HISTORIAS DE IRSE, SIEMPRE

(Tragicomedia en un éxodo)
de Duilio O. Lanzoni
(Premio Nemesio Trejo de la Comedia de la Pcia. de Bs. As. 1990- Juan Moreira Especial del Jurado del III Encuentro de Teatro Bolívar ’89)

LA MESA DE CAFE

Cholo: Que lo parió, esto es peor que la inundación
Negro: Parece un golpe militar, parece...
Cholo: Mucho no me acuerdo de eso, pero en fin...
Negro: claro, sos demasiado pendejo para acordarte, pero te digo que esto es peor.
El Mozo (sirviendo unos cafés ): ¿Vieron en la calle?
Domingo: ¿Qué pasó ahora?
El Mozo: Cortaron la luz.
Cholo: Y... era lógico.
Negro: ¿Cuánta gente quedará?
Domingo: El número exacto, ni idea, pero seguro que menos que ayer.
Negro: ¿Y las autoridades?
El Mozo: Se fueron también... bah, eso me dijeron, a lo mejor andan por ahí, en la oscuridad, aunque ¿que pueden hacer a esta altura , no?
Cholo: Yo me voy mañana.
Domingo: ¿Vos también?
Cholo: ¿Y qué querés que haga, que me quede?
Negro: Habíamos quedado en aguantar, viejo, no te podés borrar.
El Mozo: Arrugaste, pibe.
Cholo: No sé crean que es lindo, no tienen ni idea de lo que me dolió preparar las valijas.
Domingo: Lo que quieras, pero te vas... ¿y que pensás encontrar en otro lugar, te crees que es distinto? No, Cholo, es peor. Acá estaremos mal, somos cada vez menos, pero nos conocemos, acá tenés los amigos, este café, ¿Te pensás que en otro lugar va a ser lo mismo?
Cholo: Se vuelve a empezar, Domingo. Tendré que hacerme de nuevos amigos, de un nuevo lugar, que se yo... pero irme es la única esperanza. No quiero quedarme asfixiado en este pueblo.
Negro: Irse, irse... dicen que cada vez que no vamos nos morimos un poco, pero para mí que se muere lo que se queda. ¿En que habremos fallado para que este pueblo se haya desangrado asi?
El Mozo: Fábricas, Negro, fábricas. Si acá hubiesen puesto en el momento oportuno una fábrica, hoy el asunto sería distinto.
Domingo: Pero con fábricas solamente no se arregla. ¿Saben qué pasa?, este pueblo no tiene tradición, lo fundaron por decreto, nadie tuvo que sufrir para que existiera. Apareció así, de golpe, y así también se va a morir.
Cholo: Capaz... pero ustedes vieron que acá para los jóvenes nunca hubo lugar. Siempre nos han tenido a un costadito para que no molestemos, si querés estudiar cualquier cosa te tenés que ir; si querés laburar: una oficina, un banco, un taller, ¿que otra cosa hay?
Negro: En eso tenés razón, nunca se les dio pelota a los jóvenes en este pueblo. Mira, en mi época era peor... ¿vos te crees que íbamos a poder salir a los boliches a partir de los catorce como ahora? Recién nos poníamos los largos... encima estábamos como oprimidos por todas las costumbres... así que cuando podías, te rajabas, cambiar era como liberarte. Pero los que nos quedamos, nos acostumbramos. A la salida, al café, algún día al cine, algún domingo al fútbol. A pesar de todo, uno aprende a querer a este pueblo.
El Mozo: Puta si se lo quiere. Por eso me da más bronca ver cómo se muere. ¿Te acordás lo que era este boliche hace unos años? un día como hoy no entraba un alma. Todos los pendejos gritando, riéndose, soñando. Pero se fueron, y cada vez se empezaron a ir de más jóvenes... y lo que quedan, ¿de qué se van a reír?
Domingo: Miren, che, pasó un auto.
Negro: Días que no veía ninguno.
El Mozo: Algún loco, como nosotros.
Domingo: Un bohemio.
Negro: Un tipo de barrio.
Cholo: O un duende... bueno, me voy a ir a dormir que mañana salgo a las seis de la matina, y no se cómo voy a llegar a mi casa ahora.
Negro: No te hagás problemas que la ciudad no se traga a los que se van, sino a los que se quedan.
Cholo: De pronto vas caminando, se abre como una boca negra en la vereda y, zas... un tipo menos, ¿que les pasará a esos?
Negro: Se deben convertir en olvido, no más.
Domingo: Para mí que se vuelven color gris.
Cholo: Bueno, me voy.
Negro: Suerte, Cholo, que seas feliz.
El Mozo: Escribí, no seas fiaca, viejo.
Domingo: Y no te olvidés de nosotros, pibe, ni del pueblo.
Cholo: Chau, muchachos... hasta pronto. (Se va)
(Pausa de caras largas y tristeza, rota por la abrupta entrada del Duende Chiquito )
Duende Chiquito: Señores, señores, no todo está perdido. Alegrarse. Buscando la moral, me encontré la última ilusión.
Todos: ¡Duende chiquito!
Duende Chiquito: Si, mis amigos, estaba detrás de una palmera y... vamos a usarla.
Negro: ¿Cómo, Duende Chiquito, cuándo?
Duendes Chiquito: Mañana rematan el pueblo, ahí vamos a usarla... tengo la última ilusión, tengo la última ilusión. (Se va)
El Mozo: ¿Y qué podemos hacer con una ilusión, solamente?
Domingo: Tenerla, tenerla y usarla... ¿te parece poco?
El Mozo: Y... algo es algo.
Negro: Peor es nada dijo el loco, y se acostó con la hermana.
El Mozo: Marcha la última ilusión.

DECIR CIUDAD I

Trovador: Habría que decirte : ciudad
E inventarte algún pasado de tiempos
Y leyendas.
Decirte que a senda marcada
Por el tiempo fue reabierta
Por hombres fantásticos,
raíz que germinó flores en otoño
Y no ha hallado aún su primavera.

Habría que llamar a los que sueñan
Para nueva soñarte y sin temores
Pintores te darían los matices
Iniciando los colores de tus plazas.
No es verde el que te falta
Ni el gris, es ese azul
De mar, marrón de sierras.
Algún atrevido rojo que te cambie,
Que te impulse por tu llano estar,
Quieta, muy quieta.

DUENDE 1

Duende: ¿Quedará algo de nosotros en estas calles ? ¿Se acuerdan? Le edificaron prolijita, cuadradita. Perfectamente diagramada para crecer y ser pujante. Pujante, esa palabra tan usada... bueno, aquí nacimos, no tan duendes y sin mucho más esperanzados. En este pueblo nuestro que siempre se quedó en la mitad entre la ciudad y la nada. Venimos a contar estas historias de pueblo ciudad o ciudad pueblo, historias de irse, de irse siempre. Historias de achicarse, de reducirnos, de convertirnos en duendes y andar soñando ayeres...

