pero, no hombre... No, la revolución como la vida son juegos que hay que jugar sonriendo, mire Sánchez, ríase como yo (Se ríe. Sánchez lo mira serio) ¿No tiene ganas de reír, Sánchez?
SANCHEZ: No me da risa cuando tengo hambre... discúlpeme...
MANCHINI: Usted es un fundamentalista de la gula, Sánchez, eso es lo que es.
SANCHEZ: ¿Fundamentalista de la gula? (Ríe)
MANCHINI: ¿Qué?
SANCHEZ: Lindo nombre pa un grupo de cumbia, Manchini...
MANCHINI: Basta, Sánchez... Observe... mire como la mole de la ciudad de alza en sus últimos estertores... observe como se nota el miedo... la desazón... mire las negras torres...
SANCHEZ: ¡No me diga eso!
MANCHINI: ¿Qué cosa?
SANCHEZ: Lo de la negra torres... era una mina con la que salía yo... malísima. Era mas brava que la puta que la parió, me hizo acordar, Manchini... Me deprimió...
MANCHINI: Su simpleza es asombrosa, Sánchez... (Mira hacia la ciudad, de pronto se espanta y se parapeta tras las cajas. Sánchez primero lo observa y luego se esconde con él)
SANCHEZ: ¿Qué pasó, Manchini, viene la cana?
MANCHINI: Mire Sánchez, mire...
SANCHEZ : ¿Qué hay, qué pasa ? Dígame...
MANCHINI: Esa gente... nos mira...
SANCHEZ: ¿Qué gente, dónde?
MANCHINI: Ahí, Sánchez, ahí... en las butacas... (Ambos miran al público como horrorizados)
SANCHEZ: Nos están mirando a nosotros, Manchini...
MANCHINI: Es lo que le decía, hombre...
SANCHEZ: ¿Y por qué nos miran?
MANCHINI: No se...
SANCHEZ: ¿Serán amistosos?
MANCHINI: No lo juraría por las caras que veo....
SANCHEZ: Por lo pronto están sentados... no se mueven demasiado, pero ¡nos miran!
MANCHINI: ¡Qué vergüenza! Yo soy tímido, Sánchez, no soporto la mirada de los demás sobre mi...
SANCHEZ: ¿No será gente que viene a ayudarnos para el sitio?
MANCHINI: Buena observación la suya (Se anima. Sale del escondite. Camina como distraido observando de soslayo a la gente, se aproxima al proscenio, saluda tímidamente) Al menos por ahora parecen amistosos, Sánchez (Sánchez también observa. De pronto Manchini estalla en alegría) Se da cuenta Sánchez, ya no estamos solo compañero. Ya las multitudes se unen a nosotros....
SANCHEZ: Bueno... multitudes, lo que se dice multitudes...
MANCHINI: Arriba, Sánchez, arriba esa esperanza... Mire, comprenda, si la única certeza con la que nacemos es la de la muerte, descubrir que hay gente que piensa como uno es una porción de felicidad...
SANCHEZ: No quiero arruinarle la alegría, Manchini... pero, no tendrían que estar mirando para el otro lado?
MANCHINI (Se frena) ¡Es verdad! Sánchez ,(Otra vez con miedo) ¿por qué nos miran?
SANCHEZ: Tal vez los enviaron de la ciudad...
MANCHINI: Pretéjase, Sánchez...
SANCHEZ: Pero para mi... si quiere que le diga... Vinieron a vernos, nomás... Manchini, no se olvide que estamos en medio de una obra de teatro...
MANCHINI: ¿Teatro?
SANCHEZ: Claro, Manchini... Perdone que me ponga pragmático, pero es por su bien...
MANCHINI: ¿Teatro, me dice, teatro? (Solloza)
SANCHEZ: ¿Por qué llora, Manchini? Cálmese hombre... lo entiendo. Ha comprendido su pequeñez... su condición de efímero... su...
MANCHINI: De todas las formas de trascendencia elegimos la menos popular Sánchez, se da cuenta?
SANCHEZ: ¿Eh?
MANCHINI: Podríamos haber sido una película, un programa de televisión... ¿sabe cuánta gente nos vería? Pero no... somos personajes de una obra de teatro... Esto es una desgracia, Sánchez... Eso significa que el sitio será mas largo... que necesitaremos de mas paciencia...
SANCHEZ: Claro... Lo entiendo... Jodida cosa que nos hay tocado un autor que escriba teatro...
MANCHINI: No importa, prosigamos, hagamos de cuenta que no sucede y prosigamos...
SANCHEZ: Si usted lo dice... (Manchini se baja del escenario y se sienta en la platea, observa haciendo gestos extraños a Sánchez. Este le hace señas disimuladas para que vuelva) ¿Qué hace, che? Súbase... El espectáculo debe continuar. No me deje solo acá arriba, venga...
MANCHINI: Discúlpeme, Sánchez... solo quería sentir en carne propia la angustia, el miedo de ser sitiado... Me he puesto en los zapatos de ellos por un instante... Y la sensación es aterradora... Se que tendremos éxito, Sánchez, lo se. Tengo la prueba empírica... Venga, baje. Compruébelo usted mismo.
SANCHEZ: ¿Le parece?
MANCHINI: Venga, hombre, no sea zonzo (Lo ayuda a bajar a la vez que él sube) ¿Y, qué me dice? ¿Jodido, no? (Sánchez está incómodo. Sonríe a los espectadores. No presta demasiada atención a Manchini) ¿Y, qué siente?, dígame.
SANCHEZ: Y...
MANCHINI: Angustia, temor, pánico..?
SANCHEZ (Forzado) Siiii. Puf. La barbaridad...
MANCHINI: ¿Se da cuenta?
SANCHEZ: Si, terrible... ¿puedo subirme?
MANCHINI: Venga, hombre... No lo voy a tener sufriendo allí.(Lo ayuda a subir) Venga que tenemos un sitio que sostener. (Reacomoda las cajas. Se lo ve alegre y decidido)
SANCHEZ: Tengo hambre, Manchini...
MANCHINI: Sánchez, el hambre del cuerpo es uno de los motivos de nuestra acción, pero no privilegiemos el nuestro particular... Somos una ínfima parte del sujeto colectivo, somos una brizna de paja...
SANCHEZ: Me hiciste...
MANCHINI (Sin entender demasiado) Somos una moto de polvo...
SANCHEZ: Te eché...
MANCHINI: Perdón, pero ¿está usted haciendo lo que yo creo que hace? ¿Está jugando a lo que yo creo?
SANCHEZ: Vas a jugar, si...
MANCHINI: Lo suyo es de una bajeza, de una vileza... Usted podría portar la espada de los preclaros...
SANCHEZ: Te enterré...
MANCHINI: El culo entre las piernas...
SANCHEZ: Te hice...
MANCHINI: El favor de ponerte en cuatro...
SANCHEZ: Cuatro, te eché...
MANCHINI: Te echaste boca abajo...
SANCHEZ: La boca te rompí...
MANCHINI: Bueno... puede ser interminable, Sánchez.
SANCHEZ: Si... pero tengo hambre.
MANCHINI: El hambre y el aburrimiento son dos pesadas cargas que deberemos llevar para llegar a puerto con este sitio...
SANCHEZ: Ah, no, a puerto no que me mareo...
MANCHINI: Es una forma de decir, Sánchez... No se ponga cargoso. No pierda de vista el objetivo.
SANCHEZ: ¿Y si me voy?
MANCHINI: Puede hacerlo si quiere, pero se perderá la gloria del triunfo... y los aplausos del final.
SANCHEZ: No importa. Me voy a ir igual...
MANCHINI: Soy un hombre de pensamiento, Sánchez... pero no me obligue a pasar a la acción.
SANCHEZ: ¿Qué piensa hacer, impedírmelo?
MANCHINI: Claro que se lo voy a impedir...
SANCHEZ: ¿Y el libre albedrío, Manchini?
MANCHINI: (Ha tomado un palo, lo blande cual espada) El libre albedrío no existe, Sánchez, solo es un recurso que usan los explotadores para hacernos creer que gozamos alguna libertad...
SANCHEZ:(Tomando otro palo, cruzan estocadas) Por ende, si usted no me deja usarlo, usted es un explotador.
MANCHINI: Retrocede bellaco, tus palabras son ignominiosas, solo impido que escapes al anonimato.
SANCHEZ: Usted no es mas que otro frustrado. Es igual a los demás... Mientras esté con usted todo bien, pero luego, si me quiero ir, me ataca...
MANCHINI: En guardia, pardiez... Haré que te tragues tus palabras...(Toda la acción se desarrolla en un combate de palos)
SANCHEZ: Pero como me puedo quedar si no nos guía ninguna idea...
MANCHINI: La idea es sitiar la ciudad hasta que esta caiga...
SANCHEZ: ¿Y luego, qué?
MANCHINI: Luego, de qué?
SANCHEZ: De que hayamos logrado que la ciudad caiga...
MANCHINI: Construiremos un nuevo orden, mas justo, mas digno, con verdadera libertad...
SANCHEZ: ¿En dónde, en la ciudad? (Al decir esto toca con la punta del palo a la altura del corazón de Manchini)
MANCHINI: Me has dado, cruel conciencia de la realidad... He de morir... Has vuelto a desarmar el juguete... Tienes razón, indigno Sánchez, no tengo una idea, solo tengo un motivo...Muero... es la tempestad que llega al puerto, la hora referí, adiós patria mía...