LOS NOTABLES

Notable I: Esta ciudad se construirá sobre las bases sólidas del progreso y del bienestar general.
Notable II: Si. Edificaremos cada calle sobre el cimiento de su fértiles campos.
Notable I: De sus gordas vacas.
Notable III: Nuestros fértiles campos y nuestras gordas vacas.
Notable II Cimentaremos el futuro con ideas loables, bellas palabras y gestos desinteresados.
Notable I: Los gestos desinteresados del pueblo.
Notable III: Nuestras ideas loables y bellas palabras.
Notable II: Nuestros campos y vacas.
Notable I: El sacrificio será la piedra angular del crecimiento.
Notable II: Nuestro crecimiento.
Notable III: Nuestras piedras angulares.
Notable I: Pavimentaremos las calles, pondremos iluminación y muchas prolijas plazas para que jueguen los hijos del pueblo.
Notable III: Nuestros hijos del pueblo.
Notable II: Bueno, doctor, los hijos son de ellos.
Notable III: Nuestros ellos.
Notable I: Recuerde las bellas palabras, doctor.
Notable III: Nuestras bellas palabras.
Notable I: Exacto... prosigamos.
Notable IV: (Que ha permanecido callado) Construiremos fábricas para generar trabajo, porque con trabajo el pueblo pronto será una ciudad floreciente. Fábricas que expandirán...
Notable I: Ingeniero... lo importante es no apresurarse, es ésta una ciudad en cierne... pero, ¡fábricas!
Notable II: El humo, la polución.
Notable III: Nuestra polución.
Notable I: No será gente de trabajo, si no obreros, y los obreros... bueno, usted me entiende, ¿No?
Notable II: El que mucho abarca, poco aprieta, ingeniero. Afiancemos el campo, luego habrá tiempo de pensar en industrias, en avanzar, ¿Eh?
Notable III: Nuestro avanzar.
Notable I: Esta ciudad hará historia, señores míos.
Notable III: Nuestros señores míos.
Notable II: Bueno, hombre, ya está bueno. (se llevan amordazado a Notable IV, perseguidos por Duende Chiquito)
Duende Chiquito: Señores, señores: ¿Hay un lugarcito para nosotros? Tengo que empezar la escuela. ¿Un colegio secundario?, ¿Una universidad? Señores, ustedes que son buenos y pueden, ahora que es el momento, delen...

DUENDE II

Duende: La vida es seria, el arte es divertido. Los duendes somos artistas del vivir transformados en recuerdos. Recuerdos. De cuando chicos, de jugar a la bolita, a la pelota, a la rayuela, ¿A dónde está el cielo? a la payana, a la figuritas, el primer cigarrillo, la primera novia... porque nosotros nunca quisimos irnos... nunca

LA POLITICA

El político: Si me eligen, conciudadanos, si me dan su voto, yo les prometo: pan, felicidad, salud, dinero, amor, movilidad, estabilidad, progreso, ciencias, técnica, arte...
Pueblo: ¡Bravo, bravo, viva el doctor!
El político: Yo vengo a traer a este pueblo la semilla del bienestar. Yo tengo mi corazón abierto, mi mente clara, ni manos limpias, mi brazos fuertes, mi frente alta, mis pómulos salientes...
Pueblo ¡Bravo, viva...!
El político: Yo soy la dignidad.
Duende Chiquito: ¿Nos dará trabajo?
El político: Tendrán trabajo.
Duende Chiquito: ¿Fábricas, salidas laborales, posibilidades de estudio?
El político: Todo eso y mucho más, porque yo soy el hombre, mi partido es la garantía de que mis dichos serán hechos y los hechos concretas realidades que posibilitarán el crecimiento armónico conciente y floreciente de este pueblo que amamos con toda la certeza de convertirlo en poco tiempo en la ciudad pujante que todos queremos ver. (Dicho todo sin respirar)
El pueblo: ¡A votar!
(El político cuenta los votos, festeja)
El pueblo: ¡Viva el intendente!
El político: Agradezco vuestra confianza, amados conciudadanos, sepan que han hecho una apuesta certera, sepan que no los voy a defraudar. Ahora, todos manos a la obra.
(El político toma una escoba y comienza a barrer y a acomodar cosas sin que nada cambie. Duende Chiquito está detrás sin que el político lo vea en ningún momento. Este comenzará a pensar que la escoba habla y se mueve sola, el juego seguirá así hasta el fin del sketch)
Duende Chiquito: ¿Y?
El político: Con la colaboración de todos...
Hombre 1: Disculpe, venía a verlo porque necesitaba un trabajo para...
El político: Confíe en mí, pronto va a tener novedades.
Hombre 2: Venía a verlo porque mi calle se inunda y...
El político: Confíe en mí, pronto va tener novedades.
Mujer 1: Yo quería saber si podemos disponer de un transporte para mi escuela que está en el campo y...
El político: Confíe en mí, pronto va tener novedades.
Hombre 3 Señor intendente, vengo aquí con el proyecto para la instalación de una fábrica, necesito que se nos otorgue la exención de impuestos...
El político: Vea amigo, agradezco su interés, pero en nuestro pueblo aún no están dadas las condiciones para la radicación industrial. Si usted quiere, deje ese proyecto y le aseguro que lo estudiaremos a conciencia para ver la factibilidad o no de su realización.
Hombre 3: Pero...
El político: Vaya, vaya y confíe en mí, pronto va a tener novedades.
Duende Chiquito: Señor, ya tengo que ir al secundario, ¿Qué hay de mi salida laboral?, ¡Eh!, señor, gilún, versero, conteste, haga algo.
(En tanto el político discute y pelea a brazo partido con la escoba, se escucha música marcial mientras ingresa el milico que arroja al político de la escena)
Milico: En nombre de la salud de las instituciones republicanas, nos hemos visto en el deber de hacernos cargo del gobierno de esta ciudad, para restablecer el orden y la moral, para sanear las finanzas, para reencaminarla por la senda de paz y progreso que su pujanza vislumbraba y que hoy ha perdido.
Duende Chiquito: ¿Fábricas, trabajo, universidades, tiene?
Milico: Tenemos que ponernos a trabajar todos, en pro del bien común.
Hombre 1: Estoy sin empleo, vio.
Mujer 1: Del transporte escolar, ¿Alguna noticia?
Hombre 2: La calle se sigue inundando y necesito...
Hombre 3: ¿No vio por ahí un proyecto para construir una fábrica?
Milico: (Mientras barre con la misma escoba) Hay que recuperar la moral, ¿Dónde está?
Duende Chiquito: No se, se habrá caído... (junto al milico buscan la moral por todos lados)
Milico: La moral, ¿donde carajo está la moral?
Duende Chiquito: Moral, moral, moral (el milico se mete cosas en los bolsillos)... ¡Uy!, ¡Está afanando!
Pueblo: Mentiroso, mentiroso.
Milico: Las instituciones republicanas han sido ordenadas, ha llegado la hora de que elijan con conciencia a quienes los han de representar en las funciones de gobierno. Muchas gracias. (Sale huyendo)
Político: (Que vuelve arrastrándose) Ciudadanos, ciudadanos, si me eligen les prometo... les prometo... ¡Un futuro venturoso!... les aseguro... les aseguro...
Hombre 1:Cumpla, viejo, cumpla y no hable.
(Lo vuelven a votar, el político se hace nuevamente de la escoba)
Duende Chiquito: ¿Y el trabajo, las universidades, las fábricas, las salidas laborales, la ciudad pujante... a dónde están?
Político: Entre todos...
Hombre1 : Entre todos, ¡Minga!, ¿qué todos, no ve que la gente se ha empezado a ir de la ciudad?
Político: Es normal.
Mujer 1: ¿Normal que cada vez seamos menos?
Político: No puedo responder por la gente que se va.
Mujer 1: ¿Y por la que se queda?
Político: Los que quedamos debemos intentar...
Duende Chiquito: ¿Es que a nadie le importa, es que no se han dado cuenta? Hagan algo, che, hagan algo que nos morimos de soledad... ¡Hagan algo!