SANCHEZ (Conmovido) No, espere Manchini, no se me muera... Yo solo preguntaba, no entiendo que esto de construir algo a partir de la destrucción, si vencemos a la ciudad, dónde levantaremos la utopía que nos moviliza? Contésteme Manchini (Toma la cabeza de este que yace en el suelo) Otro mártir de la cruda realidad, otra víctima de este mundo sin fantasías... Yo no me iba a ir Manchini, solo fue un acto impulsivo... (Manchini reacciona de improviso, lo toma con el palo apretándole el cuello)
MANCHINI; Así que te ibas a ir, ¿eh? Acá no se va nadie si yo no quiero, tamo? Entendiste? Te rendís? (Sánchez ahogado, asiente con la cabeza, Manchini lo suelta. Sánchez cae jadeando. Manchini se aparta desinteresado, acomoda. Sánchez se reincorpora)
SANCHEZ: ¡Qué carácter, don, no se banca una jodita usted!
MANCHINI: Silencio... (adoptando una postura extraña, como de estatua)
SANCHEZ: ¿Y ahora que está haciendo?
MANCHINI: Quiero ensayar para la inmortalidad.
SANCHEZ: Uh, piró del todo.
MANCHINI: Observe, míreme... Así será como construirán la estatua que me inmortalice.
SANCHEZ: Si, yo le voy a llevar flores...
MANCHINI: Un momento de paz, por favor (Queda en posición de estatua) ¿Flores dijo, qué piensa sobrevivirme?
SANCHEZ: Y... si...
MANCHINI: Qué tipo egoísta, que jodido que es... (Siempre como estatua)
SANCHEZ: ¿Por?
MANCHINI: Claro él, es de los que tienen el saco para que los otros peleen... Yo me sacrifico, y usted se lleva los honores...
SANCHEZ: No, es por una cuestión de edad nada mas...
MANCHINI: Sea estatua usted también, prepárese para la inmortalidad, ensaye. Que los héroes necesitan del talento, pero también del sacrificio...
SANCHEZ: ¿Le parece?
MANCHINI: Metale, Sánchez, va a ver que es lindo...(Sánchez también adopta la posición, ambos quedan así unos instantes)
SANCHEZ (Hablando por el costado de la boca) Tengo un problema Manchini...
MANCHINI (Ídem) ¿Qué le pasa ahora? Usted es un rompe pelotas Sánchez, discúlpeme que se lo diga así.
SANCHEZ: Soy muy ansioso para quedarme tanto tiempo quieto... y además, tengo hambre...
MANCHINI (Saliendo de la posición) Usted me rompe los climas, me arruina mis preparativos de trascendencia.
SANCHEZ: Además me hace dudar usted...
MANCHINI: ¿Por qué?
SANCHEZ: Por momentos me parece que lo guía solamente una intención egoísta de trascendencia. Pareciera que usted no quiere hacer esto solo por la convicción de terminar con algo malo. Pareciera como si tan solo buscara su propia gloria.
MANCHINI: ¿Esa impresión doy?
SANCHEZ: Y... si...
MANCHINI (Quebrándose) Perdóneme, Sánchez... Me dejé ganar por la tentación de la fama... Soy una basura, un ser despreciable (Se arrodilla a los pies de Sánchez) Le ruego, le imploro que me perdone... Fue un momento de debilidad.
SANCHEZ: Ego te absolvo, hijo.
MANCHINI: Gracias padre, la bendición...
SANCHEZ: No me la acuerdo.
MANCHINI: Estampita, ¿tiene?
SANCHEZ: (Buscando) Solo este almanaque con una mina en bolas... (Lo observa como poseído) ¿Por qué tuve que mirar esto, por qué?
MANCHINI: Que sucede, Sánchez, que es lo que lo puso así... (Toma el almanaque, lo mira sin mayor expresión)
SANCHEZ: ¡Manchini!
MANCHINI: ¿Sánchez?
SANCHEZ: ¡Manchini!!!
MANCHINI : ¿Qué, Sánchez, qué ?!
SANCHEZ : Quiero sexo, Manchini !
MANCHINI : No, viejo, tengo uno solo y no se lo voy a dar a usted...
SANCHEZ: ¡Manchini!
MANCHINI: No, pare un poco, a no joder vamos... Usted quiere sexo conmigo? No, pare... tampoco es cualquier estupidez...
SANCHEZ: No, Manchini, no lo quiero a usted... No es mi tipo...
MANCHINI (Como desilusionado) ¿No? Claro, como no soy rubio y de buen físico. Cuando era mas joven, no se vaya a creer, eh?
SANCHEZ: No sea boludo, Manchini, ¡quiero una mina!
MANCHINI: Ahhh, no había entendido, perdóneme usted... Pero vamos, respire hondo, relajese... Calma... Piense en otra cosa... A ver, a ver... Juguemos, juguemos... Dígame Sánchez, no se deje ganar por los bajos instintos... Si usted hubiese nacido mujer, qué le hubiese gustado ser?