DUENDE III

Duende: Hemos visto pasar las generaciones. Hemos creído y descreído. Por estas calles cuadriculadas, por estos ángulos prolijos de gris, silencios, olor a campo, hemos visto caminar a la gente que portaba sueños, golpeando puertas para que se abrieran a la ilusión. Y los vimos irse, con la cabeza gacha y la valijas llena de cansancio, a otros pueblos, a repetir la historia. Y nosotros, duendes imposibilitados de nuestra suerte, hemos escurrido lágrimas por cada fracaso. Y los locos, los bohemios, los distintos, lo que puede ponerle colores a la medianía, se han hecho duendes como nosotros, se han hecho recuerdos como tantos. Aplastados de rutina, de mediocridad; secos y gastados. Si los sueños de todos los que alguna vez soñaron son el alma de esta ciudad: ¿Por qué el silencio?, ¿Por qué la tradición ridícula de repetir el rito de la nada? ¿Por qué? ¿Por qué?

LA FAMILIA

Hija: Mamá, decime, cuando termine de estudiar acá, ¿Me podrán pagar la universidad?
Madre: Si, hija, por supuesto, ¿Qué te vas a quedar haciendo en este pueblo de miércoles?
Hija: Bueno, sí, podría estudiar de maestra... pero no me gusta. Lo que sí, una vez que me reciba, quiero volver.
Madre: Como te guste, como te guste... pero pensá que el mejor futuro no está acá; tendría que irte al sur, quedarte en la Capital, que se yo... está bien que acá con un título es otra cosa, pero es tan aburrido este pueblo, está tan muerto...
Hija: ¿Y por qué?
Madre: ¿Por qué que?
Hija: ¿Por qué es aburrido, muerto, porque casi nadie se queda acá, porque hay que irse siempre a otro lugar?
Madre: No se, estos pueblos son así, chatos, sin nada. Uno se queda porque acá están los conocidos, los parientes; pero ustedes, los jóvenes, tienen que buscar otros horizontes, me parece.
Hija: Y ustedes, ¿Por qué se quedaron?
Madre: ¿Y qué otra cosa íbamos a hacer?
(Entra el Padre)
Hija: Ah, papá, te estaba esperando...
Padre: ¿Qué pasa?
Hija: Te quería pedir permiso para empezar a hacer teatro, unos amigos me invitaron a ir...
Padre: ¿Teatro? ¡pero dejate de joder!
Hija: ¿Por qué, papá?
Padre: Los que van ahí no son buena gente, nena, son vagos... vagos que en vez de trabajar se ponen a hacer pavadas...
Hija: Pero, papá...
Padre: Nada, nada, no me vengas con eso...¿estudiaste para mañana?
Hija: Si.
Padre: Eso está bien, ¿Ves?, terminar el secundario para irte cuanto antes a asegurarte el futuro.
Madre: Justamente de eso estábamos hablando... ella me preguntaba por qué esta ciudad es así... yo le explicaba que lo mejor es irse, buscar otros horizontes, ¿no? ¿Cómo te fue?
Padre: Bien, lo de siempre... ¿A qué no sabés?
Madre: ¿Qué?
Padre: El culón de Martínez, se consiguió un curro bárbaro. Un pariente de Bahía Blanca le consiguió para organizar una rifa. El hace de organizador, y por eso no más va a sacar cualquier cantidad de guita, sin hacer nada casi. Así que entre el curro y lo que saque en la oficina va a vivir como un rey, ¡Qué lo parió! A mí nunca me pasan cosas así... ¿Qué hay de comer?
Madre: Un guisito de lentejas... ah, llegó la cuenta de la luz.
Padre: No me amargués, dámela después de cenar... ¿Qué hay en la tele?
Madre: La mayoría pasan películas, está Susana en el 5 y Neustadt en el 4, ¿No sabés qué número salió en la quiniela?
Padre: El 13... mañana tengo que hacer unos papeles, para Suárez, así que hacerme acordar de que los lleve... tomá, te traje el diario.
Madre: ¿Algo interesante?
Padre: No, si este pasquín cada vez trae menos, bah, es que en este pueblo nunca pasa nada.
Madre: Nos invitaron a ir a jugar al chin chón a lo de Oscar, el sábado.
Padre: Depende de lo que den en la tele.
Madre: Eso mismo les dije.
Hija: ¿Qué hacían ustedes cuando eran jóvenes?
Madre: ¿Cómo?
Hija: Cuando tenían mi edad, ¿con qué soñaban?
Padre: Ni me acuerdo... pero, ¿por qué lo preguntás?
Hija: Por saber nomás. Es que los oía decirse las mismas cosas que se dicen siempre y me asusté de pensar que a mí me pase lo mismo.
Padre: ¿Qué querés, que hablemos de filosofía?
Hija: No, no es eso. Es otra cosa. Vos me dijiste que no fuera a teatro porque ahí se pavea, me dicen que me vaya porque aquí no hay futuro... pero ¿ustedes hicieron algo para que esto no fuera así, al pueblo o a ustedes nunca les pasa nada? (Se va)
Padre: Pero qué mocosa insolente, che. Yo nunca le hable así a mi padre, ya la voy a agarrar a ésta.
Madre: Dejala Jaime, es la edad. Los chicos son todos idealistas, después se les pasa. Vení a comer así no se enfría el guiso.
Padre: Pero qué barbaridad con esta juventud de hoy, no tienen límites carajo.
Duende Chiquito: Busco la moral... ¿Alguien la vio?

DECIR CIUDAD II

Trovador: Tal vez decirle a los que escriben
Que afinen la curva de sus letras
Y rompan tu geométrica armonía,
Cuadriculada, casi perfecta.
Con mayúscula construyan el futuro,
Punto para la tristeza
y subrayen jóvenes metáforas,
para darles lugar
Para que crezcan.

Tal vez que llamando a los actores,
A los filósofos, a los poetas;
pero también al que trabaja,
Al que nunca lo convierten en leyenda,
Al que no tiene colores por fortuna,
Al que no le da el tiempo para letras,
Al que te hace despacito,
Humana sensación que no tiene
Más geometría que una vida
Que lado sobre lado
Cuadrada y remanida, se va lenta.

LAS VECINAS

Coca: ¿Se enteró, doña Isabel?
Isabel: ¿De qué, Coca, de qué?
Coca: ¿Se acuerda de la Dorita, la hija del carnicero Gómez?
Isabel: Si, la rubiecita pizpireta que usaba unas polleritas cortitas y que andaba sin corpiños.
Coca: La misma, doña Isabel.
Isabel: La que anduvo con Raulito, el hijo del mecánico, que lo engañaba; y después supo salir con Francisco, un pibe buenísimo que está estudiando para contador en La Plata, ¿Se acuerda?, ¿Qué andaban a los besos por todos lados y se toqueteaban, y ella con esas polleritas tan provocativas... y que después se pelearon, cuando Francisco se arregló con la Mariana, la sobrina de mi comadre Ethel, y ella que anduvo con no sé cuántos, hasta que se fue a Mar del Plata?
Coca: Esa misma, esa misma.
Isabel: Esa chica iba por mal camino, se lo digo yo. Muy descocada, medio vaguita... a mí me contaron que hasta se había hecho un aborto... pero, cuénteme, ¿Qué le pasó al la Dorita?
Coca: Parece que en Mar del plata puso una peluquería y allí conoció un artista de la televisión, ¿vio?
Isabel: Y... tan provocativa.
Coca: Bueno, se casó con el y se fueron a Norteamérica y allá están trabajando rebién.
Isabel: Ah... y... pasta tenía, en el fondo a mí me parecía que era una buena chica... (las dos barren)
Coca: ¿Se enteró del Cacho?
Isabel: ¿Qué Cacho?
Coca: El sobrino de don Marcos, el dueño del almacén de la mitad de cuadra. Ese chico que anda siempre de pelo largo.
Isabel: Sí, sí, ahora lo ubico, uno melenudo que anda todo mugriento, que sale con la piba de Jiménez, la del medio.
Coca: Ese, ese.
Isabel: ¿Y qué hizo el Cacho?
Coca: Parece que anda en la droga.
Isabel: No me diga, Coca.
Coca: Si, doña Isabel. Me dijo la Rosita que todos los días llega en pedo a la casa y parece que no es del alcohol solamente. Para ella este chico fuma, ¿Vio?
Isabel: Si, si lo he visto siempre con el pucho en la boca.
Coca: No, no. Que fuma esa cosa que produce alucinancias.
Isabel: ¡La cocaína!
Coca: Eso, eso para pegar, cocaína que viene en la plasticola, eso me dijo la Rosita, ¿vio? Yo no sé, yo no lo he visto, pero algo debe haber.
Isabel: Qué descarriada está la juventud de hoy, Coca.
Coca: Pero es una barbaridad, doña Isabel, no tienen respeto por nada. Las chicas que andan mostrando todo; los chicos borrachos, trasnochadores. Es un desastre... nosotras tuvimos otros ejemplos, doña Isabel.
Isabel: Pero claro, Coca. Nosotras creemos en Dios, nos enseñaron a ir a misa todos los domingos, respetamos la familia. ¿Vio cómo se separan los jóvenes? Como si se cambiarán de calzón, y perdóneme la grosería.
Coca: Pero tiene razón, doña. Yo no sé qué piensan los padres de hoy en día. No sé qué les hablarán a los hijos, vea. A nosotras se nos crió para tener hijos y criarlos bien. Enseñarles un camino. Nosotras somos señoras de su casa.
Isabel: Claro, mire si nosotras íbamos a andar con esas polleritas, con esos aires de vampiresas.
Coca: Yo no sé adónde va a ir a parar el mundo. Y menos mal que una acá se entera de todo. Que sabe quién es quién y con quien juntarse...
Isabel: Menos mal que nosotras le hemos dado lo mejor a nuestros hijos.
Coca: A Dios gracias... (pausa, barren)
Isabel: Hablando de hijos, Coca... ¿Le escribió el suyo?
Coca: ¿Sabe que no? Hace como tres meses que ni me escribe ni me habla por teléfono.
Isabel: Mi hija, tampoco...
Coca: Bueno, tiene sus ocupaciones, para qué van a estar perdiendo el tiempo con viejas como nosotras, ¿No le parece?
Isabel: Tiene razón, Coca, tiene razón. (pausa)
Coca: ¡Uy!, la dejo, son la dos y media y está por empezar la novela.
Isabel: Pero claro, Coca, casi se nos pasa... bueno, la veo luego, ¿eh?
Coca: Como no, doña Isabel, en un rato nos encontramos.
Duende Chiquito: ¡Alguien me está engañando! Esta ciudad se achica, es chica, no queda nadie. ¡El último que apague la luz!

DUENDE IV

Duende: Debe haber más gente en el cementerio que andando por estas calles. ¿ Y por qué la gente anda con esa tristeza? ¿Por qué midiendo el vecino, cuidándose del qué dirán? Historias de pueblo chico. De pueblo gris. Esos cuentos de enamorados en las plazas. De rabonas al colegio, de boliches para matar el aburrimiento, esas historias que nos duelen. Las mismas que nos repetimos los duendes cada noche, sobrevolando los bajos techos, vigilando el sueño tempranero de la rutina. Esa del: ¿Te acordás de cuando hicieron el puente?, ¿Y el campeonato del 31? Y, en esa esquina estaba el negocio de fulano. Y allá había un potrerito y acá un baldío. Y la plaza del ahorcado, el parque, el pozo de los suspiros. Historias que son recuerdos porque no hay historias del futuro. El futuro es una esperanza y acá no hay demasiadas esperanzas. Son historias de irse, de irse siempre. Historias de valijas, de trenes, de colectivos... nostalgias...

LA BALADA DEL PROFESIONAL

Duende chiquito: Aquí está, aquí llegó
El profesional

Médicos, contadores, cirujanos y dentistas
Abogados, ingenieros, veterinarios y oculistas,
Son la casta más amada, respetada y progresista,
En esta ciudad cholula, son primeros en las listas.

Los hay de todas las clases, algunos inteligentes,
pero todos respetados, ellos son más que la gente.
Los bestias y los negados, el nulo y el animal
Con el título en la mano se han comprado el pedestal.

¿Cómo le va contador?
¿Está cómodo ingeniero?
¡Vaya tranquilo escribano!
¡Forme la cola, señor
que el doctor está primero!
¡Qué lindo que habla el doctor!
Y el auto que se compró
Lo pagó con mi dinero.

Para tener un lugar en mi pueblo es urgente
Traer la chapa brillante para conquistar la gente.
Hay que ser profesional y aparecer muy soberbio,
Muy docto y coloquial y ganar mucho dinero.