SANCHEZ: Bailarina de flamenco!
MANCHINI: Sánchez... que bárbaro... (Comienza a hacer palmas... Sánchez se ata la camisa en la panza y comienza a bailar y cantar como un cantaor... Se apasionan, ambos cantan y danzan)
SANCHEZ: Es peor, Manchini... me hice la película... Me imaginaba con una andaluza y yo le arrancaba el vestido mientras me la llevaba al río y me importaba un carajo de que tuviera marido... ¿Y usted Manchini, que le hubiese gustado ser, de haber nacido mina?
MANCHINI: Cantante de boleros...
SANCHEZ: Epa!
MANCHINI: Si, una cantante de boleros bien sensual...(Se desprende un poco la camisa, se arremanga los pantalones) Cantaría con voz aterciopelada...Tu me “acostumbrastesss” a todas esas cosas, y tu me “enseñastesss” que son maravillosas...(Se menea en torno a Sánchez) Por eso me pregunto, al ver que me “olvidastesss” porque no me “enseñastess” como se vive, sin tiiiii....
SANCHEZ: ¡Vení potra que te voy a enseñar todo lo que quieras!
MANCHINI: Salga, Sánchez, salga...
SANCHEZ: Vení para acá, cantame un bolero...
(Sánchez como alienado persigue a Manchini, de pronto irrumpen las putas )
YENIFER: Hola chicos
YESICA: Como están?
(Ambos quedan congelados en su posición. Se recomponen, sorprendidos)
SANCHEZ: Hola, chicas...
MANCHINI: Se lo dije, Sánchez...se lo dije... Es el aluvión maldito que viene a sacudir al país burgués... Es el miasma de la tierra que se une a esta mítica tarea...
YENIFER: Convidá lo que estás fumando, papi.
SANCHEZ: Es el aluvión zoológico, Manchini...
MANCHINI: Sánchez... ¡qué dice¡
SANCHEZ: Por que son dos yeguas (ríe descontrolado, las putas lo imitan. Manchini queda pensativo)
YESICA: Muchachos... qué hacen por acá...
SANCHEZ: Estamos sitiando la ciudad...
YENIFER: ¿Lo qué?
SANCHEZ: Acá con el amigo Manchini, el es el autor de la idea... Yo soy algo así como... su escudero... Hemos puesto sitio a la ciudad... Nadie entrará ni saldrá y la venceremos por el hambre, el miedo y la sed...
YENIFER: Hijo de puta, convidá... se han fumado todo estos vagos, Yesica...
SANCHEZ: No... es la verdad, que fumar ni fumar...
MANCHINI: Dos yeguas!!! (Se ríe descontroladamente, ante la sorpresa de los otros 3)
SANCHEZ: Tranquilo, Manchini, ya va a pasar...
MANCHINI: Señoritas... disculpen el lapsus risus... Bienvenidas a nuestro sitio... Ustedes, cuales Juana de Arco se unen a nosotros convirtiendo a esta decadente ciudad en una extraña Orleans del siglo XXI...
SANCHEZ: Yo soy Sánchez, el es Manchini...
YESICA: Hola, soy Yesica
YENIFER: Yo soy Yenifer (Se saludan con besos, salvo Manchini que les da la mano)
YESICA: Así que de sitio, muchachos?
SANCHEZ: Y si vio... nosotros somos así...machos, decididos, sitiadores...
YENIFER: ¿Y para qué la sitian?
MANCHINI: ¿Cómo para qué, bella dama? Para acabar, comenzando desde aquí con el infortunio, la miseria, la desigualdad y la miseria que azota nuestra tierra...
YENIFER: Ah... y quien les va a dar bola?
SANCHEZ: No se vaya a creer, eh, ya se están yendo. Rajan en autos... Miren (Señala a la ruta) Ah, los que vienen son refuerzos para llevarse mas gente, porque no alcanzan los autos.
YESICA: ¿Se le ocurrió a usted solito? (A Manchini, sugerente)
MANCHINI: Si, señorita...
YESICA: Que papi mas inteligente!
SANCHEZ: ¡Esa, Manchini viejo nomás!
MANCHINI: Bueno, son años de meditación...
YENIFER: Están boludeando viejo... sabés como se soluciona todo acá, sabés?
SANCHEZ: ¿Cómo?
YENIFER: Todos los habitantes de este país tenemos que ser diputados o senadores...
MANCHINI: ¿Cómo dice?
YENIFER: Ustedes conocen a alguno que le vaya mal? No, verdad? Bueno... Si todos en su momento, y por unos 6 meses, nada mas, somos diputados todos la vamos a pasar bomba...
SANCHEZ: Tiene razón, Manchini, ojo que tiene razón...
MANCHINI: Pero no, no... No confundamos el simple bienestar que proporciona salvarse solo con la posibilidad del bien colectivo...
YENIFER: Pero si todos tenemos guita, todo va a estar mejor, don...
MANCHINI: El economicismo ha hecho estragos... Entiendamé, hay que cambiar todo, hay que demoler esos monstruos succionantes... (Yesica se ríe muy divertida) ¿Perdón?
YESICA: Que puerquito que había sido...
MANCHINI: No entendí...
YESICA: Así que succionante, picarón... (Manchini queda cortado, sin saber qué decir)
SANCHEZ: Le ruego un poquín de compostura, doña, estamos en un teatro...
YESICA (Entre espantada y complacida) Y yo con estas mechas!
YENIFER: ¿Un teatro? Pero qué falta de visión, che... Un cine, un programa de televisión, por ahí les hubiese sido más fácil, muchachos...
SANCHEZ: Si... bueno, por algo se empieza.
YESICA: (Mira al público, recorre el escenario observándolo) Yenifer... ¡está lleno de clientes esto!
YENIFER: No, loca, pará... En otro horario, ahora no te metás con ellos...
YESICA: Pero hay algunos que yo conozco!
YENIFER: Bueno, bueno, calmate... ahora estamos con los muchachos.
SANCHEZ: ¿Y qué hacen por acá?
YESICA: Poco laburo en el barrio nuestro, y nos largamos para estos lares...
MANCHINI: ¿A qué se dedican las señoritas?
SANCHEZ: ¡Manchini!
YENIFER: Somos arquitectas, recorremos las noches buscando inspiración en el paisaje...
MANCHINI: Ah, Le Corbousier...
YESICA: Somos putas, papá, ¿tan ido estás?
SANCHEZ: No me lo agredan, haganmé el favor... Ustedes son demasiado realistas, les falta... vuelo...
YESICA: Mirá flaco, estamos tan pobres que ni para realidad nos da...
MANCHINI: Pero, ¿ no habían oído hablar de nuestra gesta, de nuestra proeza?
YESICA: No... ni la menor idea...
YENIFER: Bueno, vamos a tener que seguir viaje... No creo que estos tipos puedan ser considerados potenciales clientes...
SANCHEZ: ¡Jamás! Sobre mi cadáver... aquí no hay libre albedrío, nadie se irá...
MANCHINI: Sánchez, usted si que comprende rápido...
SANCHEZ: No, hombre... Mi interés pasa por otro lado, yo las quiero sitiar de frente y retaguardia...
MANCHINI: ¿Usted dice..?
SANCHEZ: Siiii.
MANCHINI: Pero, usted mismo lo dijo, son dos mujeres demasiado reales... Son como dos personajes naturalistas en medio de un absurdo... No se ajustan al contexto, Sánchez.
SANCHEZ: Si me disculpa... Yo me ajusto perfectamente a ese contexto, además... ¿no le parece bien que el culo de estas minas sea real y no absurdo?
MANCHINI: Si, pero...
SANCHEZ: No me va a decir que los revolucionarios hacen voto de castidad, también...
MANCHINI: No... nada que ver...
SANCHEZ: Entonces, dele Manchini...
YESICA: Momentito... Mucha parla... pero de guita... como andamos?
SANCHEZ: Este... ¿usted tiene Manchini?
MANCHINI: No, cómo se le ocurre?
YESICA: Vamos, Yenifer...
YENIFER: Vamos, Yesica, son dos pelagatos...
SANCHEZ: ¿Al fiado, no laburan?
MANCHINI: Deteneos... alto bellísimas damas del andar nocturno... No llevéis vuestro cuerpo lejos de nosotros, sin antes saber de las bondades de nuestra lengua...
YESICA: Con lengua es otro precio.
MANCHINI: Ven, y escucha lo que tiene que decir mi corazón...(Manchini toma a Yesica, Sánchez lleva a Yenifer) Que los dioses del amor recojan mi verba
YESICA: Qué paguen si quieren!
MANCHINI: Oh, ninfa trémula... Oh capullo florecido al caer del rocío... Deja que galopen en ti los terremotos lujuriosos de mi cuerpo... (Sánchez observa y comienza su seducción de Yenifer, las escenas se irán jugando alternadas, con congelamientos)
SANCHEZ: Yo pensaba enterrar la batata... vio?
YENIFER: Estamos en un teatro, animal... ¿No puede ser un poco mas fino? (Sánchez duda)
SANCHEZ: Mira mujer, tengo la coliflor enardecida, buscando cual pala ancha una huerta para explayarse... Tengo los retoños alterados de la raíz a la flor... Necesito de mi pico para ablandarte la tierra...
YENIFER: Ay... me quiere regar las flores!
SANCHEZ: Quiero que descabecés el nabo, quiero ulular con las sandías...
YENIFER: Tampoco es para tanto...