Las cabezas más abajo y los autos más sencillos,
El monedero más flaco, los dientes con menos brillo,
Diferencias muy notables que usted con sólo mirar
Encuentra entre el ser humano y el señor profesional.
Mujer 1: ¡El nene se recibió de doctor!
Todos: ¡Viva el doctor! (Ingresa el profesional, todos se ponen en actitud de adoración)
Profesional: Queridos amigos, desde hoy tengo la chapa en la puerta, he cumplido con la ambición de mis ancestros. Después de muchos años de quemarme las pestañas... soy... ¡Un profesional!
Todos: Es un profesional.
Mujer 2: Ay, Tito, ¿ te acordás que yo te tenía en los brazos cuando eras chico?
Profesional: Doctor Roberto, señora, y no, no logro acordarme.
Mujer 2: Qué divino que era el Tito, digo... el doctor Roberto...
Todos: Es un profesional.
Mujer 1: Hijo querido, no creo que en la ciudad haiga otro más inteligente que vos.
Profesional: Madre: no sea ignorante, se dice: haya.
Mujer 1: Este Tito, es tan culto.
Todos: Es un profesional.
Profesional: He analizado muy seriamente la situación de esta ciudad, de la que guardo gratos recuerdos de mi infancia y considero que para mejorarla y revertir esta situación se necesita del esfuerzo conjunto de la gente pensante, de aquellos que -como yo- formados en la universidad, pueden aportarle el capital de su saber para devolver la pujanza a nuestro pueblo.
Todos: Es un profesional.
Duende Chiquito: Che, flaco,¿No estarás muy agrandado vos?
Hombre 1: Doctor, tengo un dolorcito acá.
Profesional: Vea a mi secretaria, abone la consulta y tómese una aspirina.
Hombre 1:Mil gracias, doctor.
Todos: Es un profesional.
Mujer 3.: Doctor, quiero hacerme un aborto...
Profesional: Shh, m’hijita, despacio, hable despacio. Veame en el consultorio mañana a las once de la noche. Ah... y lleve plata... bastante.
Todos: Es un profesional.
Hombre 2: En virtud de su saber e inteligencia, doctor, mi partido ha resuelto ofrecerle el cargo de primer candidato a concejal para las próximas elecciones.
Profesional: Honor que agradezco y al que responderé con todo mi empeño y mi hombría de bien.
Todos: Es un profesional.
Mujer 4: Doctor, ¿nos honraría con su presencia en el concierto de música alambicada del siglo XVI?
Profesional: Sabe, m’hija, que yo nunca falto a un hecho cultural... ¿La entrada, por favor?
Todos: Es un profesional.
Mujer 5: Doctor, ¿No tendrá para prestarme algo de Mario Benedetti?
Profesional: Benedetti... ¿Benedetti? No, sobre ese pintor no tengo nada.
Todos: Es un profesional.
Duende Chiquito: Che, viejo, a vos nunca te contaron de los médicos de pueblo, lo que hacían por la gente. ¿De los abogados defensores de pobres? ¿Qué te tragaste? ¿A quién le ganaste?
Profesional: Sólo se que soy un profesional.
Duende Chiquito: Bajate del pedestal, empezá poniendo el hombro.
Profesional: Sólo se que soy un profesional.
Hombre 3: Algo por nuestros hijos, para que no se vayan, ¿No puede hacer?
Profesional: Sólo se que soy un profesional.
(Oscurecimiento mientras el Duende Chiquito repite el estribillo de La balada del profesional)

DUENDE V

Duende: En algún lugar de la historia, habrá una mención para este pueblo. Dirán que fue fundado, no sabrán por quien, y listo. Quizás ya no tenga más gente que ande ensombrecida por sus calles. Pero aquí estaremos nosotros, los duendes, mezcla de verdad y de recuerdo, para salvarlo de la nada. Estaremos mirando las citas a escondidas. Perdidos en la multitud de algún domingo de Rural, contando chistes viejos en una rueda de mate... en tanto, la sangría seguirá. Lejos de los negocios fundidos, de los proyectos fracasados, de las discusiones estériles. Quedaremos solos. ¿Quién no sabe que en cada lugar del país hay alguien nacido en este pueblo? Sólo los duendes nos permitimos aún la sonrisa de crear... y de vivir.

ROLO Y GORRION

Gorrión: Rolo... ¿Cómo andás, macho?
Rolo: ¿Qué haces, Gorrión?
Gorrión: Aquí ando, vengo de laburar.
Rolo: ¿Seguís en la cerealera?
Gorrión: No, loco, adónde vivís vos... La cerealera cagó fuego hace como dos meses.
Rolo: ¡No jodás!, y vos, entonces, ¿Donde trabajás?
Gorrión: En ningún lado Rolo, ando changando nomás. Un laburito acá, otro por allá, mi mujer está en una casa... de sirvienta, ¿Viste?; y bueno, con el Ñato, mi hijo, el mayorcito, que anda vendiendo diarios, más o menos la aguantamos, ¿Y vos?
Rolo: ¿Yo?, estoy haciendo unos trabajos de albañil, con don González.
Gorrión: ¿González?
Rolo: Si, che, al que le dicen huevo roto.
Gorrión: ¿Huevo roto? ¿Por..?
Rolo: Porque se le fue la Clara, la mujer, che. El que antes trabajaba con el ingeniero Ardinaga.
Gorrión: No, no lo ubico, pero ¿te va bien?
Rolo: Tirando, apenas tirando.
Gorrión: ¿Y? ¿No te casás?
Rolo: Las que te dije de un alambrado, únicamente. No, hermano, me cagué peleando con la Sonia.
Gorrión: ¡Uy!, disculpá Rolo, no sabía, ¿andás sólo, che?
Rolo: Como comunista en Norteamérica.
Gorrión: Ta que lo tiró, che... ¿Cuándo pasás por las casas a tomarte unos mates?
Rolo: Cualquier día de estos me caigo por ahí, antes de rajarle me voy a ir a tomar unos verdes.
Gorrión: ¿Qué, te vas?
Rolo: Si, Gorrión, me las pico. En este pueblo de mierda no se banca más. Y como no tengo ataduras de familia... me voy, con el pelado Galíndez. Apareció un laburo de camionero en San Martín de los Andes, y hay buena guita, así que qué me voy a quedar haciendo...
Gorrión: Hacés bien, si a mi me apareciera algo, levanto a la familia y me las tomo también. Si te enteras de algo, avisame ¿eh?
Rolo: Más vale hermano, hacemos una cosa: yo tengo que pasar por lo del doctor Russo, el abogado, ¿Sabés cómo le dicen?
Gorrión: Ni idea.
Rolo: Caracú de plástico, porque no lo tragan ni los perros... bueno, tengo que pasar por el estudio del tordo éste, a buscar unos papeles y ahí me voy a enterar de la dirección que voy a tener allá... yo te la dejo y cualquier cosa que me entere, te escribo una carta y te venís.
Gorrión: Dale... puta, si esto sigue así, en este pueblo no va a quedar ni Racco. ¡Qué desastre!
Rolo: Es la gente, hermano. La gente. Porque mirá que acá hay cosas por hacer, pero nadie quiere... todos están en la fácil. Muchos boliches y pocas fábricas, viejo. Y si los que saben no se calientan, que podemos hacer nosotros, los pobres, los ignorantes, ¿no?
Gorrión: Cierto, Rolo, nosotros apenas si vivimos de un día para el otro, ¿Qué podemos hacer? Aunque... se debe extrañar...
Rolo: Con un conocido no. Se extraña a los amigos nomás.
Gorrión: Es capaz que también a las cosas. Las casas, la plaza, el boliche, el truco, los pedos en los bailes... no, no ha de ser lo mismo.
Rolo: Capaz, hermano. Bueno, te dejo porque ando apurado, cualquier día de estos, voy. Saludos a la patrona y a los chicos.
Gorrión: Serán dados... Chau, Rolo.
Rolo: Chau, hermano, chau.