MANCHINI: Quiero sentir el perfume sin mácula de tu piel...
YESICA: Pachuli...
MANCHINI: Quiero tu luz, tu túnica caída, el lirio rojo de tu amor primero, quiero llenarme las manos con las lunas de tus pechos, y llegar al valle primoroso donde mi falo primitivo explotará de amores en la muerte inigualable de un orgasmos...
YESICA: Este es mas chancho que la mierda!
SANCHEZ: Quiero removerte el almacigo y regarte las begonias... Quiero partirte los melones, y visitar todos los agujeros de tu huerta para plantarte las semillas calientes...
YENIFER: Es un tierno!
MANCHINI: Quiero que seas mi compañera en esta lucha, pie con pie, codo con codo, seremos mucho mas que dos...
YESICA: Menage a trois es mas caro...
MANCHINI: Y si el socavón de tu cuerpo encuentran paz mis furias milenarias quizás te preguntes por qué cantamos...
SANCHEZ: Vamos a galopar por los campos, los jardines, las camas y los moteles... vamos a cantar... (Se une a Manchini y cantan, mientras las dos mujeres los acompañan bailando)
Mujer si puedes tu con dios hablar
pregúntale si yo alguna vez te he dejado de adorar...
y el mar espejo de mi corazón (Suena un vals vienés que comienzan a danzar los 4, intercambiando las parejas)
SANCHEZ: Viene seguido por acá, bonita?
YESICA: No me apretés mucho que estoy sudada.
MANCHINI: Su ligereza me recuerda el paso de los pájaros...
YENIFER: La manito, no toque si no va a comprar...
SANCHEZ: El completo sale caro?
YENIFER: Y, depende la hora...
MANCHINI: Podría traerle las estrellas si me las pidiera...
YESICA: Con 50 mangos ni te calentés en ir tan lejos...
SANCHEZ: Te voy a hacer un colchón se saliva...
YESICA: Te dije que estoy sudada...
MANCHINI: Puedo tutearla bella mía?
YENIFER: Pagá y me tuteas todo lo que quieras...
SANCHEZ: Te voy a arrancar la chabomba a mordiscones...
YESICA: No, che, que es pilcha de laburo...
MANCHINI: Como la llaman, dulce, en la intimidad sus amigos...
YENIFER: Caja vacía, porque soy fácil de levantar...
(Manchini interrumpe el baile y salta como enardecido sobre las cajas, los demás quedan sorprendidos)
MANCHINI: AH, bellacos... me rodean! Quieren vencerme y atacarme... quieren derrotarme a mi...
SANCHEZ: ¡Un coágulo lácteo!
MANCHINI: (Pelea a brazo partido con las cajas) Claro, así lo hacen siempre. Nos hacen creer que no tenemos derechos, y nos regalan alguno como una dádivas... Y debemos conformarnos con eso... Pero yo no me rindo... Yo tengo estas manos que pueden trabajar, yo no quiero tener que pedir, no quiero mas la caridad. Quiero trabajar, es mi derecho hacerlo... No quiero que mis hijos se mueran de hambre... No me digan que en este país no hay hambre... Vanos acomodaticios... Todavía podemos dar pelea... todavía no estamos muertos, cobardes, vendepatrias, cipayos... (Sánchez, con mucho esfuerzo, lo saca de entre las cajas y procura calmarlo) ¿Los vio, Sánchez, vio como esos traidores me atacaron con sus herramientas de consumo? ¿Los vio?
SANCHEZ: Los vi... pero, cálmese... cálmese...
MANCHINI: Atacarme delante de mi dama...
SANCHEZ: Tranquilo, Manchini, tranquilo... Les dio su merecido...
MANCHINI: ¿Le parece?
SANCHEZ: Si, los destruyó... les dio una soberana paliza... Usted los reventó, maestro...
MANCHINI (Henchido de júbilo) Esta victoria, este comienzo impar de nuestra gesta, es para usted, mi doncella (A Yesica, esta está conmovida por lo que acaba de ver. Estalla arrojándose sobre Manchini)
YESICA: Vení, montate a esta yegua!! (Lo lleva fuera de la escena... al instante se escuchan gritos de ambos)
SANCHEZ: Qué lo parió... miralo a Manchini...
YENIFER: Yo también me calenté, vení para acá (También lo lleva fuera de escena, por un instante solo se escucharan los gritos de los cuatros. Luego, Manchini asoma la cabeza)
MANCHINI: Pst, Sánchez, Sánchez... eh!
SANCHEZ: (Asoma la cabeza por otro sector, ambos emitirán gemidos con gestos de placer) ¿Qué pasa, Manchini?
MANCHINI: ¿Qué le pareció?
SANCHEZ: ¿Qué cosa, la mina?
MANCHINI: No, hombre, mi actuación.
SANCHEZ: ¿De qué me habla?
MANCHINI: De recién con las cajas...