DUENDE VI

Duende: Uno, cuando chico, veía las cosas gigantes. A lo mejor era que en realidad los árboles eran gigantes y uno, un enano preguntón asaltando la imaginación a cada rato. Después, al crecer, descubrimos que éste no era un pueblo de gigantes. Que eran seres humanos como cualquiera, eran árboles y tapiales y veredas como cualquier otra. Y nos dijeron que nos cuidáramos de las malas compañías. De los negritos... porque eran bajos. Y a vuelta de hoja, a golpes casi, vinimos a darnos cuenta que la mediocridad es mala consejera. Que teníamos que juntarnos con quienes estuvieran a la altura de nuestros sueños, que los bajos de espíritu no tienen color de piel sino de alma. Y echamos a muchos porque no eran gente bien. Les negamos un lugar, les impedimos volar por el simple hecho de ser pobres. Y hoy, ni pobres ni ricos, ni blancos ni negros... sólo duendes hemos quedado para llorar los errores y contarlos. Destino de duendes: aprender que el ayer no se corrige y que hoy no tenemos presencia más que para hablar, como loros parlanchines, como resumen del fracaso, como duendes...

EL VELORIO

López: No somos nada, Rodríguez.
Rodríguez: Nada, López, nada... y pensar que ayer estuve hablando con él y parecía tan saludable... en fin: hoy estamos, mañana no.
López: Yo lo había visto la semana pasada. Vine a cobrarle una deuda que tenía-cosita de nada-... me pagó, y me acuerdo que me dijo: " más vale no tener ninguna deuda ". Como si supiera, Rodríguez, como si supiera.
Rodríguez: En fin...
López: Qué se le va a hacer... (Pausa)
Rodríguez: Hablando de velorios, López, ¿conoce el del tipo que llega al velorio y le dice a la viuda: lo siento, y la viuda le contesta: no, déjelo acostado, nomás?
López: Muy bueno. Muy bueno. Después está el del finado que usaba peluquín y no había forma que le quedara, ¿Vio? Probaron de todo, y en eso cae un mamado, de estos que nunca faltan y les dice: déjenme un ratito a solas y yo lo arreglo; algunos no querían saber nada, pero la viuda les dice,¿no?, la viuda: dejenló, ¿qué podemos perder? El asunto es que salen y cuando vuelven, ahí está el muerto, con la peluca bien firme. Entonces la viuda, toda agradecida, le dice: ¿Cómo puedo pagarle, señor?, y el mamado le contesta: por favor, ¿Qué le puedo cobrar por un clavito? (Ríen)
Rodríguez: Está bueno...
López: Por un clavito... qué hijo de puta... le había clavado la peluca al bocho (A medida que han ido hablando han subido el volumen y han terminado casi a los gritos)
Mujer 1: (saliendo) ¿Podrían hablar más despacio, por favor?
López: Sí, señora, disculpe. (Guardan silencio, pero es evidente que los dos siguen tentados hasta las lágrimas. Aparece la Llorona)
Llorona: Pobrecito, pobrecito, era tan joven y morirse así, sin avisar, pobrecito, qué pena, ay Dios mío, qué pena... (Los dos hombres, aun entre risas contenidas, la consuelan. Llorona rompe a llorar más fuerte en el hombro de uno de ellos)
López: Resignación, señora, la vida es así.
Rodríguez: Calma, que él debe estar mejor que nosotros, ahora.
López: Tranquilícese, señora, son las cosas de la vida.
Rodríguez: Hoy estamos, mañana no.
López: Qué se le va a hacer (sale Mujer 1)
Mujer 1: Ay, señora... cálmese.
Llorona: Es que era tan bueno, tan dulce, tan tranquilo, tan hermosa persona... ¿Por qué se muere siempre la gente buena y la mala sigue andando por ahí, tan campante?
Mujer 1: Es la ley de la vida, señora... cálmese, venga, pase a tomarse un cafecito, así se tranquiliza.
Llorona: Es que no sé si voy a aguantar verlo allí, muertecito.
Mujer 1: Está igualito, doña, sí parece que estuviera dormido, pase, pase, véalo, acompáñeme...
Llorona: No sé si voy a poder...
Mujer 1: Venga le digo, que le va a hacer mejor...
Llorona: Pobrecito, el Horacio...
Mujer 1: ¿Horacio?
López: ¿Qué Horacio, señora?
Llorona: No me van a decir que este no es el velorio del Horacio... (De pronto ha dejado de llorar)
Rodríguez: No, señora, este es el velorio de Juan...
Llorona: Válgame Dios, vine al velorio equivocado,¿por qué no me avisaron?
López: ¡Qué nos íbamos a imaginar!
Llorona: ¿Y dónde lo velan al Horacio?
Rodríguez: Me parece que en el velatorio de acá derecho...
Llorona: (enojada) ¡Habrase visto!, ¿Y ahora cómo hago para llorar allá? (se va rápidamente)
Mujer 1 (volviendo al velorio): Hay cada una... (López y Rodríguez siguen absolutamente tentados, entra Maroni)
Maroni: ¿Cómo les va?
López: ¿Qué dice, Maroni, cómo le va?
Maroni: Aquí vengo... qué desgracia, ¿No?
Rodríguez: Así es la vida, Maroni, hoy estamos, mañana no.
López: Qué se le va a hacer.
Maroni: ¿Y como fue, Rodríguez?
Rodríguez: De repentina, Maroni. Mire, si yo estuve charlando con el ayer, no más. Parece que le falló el corazón... usted vio que estaba muy flaco...
López: Para mí que fue de pena... si me parece que acá se lo presentía.
Maroni: ¡Qué desgracia! También... se le habían ido todos los hijos a otro lado, la mujer lo dejó... ¡Qué vida la de este hombre!
López: Jodida.
Rodríguez: La puta...
López: Qué se le va a hacer.
Maroni: ¿Qué les parece si entramos... hay mucha gente?
López: No, un fracaso, usted sabe que a esta hora...
Maroni: Si, yo vine ahora, así después me puedo ir a ver la pelea tranquilo.
Rodríguez: Cierto, Maroni, la pelea... vamos, vamos a pasar así después nos vamos juntos, que no queda tan mal...
Maroni: ¿A qué hora lo entierran?
Rodríguez: A las cinco, creo.
Maroni: Pobre Juan Pueblo, estaba tan sólo.
López: Qué se le va a hacer.
Duende Chiquito: Ultima oportunidad. Boletos a mitad de precio. Boletos para rajarse. No sea el último en irse. Largue todo, venda todo, cómprese un boleto y abandone el pueblo antes de que no vengan más los colectivos.