SANCHEZ: ¿Qué, no me va a decir que...
MANCHINI: Estaban duras las minas... pero esas cosas siempre las ablandan...
SANCHEZ: Ah, Manchini viejo y peludo!!! Qué grande que había sido!!!
(Desaparecen un instante. Se asoma Sánchez)
SANCHEZ: Manchini, eh, Manchini!
MANCHINI : ¿Qué pasa, Sánchez ?
SANCHEZ : Tengo hambre...
MANCHINI : Déjese de joder...
(Desaparecen. Suenan bombas y estallidos. Reaparecen ambos. Están relajados)
MANCHINI: Bueno, Sánchez, a las cosas...
SANCHEZ: Si... le voy a confesar que no es tan difícil ser sitiador, eh? Uno viene, pone unas cajas, mira para allá...y listo... Pero, hablando de cajas... usted actuó eso de recién con las chicas... pero lo que decía, ¿también era una mentira?
MANCHINI: ¿Usted que cree?
SANCHEZ: No se, me desconcierto con usted, Manchini...
MANCHINI: Tengo un amigo que solía decir que cuando uno explica algo, ese algo ya no tiene el mismo valor. Mire Sánchez, yo trato de que la vida no me siga agarrando desprevenido. Darme cuenta de dónde estoy... y a veces, ¿por qué no? las verdades también sirven para levantarse mujeres.
SANCHEZ: ¡Qué cosa, no? Pensar que últimamente me caen los veranos sin haberme dado cuenta cuándo se pasó el invierno, en dónde quedó la primavera... ¿No le pasa que se le suman los años preguntándose... ¡y para esto nací!? Y de pronto, acá con usted, sin mas esperanza que la suya, ando con ganas de hacer cosas... Y todo lo que puedo hacer es esperar.
MANCHINI: Vea, amigo... Yo creo, confío, en que tendremos éxitos... Pero si no fuera así, al menos hicimos el intento...
SANCHEZ: Es como con las minas, don... Lo que es mas lindo es el intento, el levante...
MANCHINI: Es que el objeto del deseo siempre está en el horizonte.
SANCHEZ: No nos estaremos poniendo medio sesudos?
MANCHINI: Es la calma...
SANCHEZ: No, es que a mi después del sexo, mas que por fumar se me da por pensar...
(Reingresan Yenifer y Yesica)
YESICA: Muchachos, esto no fue gratis... nos tienen que prometer que cuando triunfen, garpan.
YENIFER: Y que nadie se entere, no queremos sentar un precedente tampoco.
MANCHINI: Si triunfamos, no van a tener que seguir laburando de esto.
YESICA: Pero si a mi me gusta!
YENIFER: Muchachos, alguno de ustedes tiene hora?
SANCHEZ: Casi las 12 son...
YESICA: Casi o son?
MANCHINI: Las 12 en punto tengo yo.
YENIFER: ¿Si?, ¿ya?
MANCHINI: Aha...
YESICA: Bue... hora de tomar el servicio...
YENIFER: Si...
SANCHEZ: ¿El servicio? ¿Servicio de qué?
(Ambas desaparecen unos instantes, ante la mirada de los hombres. Reingresan rápidamente, con sendas pistolas en sus manos)
YESICA (Con voz y tono totalmente distintos) Manitos arriba los dos, se acabó la joda.
MANCHINI: ¿Qué les pasa?
YENIFER: Cerrá el culo vos... las manos arriba, pónganlas sobre la cabeza...
SANCHEZ: Che, guacha, no nos querrán afanar...no tenemos un mango. Si es por lo de recién yo te aseguro que no...
YESICA: Callate, terminala... A ver, cabo Flores... proceda...
YENIFER: Si, sargento...
SANCHEZ: ¿Cabo, sargento..?
MANCHINI: ¿Qué, son policías o qué?
YESICA: Claro, viejo, la tenemos que rebuscar así... con lo que sacamos de putas no nos dá para vivir, y este es un yeite como cualquier otro.
MANCHINI: Putas y policías, ¿no es una metáfora demasiado obvia?
SANCHEZ: ¿Pero qué les pasa, además, por qué nos tienen así?
YENIFER: Nos mandaron de la seccional a terminar con esta fantochada del sitio... Son peligrosos ustedes, pueden ser contagiosos.
YESICA: Acá vamos todos derechitos por donde hay que ir, al que se sale de la fila...
MANCHINI: Pero es ridículo, de qué orden me habla...
YENIFER: Si querías decir las boludeces que decís, tenés mil programas de televisión. Pero plantarse acá y meterle miedo a la gente, no... No va...
SANCHEZ: Pero a qué gente le podemos meter miedo nosotros, mírenos... Somos apenas dos delirantes que no tienen ganas de entregar su dignidad.
MANCHINI: Sánchez, eso de delirantes... Yo creo en lo que hacemos.
SANCHEZ: No se, no se... Yo en todo caso creo en usted porque cree en algo. Con eso me basta...
MANCHINI: Pero fíjese, Sánchez, esto es una demostración de que estoy en lo cierto.
YESICA: Que cierren el orto los dos!
YENIFER: Ya oyeron a la sargento, se callan la boquita... vamos...
SANCHEZ: No quiero...
YESICA: ¿Cómo decís?
SANCHEZ: Que no quiero callarme, que estoy harto de callarme. Que seré apenas un personaje pero tengo lo mío para decir... y lo que tengo que decir es: basta. Quiero tener una idea tras la cual ir, quiero tener algo para luchar... No me callo un carajo...
MANCHINI: ¡Bien, Sánchez! ¡Así se habla!
YENIFER: Basta...
YESICA: Las esposas, cabo, póngale las esposas...
YENIFER. Si mi sargento...
MANCHINI: ¿Nos van a arrestar?
YESICA: No, si voy a tener una sesión de sadomasoquismo ahora...
MANCHINI: No importa, Sánchez... volveremos. Cuando nos dejen libres volveremos... Una y otra vez, como el cántaro a la fuente.
SANCHEZ: Claro, Manchini...
YENIFER: Creo que hablan en serio, mi sargento.
YESICA: Yo creo lo mismo, cabo...
YENIFER: Habrá que pasar al procedimiento de emergencia, entonces...
SANCHEZ: ¿Qué van a hacer?
YESICA: A ver los dos... Cierren los ojos...
MANCHINI: No quiero, para qué?
YENIFER: Cierren los ojos, carajo...
YESICA: Deje cabo, póngale las vendas y listo...
YENIFER: Comprendido, mi sargento. (Les coloca a ambos vendas sobre los ojos) Caminen... (Los llevan fuera de escena)
SANCHEZ: Pero, qué hacen, che... paren...
MANCHINI: Sánchez... ha sido un honor... Le soy sincero...
SANCHEZ: ¡Qué dice, Manchini?!
(Suenan dos disparos. Silencio. Pausa. Reaparecen las mujeres)
YESICA: Limpito cabo...
YENIFER: Un tiro perfecto, mi sargento... (Miran al público. Sonríen)
YESICA: ¿No me digan que esperaban un final feliz, verdad?
(Se van, abrazadas y riéndose. Pausa, mas larga que lo habitual. Reaparecen Sánchez y Manchini)
MANCHINI: Es nuestro penoso deber informarles que los actores que nos interpretaban han sido asesinados en el cumplimiento del deber.
SANCHEZ: Las fuerzas represivas han cobrado dos nuevas víctimas en estas dos personas, que en su inocencia creían en la inocuidad del teatro.
MANCHINI: Está claro que no es así. El teatro puede cambiar la vida de algunos y llevarse, como en este caso, la de esta pobre gente que la ha dado por interpretarnos.
SANCHEZ: Pero nosotros seguimos acá... tenemos mucho por hacer, tenemos mucho por esperar...
MANCHINI: Los personajes, como las ideas, no se matan. Viviremos mientras dure en ustedes nuestro recuerdo... Pero sépanlo... Aquí estamos, esperando... Un día la ciudad caerá... Y nosotros, y quienes se sumen, seremos los autores...
SANCHEZ (Mirando a la imaginaria ruta) Manchini!
MANCHINI:¿Qué pasa, Sánchez?
SANCHEZ: Los autos... se van por cientos... es una caravana... y casi no vuelve ninguno...
MANCHINI: Paciencia, Sánchez, paciencia... Esto recién empieza...
SANCHEZ: Y yo con tanta hambre...
(Oscurecimiento final)

Estrenada el 7 de mayo de 2005 en la sala El Taller del grupo Artecon, con el siguiente elenco: Manchini: Darío RECIO
Sánchez: Horacio ZARATE
Yesica: Lorena MEGA
Yenifer: Celia GONZALEZ
Manchini: Alejo SALGADO
Sánchez: Juan Cruz PEREZ
Iluminación: Diego LANZONI
Sonido: Duilio LANZONI
Apuntes coreográficos: Agostina LANZONI
Dibujo: Darío RECIO
Puesta en Escena y Dirección: Duilio LANZONI

Premio Mejor Actor (Horacio Zárate) en la XIV Fiesta Teatral de Chascomús. Ternada en Actor (Darío Recio), Dirección y Puesta en Escena y Mejor espectáculo en la misma fiesta, tercer lugar del premio del público.

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Datos personales

Nombre y apellido: Duilio Olmes Lanzoni Fecha de nacimiento: 3 de Julio de 1962 Bolívar pcia. de Buenos Aires Dirección: Alvear 325 Bolívar TE. (02314) 42-4095 // 15416051 // E-mail: duiliolanzoni@speedy.com.ar