DUENDE VII

Duende: Ahora, imaginemos. Imaginemos que sería de nuestra ciudad si todos los que se fueron se hubiesen quedado. Si todos los que prometieron hubieran cumplido. Si todos los hombres... si todos los sueños. Allá tendríamos nuestras fabriquitas, a lo mejor chicas nomás, pero con gente trabajando. Y cerca la facultad... Si no se hubiesen demolido las salas de cine, si no se hubiese expulsado a la palabra solidaridad. Es tan lindo imaginar. Dicen los que saben que la fantasía es el refugio contra la dura realidad, pero: ¿No será la dura realidad un castigo a la imaginación, al querer tener alas? Tan sólo por los techos, en las noches de silencio y cuadriculada quietud, nosotros, los duendes, nos atrevemos a imaginar y volar. ¿Será tan difícil que la gente haga lo mismo?

EL REMATE

Hombre 1: ¿Y, don Ibáñez, le llovió o no le llovió?
Hombre 2: Poco, Quintini, poco. Me harían falta unos 10 mm más para que la cosecha me ande bien después... ¿Y a usted?
Hombre 1: Demasiado, don Ibáñez, se me han pasado 5 mm pero vamos a andar bien.
Hombre 2: Y la hacienda, Quintini, ¿Cómo le anda la hacienda?
Hombre 1: Bien, don Ibáñez, muy bien... la otra semana voy a carnear...
Mujer 1:... y tenía un vestido de crep-george, con una pollera en evasee azul, ¿no?, unos zapatos y cartera el tono y un sombrerito que le hacía juego, la verdad que estaba divina.
Mujer 2: Y esta mujer es siempre elegante, realmente. Es una cosa que le envidio.
Mujer 1: Ay... yo también.
Chico: Señoras, ¿no me comprarían unas entradas para la obra que da Artecon?
Mujer 2: ¡Ah, qué bien!... voy a preguntarle después a mi marido pero no creo, hace mucho frío en esta época... ¿Cuándo es?
Chico: El sábado.
Mujer 1: Yo justo tengo gente cenar, si no, iba; porque a mí me encanta el teatro. Cuando voy a Buenos Aires siempre voy a ver alguna obra.
Hombre 3: ¿Tiene base, Tibulzi?
Hombre 4: No, no, arranca sin base... mire, para mí no se va a pagar mucho.
Hombre 3: No, qué se va a pagar... esto vale poco, en realidad; yo, si lo puedo comprar, lo aro todo para el ganado y en la otra mitad siembro girasol... que quiere que le diga.
Hombre 4: Yo no me voy a estirar mucho. Si llego, llego, pero no me preocupa mayormente. Sobre todo vengo a mirar y a comparar precios ¿Vio?
Chico: Perdón, señores, ¿No me comprarían unas entradas para ir a ver a El Mangrullo?
Hombre 3: No pibe, con este calor no está para ir al teatro.
Hombre 4: ¿Cuándo es?
Chico: El domingo.
Hombre 4: Qué lástima, justo tengo una cena.
Rematador: Señoras, señores, buenas tardes. Tengo el honor de estar con ustedes para sacar a la venta sin base, una oportunidad única. Una posibilidad sin precedentes. Por encargo del gobierno y orden judicial mediante, ponemos a consideración de los compradores esta hermosa ciudad, de poco más de 100 años, con garantía de prolijidad. Una ciudad perfectamente trazada, muy bien diagramada, con pavimento casi completo, iluminación, plazas, canchas de fútbol, clubes, sólidos edificios. El estado general es aceptable. Señores, nadie podrá negar que se trata de una oportunidad única... vamos... vamos... estoy escuchando ofertas... ¿A ver cuánto ofrecen?
Hombre 5: ¡Diez pesos!
Rematador: No me tome el pelo, Alvarez, por favor... oferten en serio, señores, vamos, vamos... que no tenemos todo el día... a ver esas ofertas.
Mujer 2: ¡Cien pesos!
Rematador: Por ahí va queriendo, señora, pero vamos, vamos, miren qué líneas, miren el gris perfecto del pavimento... observen, observen, una biblioteca impecable, una municipalidad moderna, ¿Quién da 200?
Mujer 1:200.
Hombre 5:200 diez.
Rematador: ¿Qué pasa, Álvarez, me quiere complicar o qué? Oferte con dignidad, hombre.
Hombre 4:300.
Hombre 5:310.
Rematador: Álvarez, hago de cuenta que no lo escuché... arriba, arriba, no me tiren abajo la venta... a ver si vamos entrando en calor, ¿Quién dijo 400? (A la platea)
Hombre 3:500.
Mujer 1:600.
Rematador:700, oí 700. (A la platea) 700 aquella señora.
Mujer 2:1000.
Rematador: Ahí va queriendo el chancho comer carbón, ¿quien ofrece 1100?, allá el señor (A alguien del público)
Hombre 5: 1010.
Rematador: Termínela, Álvarez, termínela.
Hombre 4: 2000.
Rematador: Así me gusta, Tibulzi, así me gusta; 2100, señora, 2100 (A mujer 1 que asiente)
Mujer 2: 2500.
Hombre 5: 2510.
Rematador: El vivo de Álvarez, el gracioso. ¿Usted sabe lo que es?, es un roñoso, más agarrado que sorete de queso, mire. Tiene prohibido hablar, Álvarez no canse más... A ver allá el joven,2600...
Hombre 4: 3000.
Mujer 2: 3500.
Mujer 1: 4000.
Mujer 2: 4600.
Hombre 1: 5000:.
Hombre 5: 5010.
Rematador: Álvarez, mire para otro lado y no hable. Sharap.
Hombre 1: 6000.
Hombre II: ¡10.000!
Rematador: 10.000... 10.000... ¿Alguien da más?... 10.000 pesos y vendo, 10.000 pesitos convertibles y vendo, vamos, no desaprovechen, vamos, no se pierdan esta oportunidad, ¿quién da más? 10.000 y vendo... 10.000 a la una, ¿Nadie da más?... piensen en la belleza de esta ciudad... 10.000 a las dos... vamos señores, sáquense el frío. ¿Nadie da más? 10.000 a la una, 10.000 a las dos...
Duende Chiquito: ¡Yo señor!
Rematador: Si, señor, ¿cuál es su oferta?
Duende Chiquito: Yo ofrezco mucho más que 10.000 pesos...
Rematador: Me alegro, me alegro... pero ¿cuál es su oferta, señor?
Duende Chiquito: Muchísimo más que 10.000 pesos.
Rematador: Ya entendí, pero hágame la oferta, por favor.
Duende Chiquito: Yo no pago en pesos.
Rematador: Me parece muy bien... ahí va queriendo, el señor va a ofertar en bonos de la deuda externa seguramente.
Duende Chiquito: No, no son bonos.
Rematador: ¿Libras esterlinas?
Duende Chiquito: No.
Rematador: ¿Yens? ¿Francos suizos?
Duende Chiquito: No.
Rematador: ¿Oro? ¿Petrodólares? ¿Acciones de Telecom?
Duende Chiquito: No.
Rematador: Pero oferte de una vez, hijo de Dios.
Duende Chiquito: Una ilusión, señor, ofrezco una ilusión para quedarme con el pueblo.
Rematador: ¿Una qué?
Duende Chiquito: Una ilusión señor, ¿Nunca las oyó nombrar? No cotizan en bolsa pero valen mucho más que cualquier moneda.
Rematador: ¿Con una ilusión? ¿Usted pretende comprar este pueblo con una ilusión?
Duende Chiquito: ¿Qué? ¿Hay algo que valga más que una ilusión? Nómbrelo.
Rematados: Señores... ante esta eventualidad presentada... pido un cuarto intermedio para esta remate.

EL EXODO

Duende Chiquito: (A los actores que comienzan a irse) Pero no se vayan, no todo está perdido, ¿Qué les pasa? No nos dejen solos, no abandonen el pueblo, el pueblo es de ustedes...
Actriz I: Se acabó, se acabó, acá no hay más futuro, acá no hay más esperanzas. Hay que irse. (Los actores se dirigen al público) ¿Por qué no hizo nada para que hubiera una fábrica?
Actor II: ¿Qué hizo usted por los jóvenes?
Actriz II: ¿Por qué no luchó para que hubiesen más fuentes de trabajo?
Actriz III: ¿Por qué ignoró a nuestros creadores?
Actor III: ¿Por qué no buscó un lugar para nuestros ancianos?
Actriz IV: ¿Por qué no denunció a los corruptos?
Actor IV: ¿Por qué nos echan?
Actriz V: ¿Por qué dejaron morir al pueblo?
Actor V: ¿Por qué? ¿Por qué?
Duende Chiquito: Había una vez... había una vez una ciudad que nació para ser grande... había una vez una ciudad que tenía que inventar su historia. Una ciudad adonde llegaron los pioneros de a caballo, a fuerza de valentía. Adonde los inmigrantes pusieron su empeño y su locura. Había una vez una ciudad para reír... y ahora... ahora sólo tenemos un pueblo para la nostalgia... un pueblo de duendes... había una vez, pero ya no hay más.
Actor I: No te caigas Duende Chiquito, no te rindas. Todo lo que empezó término, pero siempre algo volvió a empezar... vamos... vamos todos juntos... no tengamos vergüenza... vamos a llamar a los que se fueron... vamos a pedirle que vuelvan... que patria es el lugar de nuestros sueños y nuestras broncas... donde uno fue chico y aprendió que siempre se encuentra hilo para remontar un barrilete... Patria es el lugar que uno quiere aún desde la rabia... vamos a defender nuestro paisito... vamos, Duende Chiquito, poné en marcha la última ilusión... dale, gritá que vuelvan, gritá que nos queda una esperanza más y tenemos que usarla... dale, Duende Chiquito, metele ganas... metele amor...
Duende Chiquito: Tenés razón... tenés razón... ¡Vuelvan! ¡Vuelvan los poderosos de locura! ¡Vuelvan los ricos de mañanas! ¡Vuelva los trasnochados hacedores de utopías! ¡Vengan todos los que aún saben volar! ¡Vengan de locuras nuevas, de colores y de curvas! ¡Vamos entre todos a romper la rutina, a desterrar el gris! ¡Vengan sin miedo! ¡Vengan con el corazón hacia la quimera! ¡Vengan que nos queda la última ilusión!
Actor I: Si, Duende Chiquito, usemos la última ilusión hasta la sangre, hasta la vida. Acá está, esta es nuestra última ilusión: imaginar, imaginemos sin fronteras. Imaginemos algo nuevo. Imaginemos sin trabas. Imaginemos a la luz de nuestros errores. Vamos a imaginar todos, unidos en el poder de la fantasía. Es nuestra última ilusión... imaginemos... imaginemos...
(Regresan a los actores)

LA ULTIMA ILUSION

Trovador: Tal vez si lo hacemos todos juntos,
Uno por uno y por el otro,
sumando fuerzas,
Uniendo ese pasado sin historias fabulosas
Y este presente
De tan estática cuenta,
Decididos a cambiarte a hacerte fresca,
a reverdecer el verde,
Alegrando el gris, soñándote
Abierta, sin juventud que se escape
Por hastío,
Sin temor a transgredir,
Sin miedo a la senda.

Quizás reiniciados de esperanzas,
De ilusiones alados, de quimeras
O utopías, poco importa
Si se empieza.
Quizás intentando todos juntos
Loa que bien te quieran,
Podamos hacerte de futuro,
De ser y hacer,
Bolívar,
nueva.

Actor I: Y un día los sueños serán la materia del presente. Y un día las ganas. Y un día la libertad, y un día la solidaridad. Y un día, mi pueblo será todos los pueblos, serán todas las pequeñitas ciudades oprimidas de mediocridad, que romperán las cadenas del gris y atrevidas de colores, despegarán por el mar de la utopía hacia el puerto del progreso. Un día, mañana, hoy, pasado... un día, mi pueblo será todo los pueblos.


Historias de Irse, Siempre fue estrenada en 1989, con el siguiente elenco del grupo Artecon: Marcelo Valdez, Carlos Maineri, Marcela Larra, Graciela Vanzán, Néstor Pérez Cabanillas, Beatriz Alfano, Adrián Ituarte, Kacho Iberra, Hernán Ituarte, Alicia Fernández, Juan Pablo Cardacce y Jorge Fernández.
Obtuvo Juan Moreira a Mejor Actor (Marcelo Valdez) y Revelación (Alicia Fernández) en el III Encuentro de Teatro Bolívar, en donde además fueron ternados en Dirección y Puesta en Escena, Presentación Grupal y revelación (Kacho Iberra y Jorge Fernández)
Realiza una nueva versión en 1992, con el siguiente elenco: Marcelo Valdez, Carlos Maineri, Marcela Larra, Graciela Vanzán, Luis Montoya, Betty Alba, Horacio Zárate, Patricia Galaz, Marcelo Martínez, Ana Gracia Jaureguiberry, Marcelo Barrera, Darío Recio y Julia Tasca.
Obtienen el premio a mejor vestuario en el I Festival Ciudad de Chascomós 1992, en donde son ternados en escenografía y mejor actor (Marcelo Valdez)
Ambas puestas son con dirección del autor.
La obra es analizada en la cátedra “Historia de las estructuras dramáticas”, en la facultad de Teatro de la UNC de Tandil.

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Datos personales

Nombre y apellido: Duilio Olmes Lanzoni Fecha de nacimiento: 3 de Julio de 1962 Bolívar pcia. de Buenos Aires Dirección: Alvear 325 Bolívar TE. (02314) 42-4095 // 15416051 // E-mail: duiliolanzoni@speedy.com.ar